Los y las estudiantes del IES Herminio Almendros de Almansa «viajarán» a Chernóbil para comprender las consecuencias del desastre nuclear 36 años después. Lo harán a través de la mirada del artista albaceteño Raúl Moreno, creador de la exposición fotográfica Monólogo sobre Chernobyl, que desde el 31 de marzo hasta el 30 de abril, colgará de las paredes del Centro Cultural La Asunción de la Diputación de Albacete. Se trata de la primera muestra del programa «Miradas, Primavera Fotográfica 2022», impulsado por la institución que preside Santi Cabañero.
Monólogo sobre Chernobyl aterriza en Albacete en un momento convulso, a la par que pertinente. El día 9 de marzo, la central nuclear situada al norte de Ucrania pasó a estar en manos de los soldados rusos, disparando de nuevo las alarmas ante un posible incidente nuclear. Las últimas informaciones sostienen que los militares de Putin han abandonado por fin las instalaciones de Chernóbil, pero el fantasma del pasado aún se cierne sobre ese territorio, devastado por un accidente que conmovió al mundo.
«De alguna manera, todos los habitantes están tocados por la radiación. Viven con la memoria constante del accidente y sus consecuencias. Quien no ha perdido a un hijo, a un padre o a una hermana, sufre por un primo, un vecino o un amigo. Muchas mujeres siguen temiendo ser madres, temen que sus hijos sean criados en un lugar contaminado y condenado de por vida. Así es la vida en una de las zonas más contaminadas del planeta», explica Moreno, fotógrafo independiente que acostumbra a «penetrar en mundos que la mayoría de nosotros desconocemos o preferimos ignorar».
El tiempo se detuvo a las 1:24 de la mañana del 26 de abril de 1986, a causa de un fallo mientras se realizaba una prueba de seguridad. Al menos esa es la versión oficial, pero según algunos, la auténtica verdad no está del todo clara. «Lo que si es cierto es que este hecho cambió el modo en el que la sociedad mira la energía nuclear. Es justo pensar en todo lo que nos puede ofrecer, pero también, en todo lo que nos puede quitar», reflexiona el artista.
Durante la inauguración, Francisco García, diputado provincial de Sanidad, recorrió esta exposición, convertida en un elocuente testimonio gráfico del mayor desastre nuclear que ha conocido el siglo XX, más de tres décadas después. El representante declaró que la muestra refleja «con una claridad que traspasa las imágenes, la crudeza de las consecuencias de este accidente nuclear y la indefensión de la pobreza en un territorio en el que la falta de recursos obliga a sus habitantes a comer comida contaminada». Así mismo, afirmó que «la luz fría traslada muy bien lo que es el lugar y lo que vivió», pues «el artista ha sido capaz de fundir lo periodístico con lo artístico elevándolo a categoría de verdad».
Treinta imágenes que dan voz a los olvidados
Un total de 30 imágenes distribuidas en diferentes bloques temáticos, bajo títulos totalmente evocadores: Una mañana fría, Alimentarse con veneno, Héroe nacional; Hablan, sobre todo hablan; Las consecuencias y Energía nuclear, conforman esta muestra. También cuenta con una proyección, en la que Moreno consigue captar la desolación en esa franja negra y sombría del mundo. A través de las imágenes se da voz a los olvidados, con historias como la de Lilia Kovaleva, una niña de unos once años que, ni siquiera había nacido en 1987, pero tuvo que ser hospitalizada en un orfanato de Bielorrusia para menores con problemas mentales; la de Iván Shavrei, un bombero que formó parte del equipo de liquidadores que se encargó de neutralizar, hasta donde fue posible, el desastre de la central nuclear de Chernóbil; la de Praskovia, una anciana que vive junto a su marido en la zona de exclusión bielorrusa… Historias de personas en las que se aprecia el miedo o la incertidumbre que representa el desastre nuclear, pero que este trabajo devuelve a la memoria y a la actualidad.
Para la ocasión, Moreno ha actualizado este proyecto con cinco fotografías más de gran formato. Una de ellas, la que cierra la muestra, es de Tatiana, una chica que el artista encontró llorando en Ivankiv antes de abandonar su país (pueblo cercano a Chernóbil, ahora arrasado por las tropas rusas). Con ella, nos acerca la realidad de quienes sufren, mostrando al mundo la problemática que padece una región que ha sido castigada por la radiación antes y por la guerra ahora. De hecho, con esta última fotografía abre un nuevo proyecto fotográfico que el artista dedicará a las personas refugiadas ucranianas.
El estudiantado de la provincia, invitados e invitadas de honor
En el marco del trabajo que realiza la Diputación para acercar la cultura a la ciudadanía e impulsar la participación activa de está, se han organizado diferentes visitas guiadas por parte del propio autor, dirigidas a aficionados y aficionadas a la fotografía, fotógrafos y fotógrafas, a colectivos y al alumnado de centros educativos de la provincia. De hecho, los y las estudiantes del IES Tomás Navarro Tomás de Albacete, del IES Herminio Almendros de Almansa, de la Escuela de Arte y de la Universidad Popular serán quienes disfrutarán esta exposición los días 4, 5 y 6 de abril.
Raúl Moreno, artista comprometido
En 2021, Raúl Moreno recibió de la manos del presidente de la Diputación, Santi Cabañero, el VII Premio ‘Sánchez de la Rosa’ de Periodismo (galardón que reconoce al mejor trabajo periodístico del año y que, sufragado íntegramente por la institución albacetense, otorga la Asociación de la Prensa de Albacete). Después de haber trabajado durante varios años en diversos medios de comunicación como fotoperiodista, decidió dar un giro a su vida laboral y personal para centrarse principalmente en proyectos de ámbito humano y medioambiental, como es el caso de esta exposición. Una dilatada trayectoria que le ha valido el reconocimiento a través de premios y becas en Europa y en Sudamérica. Su trabajo ha sido publicado en distintos medios de comunicación nacionales e internacionales como The Washington Post, ABC, o Condé Nast Traveler.