25/11/2024

El periódico digital de Almansa

Adiós a un mito del Escultor: Gregorio se jubila

Una charla tras más de treinta años delante de la pizarra: «La fama de estricto es un piropo»
GREGORIO GARCÍA HERRERO1

Llega tranquilo a pesar de ser consciente de que se ha retrasado unos minutos. Se sienta en la mesa del bar donde nos habíamos citado. Por allí pasan varias generaciones distintas. Gente empujando carritos de bebé, gente que acaba de terminar su grado universitario y gente que realizó hace unas semanas las pruebas de Selectividad. Intenta acertar sus nombres (con apellidos) cuando se paran a saludar.

Gregorio García Herrero nació en los años cincuenta, en un pequeño pueblo cerca de la ribera del Segura. Estuvo interno en un colegio católico y confiesa que se le pasó por la cabeza la opción de iniciar la carrera sacerdotal, mas tal vocación se esfumó completamente cuando comenzó a descubrir las ideas anarquistas que llenaron de inocencia e ilusión los albores de su juventud.

Comenzó la carrera de Biología, pero acabó siendo Catedrático de Geografía e Historia. Docente durante más de 30 años en el IES Escultor José Luis Sánchez y siempre sincero, confiesa que decidió impartir clase en el instituto y no en la universidad porque «allí a los alumnos aún no les ha dado tiempo a convertirse en malas personas».

ecoVitab
¿Qué diferencia encuentras entre el Gregorio que impartió su primera clase y que se enfrentó a su última lección de Historia en el Escultor?

Físicamente encuentro muchísima [ríe]. Tenía veintitantos años y ya he cumplido los sesenta y cuatro [tararea la canción de los Beatles, When I’m Sixty Four]. En el plano emocional también he cambiado mucho. Entonces me encontraba más distanciado de los alumnos, entendía que debía existir una barrera entre ellos y yo. Con el paso del tiempo, he conectado cada vez más con ellos, lo que por supuesto lleva implícita la parte mala: echarlos de menos después.

En cuanto a la otra parte, ¿qué cambios percibes entre el alumnado al que te enfrentabas en los inicios y el que hoy habita las aulas? 

La diferencia es abismal. Las formas de ser y de interrelacionarse han evolucionado mucho en los últimos treinta años. Creo que ahora los alumnos, los jóvenes, tienen más en cuenta a los demás: son más solidarios, más abiertos.

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Pero, respecto al punto de vista académico, se está produciendo un desastre tan grande que vamos a tardar unos cuantos años en darnos cuenta: las últimas promociones que he tenido no se parecen en ese aspecto en nada a las primeras. Tengo la sensación de que la Edad Contemporánea ha terminado, los adolescentes de hoy y sus pantallitas parecen no pertenecer a la misma especie que los chavales de los noventa. Estamos ante un proceso de caída libre del conocimiento.

¿Un momento, alumno o alumna que haya marcado tu carrera como docente?

Muchísimos. Han sido tantos años que no solo no soy capaz de elegir a uno, sino que me sería tremendamente complicado escoger a diez.

¿Crees que es justa la fama de profesor extremadamente estricto que tienes entre el alumnado almanseño?

Pues debe de serlo. Yo soy así y siempre lo he entendido como un piropo. Me ha parecido que mi obligación era exprimir a cada persona que pasaba por mi aula hasta sacar cosas que ni siquiera tal alumno que tenía dentro. Esto se está intentando evitar actualmente en el sistema educativo español, lo cual me parece un tremendo error.

¿Qué es lo que más vas a extrañar de tu rutina en el instituto?

El trato con los alumnos y alumnas, indudablemente.

¿Por qué te gustaría que se te recordara?

No sé, me gustaría que se me recordase y ya está. El porqué me da igual, desde luego por guapo no [vuelve a reír] y por cariñoso en el trato, supongo que tampoco.

Y, en cuanto al futuro, ¿qué te propones cuando miras hacia delante?

Sobrevivir. Tengo sesenta y cuatro años, me echan oficialmente a la tercera edad.

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En cuanto a proyectos, quiero conseguir de alguna manera seguir transmitiendo conocimientos o actitudes a gente que tenga interés en ello. El cómo aún no me lo he planteado, pero pienso poner a disposición de mis colegas todos los materiales que he elaborado a lo largo de estas décadas.

Para concluir, hablemos del campo educativo en España, ¿qué futuro vislumbras para él?

Ahora mismo, desastroso. El auge del pedagogismo que pretende transmitir conocimientos sin exigir un mínimo de interés, esfuerzo o constancia es fatal. Si esta corriente se sigue imponiendo con medidas tales como no tener en cuenta los suspensos para otorgar el graduado en Secundaria o prescindir de un criterio serio para establecer qué alumnos están preparados para los estudios universitarios, más pronto que tarde acabarán abriéndose paso ideas absolutamente reaccionarias, contrarias a la educación democrática por la que muchos hemos trabajado durante décadas.

GREGORIO GARCÍA HERRERO

Al final, este tipo de medidas están hechas con las mejores intenciones, pero tendrán el efecto de los amores que matan: acabarán siendo contraproducentes, arrastrándonos de vuelta al autoritarismo y al despotismo.

Se detiene y añade sonriente: «Como verás, muy optimista».

Al acabar la entrevista mira curioso el nuevo tatuaje de mi compañera de mesa: se trata de la frase «da igual», impresa para siempre en su hombro izquierdo. Esboza una sonrisa como hace siempre que va a soltar una de las suyas y recita de memoria la letra de Cambalache, de Santos Discépolo.

Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor:

ignorante, sabio, chorro, generoso, estafador.

Todo es igual, nada es mejor:

lo mismo un burro que un gran profesor.

«No, no, todo no da igual», añade.

De una manera colectiva y a la vez egoístamente personal, quiero desde aquí darle las gracias sin deshacerme en elogios que le avergüencen: por rebatir hasta la saciedad hasta al más incansable conversador, por saber ser al mismo tiempo políticamente incorrecto y un profesor excepcional que quedará en más memorias de las que él pudiera enumerar.

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2 respuestas

  1. Hola buenos días cómo madre de antiguos alumnos y sorprendida ante la vocación sacerdotal de este profesor. Sólo me queda desearle suerte en esta nueva etapa y desearle que la Macarena lo ampare.

  2. Gregorio, fue, es y será una de esas personas que te marcan en su paso por tu vida, más cuando es en tu etapa de docencia. Es de esas personas que empiezas odiando y acabas amando con locura, por mucho que te “exprima” como bien dice.
    Eternamente agradecido, hoy, un Ingeniero que en su defensa de TFM recibió la enhorabuena y mención por la “redacción impoluta” del proyecto y lo primero que se acordó fue de Gregorio y de gente como él que lo exprimieron en aquellas asignaturas de letras que tanto odiaba, gran parte de ese mérito es de docentes como él.
    Al igual que de llegar a ser Ingeniero, hoy también me siento orgulloso de primeramente haber sido alumno de Gregorio.
    Gracias maestro.

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