Este pasado 23 de noviembre de 2022 se cumplieron 800 años del nacimiento de Alfonso X, monarca muy vinculado a Almansa desde su origen como población. Fue él quien la conquistó de manos musulmanas y posteriormente estableció las bases para su desarrollo. Es por tanto de justicia recordar su figura. (Imagen principal: Estatua de Alfonso X. Escaleras de la Biblioteca Nacional, Madrid)
La batalla de las Navas de Tolosa en 1212 significó el fin de la dominación almohade en la península y la destrucción de su ejército. Gran parte de los territorios islámicos quedó así sin protección, lo que animó a los reinos cristianos a lanzarse sobre ellos y capturar la mayor porción posible. Sus avances de los años siguientes fueron enormes. Castilla conquistó Alcaraz en 1213, Cáceres (1229), Badajoz (1230), Córdoba (1236), Chinchilla y Murcia (1240), Jaén (1246) y Sevilla (1248). Aragón hizo lo propio con Mallorca (1229), Valencia (1238) y Alicante (1248).
La carrera por apropiarse del mayor territorio posible motivó las lógicas fricciones, en especial cuando los aragoneses se hicieron con Sax y Villena en 1239/40. Como respuesta Castilla conquistó Xàtiva en 1242. El aumento de la tensión a punto estuvo de provocar la guerra entre ambos reinos. Con objeto de rebajar los ánimos y promover la paz, el rey aragonés Jaime I «el conquistador» citó en 1244 al joven infante don Alfonso, hijo primogénito del entonces rey castellano Fernando III «el santo». La reunión tendría lugar a finales de marzo en Almizra (actual localidad alicantina de Camp de Mirra).
Don Alfonso se hallaba por entonces en Murcia, y aprovechó el viaje para asegurar sus posesiones en la zona. Acompañado de un pequeño ejército pasó por Hellín, Alcaraz, Chinchilla, Montealegre, Yecla y Caudete, hasta encontrarse en Almizra con su futuro suegro Jaime I. Allí, el 26 de marzo de 1244 ambos firmaron el tratado de dicho nombre, que establecía la línea divisoria entre Aragón y Castilla, y marcaba los límites del reino de Valencia.
Durante este viaje de marzo de 1244 se produciría la incorporación de Almansa a la corona de Castilla, como asegura el historiador yeclano Aniceto López. Al pasar por cualquiera de las cercanas Montealegre, Yecla o Caudete, don Alfonso envió un pequeño contingente de tropas a tomar nuestra ciudad, cuyos escasos pobladores se rendirían sin apenas resistencia.
En 1252 don Alfonso se convirtió en rey de Castilla e inició la castellanización y cristianización de las zonas recientemente conquistadas (entre ellas Almansa). Sus objetivos eran promover la repoblación de estos territorios para defenderlos ante posibles ataques musulmanes (incluso aragoneses), trabajar los campos y huertas, y desarrollar la economía y producción locales con el fin de alimentar a sus pobladores y proveerles de medios de vida. Con esta idea, el rey Sabio fue concediendo fueros, privilegios, franquezas y tierras a las distintas localidades.
Para el caso concreto de Almansa, el 15 de abril de 1262 Alfonso X le concedió el fuero de Requena, corpus legislativo y norma fundamental para la convivencia y ordenación social. Asimismo, repartió casas y tierras libres del pago de impuestos, aunque con obligación de mantenerlas al menos diez años, a aquellos que viniesen aquí a vivir. Estableció la franqueza de ganado, alimentos o cualquier cosa que comprasen o vendiesen en Almansa para su propio uso o consumo, y permitió a los cristianos comprar las propiedades de los musulmanes, siempre que voluntariamente quisieran venderlas.
Sin embargo, eran comunes los abusos hacia los mudéjares (musulmanes que vivían en territorio cristiano). Tanto, que durante el verano de 1264 se levantaron en armas por Andalucía y toda Murcia, hartos de las injusticias. En nuestra zona asaltaron Caudete y Villena, aunque Almansa consiguió resistir bajo el mando de don Gregorio, hombre de confianza de Alfonso X. La revuelta duraría dos años, y para animar a los almanseños de entonces a resistir, el 9 de octubre de 1264 Alfonso X les concedió un nuevo fuero, el de Cuenca, más las tierras del Hondo y la dehesa de Burjaharón (actual Torre Grande), que don Gregorio les repartiría en pequeñas porciones. Esto no fue todo. Cuatro días después, el 13 de octubre, les cedía las actuales Alpera, Bonete y Carcelén con todos sus términos, que habían sido conquistadas por los mudéjares locales. De esta manera los almanseños tendrían interés en pacificar dichas localidades y expulsar de ellas a los musulmanes.
Estos regalos muestran la preocupación del rey por evitar que Almansa cayese en manos musulmanas, lo que les abriría el camino hacia Albacete y Chinchilla. Finalmente, la rebelión mudéjar acabó en septiembre de 1266, y la normalidad volvió a instaurarse en Almansa.
El fin de la relación entre nuestra ciudad y el rey Sabio llegó en 1276, al cederla a su hermano el infante don Manuel. Este confirmó a Almansa todos los fueros y franquezas otorgados por don Alfonso, y la incorporó a su señorío de Villena. Ocho años después fallecía Alfonso X el Sabio, el 4 de abril de 1284.
Para saber más:
- LÓPEZ SERRANO, A. (2011). «La villa medieval de Almansa: De tierra de señores a posesión del rey». Colección Jornadas de Estudios Locales n.º IX, pp. 267-435. Asociación Torre Grande, Almansa.
- PEREDA HERNÁNDEZ, M. J. (1999). «Moros, mudéjares, moriscos y cristianos en Almansa». Colección Jornadas de Estudios Locales n.º II, pp. 41-98. Asociación Torre Grande, Almansa.
- PRETEL MARÍN, A. (1981). Almansa Medieval. Una villa del señorío de Villena en los siglos XIII, XIV y XV. Ayuntamiento de Almansa.