Día 2 de mayo, la previsión meteorológica no era la mejor de las posibles, pero a pesar de la amenaza de lluvia las calles se llenaron de color. Sobre todo en las horas de la mañana, en las que el Sol acompañó a los festeros antes de desaparecer para dar paso a una de las tormentas más intensas que se recuerdan en fechas festivas.

A pesar de todo, era el segundo día de fiestas y la alegría se podía sentir en el ambiente. El protocolo de la Junta Festera de Calles y de la Agrupación de Comparsas, presididos por las Reinas de distrito y Belén Martín a la cabeza, continuaba su itinerario de Pasacalles, recorriendo los diferentes grupos y sedes festeras al compás de la alegre y siempre revitalizante música festera.

Nuestro reportero encargado se dirige a Pablo Mariscal Yañez, presidente de la Junta Festera de Calles, para preguntarle sobre el desarrollo de las fiestas y el genial ambiente generado en ese recorrido por las sedes. La respuesta de Pablo es excelente, ya que tan solo 15 segundos le bastaron para definir a la perfección el sentimiento y lo que significan las fiestas para toda una ciudad.

«Esto son las fiestas de Almansa: unión y convivencia. La unión de todos los colectivos, de todos los cargos. Unos días en los que nos unimos todos y todas alrededor de la música sin importar de donde seas ni de donde vengas, ya que el objetivo común es el mismo: engrandecer nuestras fiestas», afirmó Pablo Mariscal, presidente de la JFC.

Esa tarde terminó con caras largas a causa de la intensa lluvia, se tuvieron que suspender actos tan importantes como la Embajada Nocturna o la mañana dedicada a los niños y niñas. Pero finalmente el cielo se abrió y se pudieron disfrutar de unas fiestas memorables. Festejos en los que las palabras de Pablo tomaron más valor si cabe, puesto que se demostró que la unión y la convivencia hacen de Almansa el lugar más bello, amable e ilusionante del mundo durante 7 días.