23/11/2024

El periódico digital de Almansa

«Eso es el orgullo», por Javier Navarro

Una reflexión sobre la importancia que guarda la celebración del Orgullo LGTBi en zonas rurales como Almansa
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«El Orgullo es el exceso de autoestima que hay que tener a diario para aguantar la cantidad de estupideces que se dicen sobre ti, que no te tiemblen las piernas y seguir caminando hacia adelante, intentando cambiar las cosas». Así definía el histórico activista Pedro Zerolo qué es el Orgullo LGTBI+.

Un Orgullo que este año es si cabe más importante que otros porque llega cargado de reivindicación y firmeza. La comunidad divergente sexo-genérica atravesamos un momento histórico complicado en el que muchos de los derechos y libertades que habíamos conquistado se cuestionan con beligerancia por parte de la derecha extrema, la extrema derecha y los sectores más conservadores de la sociedad. Y es que no podemos olvidar que los derechos se luchan, se conquistan, pero también hay que defenderlos. Por eso frente a quienes promueven el odio estamos nosotras: todas esas personas que formamos los infinitos colores que componen la bandera arcoíris.

Es importante saber de dónde venimos para poder trazar el camino que vamos a recorrer. El Orgullo comenzó siendo ese momento de resistencia y visibilidad de los márgenes de la sociedad. Personas que por transgredir las normas de lo socialmente aceptado y lo moralmente asumible éramos expulsadas de nuestras casas, de nuestros trabajos, de nuestros pueblos. Y cada 28 de junio (como los restantes 365 días del año) nos seguimos alzando para reivindicar la dignidad de ser, de existir sin cuestionamientos que coarten nuestra libertad e identidad.

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Y es que no podemos olvidar que, aunque el Orgullo sólo sea un mes al año, a las personas LGTBI+ un odio tan visceral e irracional como la LGTBIfobia nos persigue todos los días y en casi todos los ámbitos de la vida, incluso en aquellos en los que menos nos lo esperamos encontrar. Todavía en 11 países del mundo ser LGTBI supone la condena a muerte. En otros 57 países el castigo que enfrentamos por ser nosotras mismas es la condena a cadena perpetua o cárcel. Sin embargo, la LGTBIfobia no es sólo que nos puedan encarcelar, que nos condenen a muerte o que nos peguen una paliza en la calle por tener demasiada pluma.

La LGTBIfobia también es enfrentar una entrevista de trabajo y que se cuestione nuestra profesionalidad por nuestra orientación sexual o identidad de género. Es LGTBIfobia que en los bares tengamos que soportar a nuestro alrededor chistes de mariquitas o marimachos. O incluso que se cuestione nuestra propia existencia diciendo que somos una ficción.

Son infinitas las formas que puede adquirir la discriminación LGBTIfóbica. Las personas LGTBI+ que vivimos en pueblos y pequeñas ciudades sabemos bien de qué hablamos. En las grandes ciudades la masa poblacional facilita un anonimato que nos sirve de estrategia de protección frente a la persecución. Sin embargo, en los pueblos carecemos de espacios de seguridad y entre iguales que nos permitan evadirnos de los prejuicios y estereotipos que se perpetúan sobre nuestra realidad. Se trata de una violencia que tiene como consecuencia el conocido como sexilio: tener que abandonar nuestros hogares para encontrar en las grandes ciudades las condiciones que permitan desarrollar nuestra vida e identidad en libertad.

El sexilio es un mal que todavía sufrimos en nuestra tierra y que requiere de la decisión política suficiente para ser abordado. Esto ha sido muy bien entendido por el Gobierno de Castilla – La Mancha quien a través de su Consejería de Igualdad y apoyándose en las entidades sociales, se encuentra manos a la obra para sacar adelante lo antes posible una legislación autonómica que atienda los derechos, libertades y las particulares necesidades que experimentamos las personas LGTBI+ procedentes de la ruralidad. Nuestra ley se encuentra muy avanzada y muy pronto podremos presumir que tenemos la primera ley de España que propone soluciones concretas y reales para atajar el problema del sexilio.

Las personas LGTB+ albaceteñas no queremos resignarnos a abandonar nuestra tierra. La LGTBIfobia es una violencia que nos limita, que nos expulsa de los pueblos y pequeñas ciudades, que también son nuestro hogar. Queremos desarrollar nuestra vida aquí, queremos formar parte del presente y del futuro de nuestra provincia. No nos resignamos a tener que irnos para construir nuestro proyecto en libertad.

Y en esta causa estamos implicadas todas las personas, seamos LGTBI+ o no. La LGTBIfobia nos acompaña a todos lados porque todavía cuesta entender que las violencias no sólo son las que se ven, sino también aquellas que perpetramos con pequeños actos en el día a día: en la comida de los domingos con la familia, en el bar con los amigos o en la tienda comprando. Implicar a toda la sociedad en la construcción de una sociedad inclusiva y respetuosa con la Diversidad es el gran reto que asumimos las personas LGTBI+ en los actos con los que conmemoramos el Orgullo durante estos días.

El Orgullo es una luz de libertad en un mar de sombras de odio. Es ese momento del año en el que, a través de la alegría, de la diversión y la performatividad, reivindicamos que las personas LGBTI+ hemos sufrido siglos de discriminación, ocultamiento y persecución, pero que no estamos dispuestas a tolerarlo más. Alzamos nuestra voz y decimos con claridad que no vamos a consentir un solo retroceso en todos los avances y libertades que con tanto esfuerzo hemos conquistando, siendo la única posibilidad seguir caminando hacia adelante construyendo una sociedad abierta, inclusiva y respetuosa con las diversidades. Con todas las diversidades. Eso es el Orgullo.

Fdo: Javier Naverro Secretario LGTBI de Juventudes Socialistas de la Provincia de Albacete.

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