23/11/2024

El periódico digital de Almansa

«¡Atención! ¡Odio a la vista!», por Flavia Garrigós

«En Almansa, en general, nos conocemos, porque somos eso, una comunidad y una comunidad no debe odiarse»
Flavia Garrigós Almansa

Aquel que me conozca sabe que tengo amigos/as/es aquí y allá. En ocasiones, quedo con personas que, aun siendo tan distantes en lo que a ideología política se refiere, harían mucho por mí si se lo pidiera y yo por ellas. Aquel que me conozca también sabrá que mi familia es ideológicamente diversa. Podemos llegar a intensos debates, puesto que la opinión es libre. Algunos nos parecemos; otros no tanto, pero no nos odiamos por pensar esto o aquello.

Más allá de las relaciones consanguíneas y afectivas, la ciudadanía almanseña, en su conjunto, somos como una familia; somos una comunidad. Es cierto que cada cual tiene sus ideas y que sabemos sobradamente que unos hablamos de los otros y que por la calle puedes ver a gente que no te cae precisamente bien, pero caminas unos cuantos pasos y, bueno…, ya se fue. Y, en más de una ocasión, habrá llegado la retreta y tú habrás cogido tal cogorza que habrás acabado hablando con esa persona, así tan (mamadamente) normal y, luego, ¿quién sabe?, quizá hasta os habéis acabado saludando por la calle. Tal vez sentiste una conexión descomunal por determinada persona en alguno de nuestros bares y le diste algún que otro arrumaco y, más tarde, despistado/a/e de ti, te enteraste de que tenía equis ideología política y te reíste, o ya lo sabías, pero en ese momento te dio igual, porque en otros temas era agradable y buena persona, tenía buen ver, o que nuestra parte animal hizo su juego, seamos sinceros/as/es.

Aquí en general nos conocemos, porque somos eso, una comunidad y una comunidad no debe odiarse. Puede debatir, estar disconforme, etc., pero, en definitiva, tiene que tolerarse e intentar entender las diferencias internas.

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Vengo a contar todo esto porque se acerca, cada vez más, el discurso del odio y no creo que tú estés de acuerdo con eso, por muy mal que te pueda caer otra persona y su pensamiento político. Pondré un ejemplo. Si algún miembro de alguna asociación o partido político se ve con algún miembro del gobierno local que en un momento determinado tuviese el poder y se insultasen mutuamente, podrían llegar a las manos y, bueno, eso a ti te haría sentir muy muy incómodo/a/e y avergonzado/a/e, ¿no crees?

Como contaba, llega un discurso que se dirige a ti, que, utilizando improperios contra los demás, promete mucho a los españoles de verdad, a los almanseños de verdad. No sé a ti, pero a mí me recuerda a la promesa que hizo en campaña un señor gritón, con un bigote pequeñito y muy característico, al que quizá le acabase doliendo el brazo derecho y que sale en muchos documentales porque el tema del odio se le fue de las manos.

Esas cosas que dicen vienen de arriba y los de arriba no están pensando precisamente en ti. Desde arriba, aunque no es arriba del todo, un señor, con predilección por los puros y las corridas de toros, quiere hacerte creer que eso es España. ¿A ti te gustan los puros? Perfecto. ¿A ti te gustan las corridas de toros? Bueno…, para mí no es tan perfecto, pero podemos hablarlo, ¿verdad? La cuestión es que el señor del puro me odia. No te confundas, no es a mí, porque yo no soy nadie. Se vale del mismo discurso del anterior señor del bigote, es decir, el discurso del odio y, en consecuencia, odia todo cuanto yo soy y defiendo, porque con eso se sostiene, y no tiene la intención de saber cómo se siente nadie que no piense como él. No sé si has leído sus programas, pero no dicen mucho más. Y que no te engañe la presencia de mujeres en sus filas. Yo he leído esos programas, he hablado con ellas varias veces (porque ellos escurrían el bulto), y un día incluso una mujer se puso agresiva conmigo y me insultó. Te lo cuento para que sepas que he intentado comprender y que no hablo de oídas.

Si se centran en el odio, una persona como yo, que formo parte del colectivo LGTBI+, soy mujer, feminista y antirracista y con una ideología que se acerca más al comunitarismo (que con el «com» se relacionará con la izquierda), es una persona no grata. Él viene a convencerte de que todo eso, que es mucho, no es España, no es Almansa. Entonces, ¿quién va a quedar en nuestra ciudad? ¿Cuánta población va a tener que esconderse? ¿La lesbiana volverá al armario, toda mujer a la cocina, las afroalmanseñas deportadas (¡a dónde!), las de izquierdas…? Mejor lo dejo ahí que me vienen demasiadas malas imágenes a la cabeza. ¡Espero que podamos seguir diciendo los domingos: «¿quién quiere el socarrat?»! Porque no debemos olvidar nuestros orígenes que, no sé a tu abuela, pero a una de las mías se lo hicieron callar. Rezo para no lleguemos a eso.

Si aceptas el discurso del odio en democracia, ya sea a nivel local o nacional, si aceptas los improperios, acabarás oyendo, de nuevo, a algún adolescente o a algún adulto espetar sin problemas: «Eres bollera porque no te han metido una buena polla»; y en otros contextos quizá se dirijan a ti así: «¡Tú, mujer, a callar y a planchar!»; o escuches en un bar a un señor decirle a una camarera: «Eh, negrita, si te hago una proposición…»; o mientras paseas: «Los rojos son unos vagos». Y así podríamos seguir y seguir, retrocediendo y retrocediendo.

En definitiva, yo me pregunto, ¿de verdad te parece eso agradable? Porque a mí, no. Me apetece tomar una copa, donde siempre y variando de gente sin que le hayan intentado meter en la cabeza que yo y las personas en mis mismas condiciones o con ideales similares somos un peligro para Almansa y para España. Me apetece ir hacia adelante; conocer y que me conozcan sin prejuicios; conversar y compartir para nuestra comunidad. Me apetece salir con mis amigas, tanto las que se acercan a mis ideales como las que no, porque por encima de todo, somos amigas y somos almanseñas.

Ahora, conciudadano/a/e, si te apetece dialogar sobre por qué el señor del puro y sus compañeros no está pensando realmente en ti, vayamos a nuestros bares de siempre o demos una vuelta por el parque y hablémoslo; hablemos sobre cómo nos están mintiendo y sobre qué podemos hacer para apartar el discurso del odio que se está aproximando.

ecoVitab

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3 respuestas

  1. Bonita lección de cordura, educación y saber estar y conocer cómo piensa una mayoría de almanseñ@s. Si cundiese el ejemplo todos seríamos mejor personas y desterraríamos ese tipo de odio que parece imperar en la sociedad española en estos momentos con sólamente observar detenidamente en la calle o escuchar las noticias con que nos machacan a diario los canales televisivos. Increíble, pero así es, según. mi opilnión.

  2. Como siempre amiga Flavia, acertada en tus reflexiones.
    Como decía Machado:.” Ya hay un español que quiere vivir y a vivir empieza, entre una España que muere y otra que bosteza”.
    Crear el sentimiento de odio hacia lo distinto, agrupar la tribu contra el diferente, es el caldo de cultivo y origen de los comportamientos violentos.
    Un fuerte abrazo Flavia.

  3. Muy bueno y sagaz artículo, no me importaría compartir una charla contigo, paseando, en un bar con una copa o con agua. Graciass

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