En esta sociedad en la que vivimos, hay personas que se encuentran un camino más allanado, libre de piedras, hacia sus metas particulares, pero que no muestran un corazón agradecido. Por otra parte, hay personas que deben recorrer una vía más angosta, más complicada y llena de baches, pero que caminan con la cabeza mirando hacia arriba, con alegría y orgullo de su identidad, mostrando agradecimiento a los que le rodean en cada paso. Puede que esta sea la razón por la que existen historias inspiradoras, que motivan a seguir hacia adelante sin miedo al fracaso o al qué dirán.
Hoy charlamos con María José López Tárraga. Una mujer cuya historia de superación personal, sumada a su contagiosa sonrisa, son dignas de conocer y publicar, ya que puede y debe servir de ejemplo para todos y todas. Y es que María José demuestra que cuando los objetivos se consiguen, (salvo en privilegiadas excepciones) es gracias al esfuerzo y la constancia que una misma pone para lograrlos.
Cuéntanos un poco sobre ti. Quién eres y cuál es tu historia.
Me llamo María José López Tárraga. Padezco de epilepsia, y debido a la enfermedad, tengo un 45% de discapacidad. La historia de mi vida está marcada por dicha enfermedad. Mi primera crisis fue a los 4 meses de nacer. Hasta los 10 meses de nacer, que me la diagnosticaron, fueron 6 meses de incertidumbre para mi familia, mis padres y hermanas.
Cuéntanos un poquito sobre tu experiencia en el colegio y en el instituto.
En 1º de EGB, me dice mi madre, que cuando me presentara, dijera que tenía epilepsia. Yo, con 6 años, en aquel entonces, no era consciente del significado de esa palabra. A partir de ahí, empezó mi cruz. Los niños empezaron a llamarme «loca», y en mi etapa del colegio, me quedé con dicho mote. Pero un compañero, Mateo Torres Megías, durante 1º y 2º, me defendía del resto de mis compañeros, cuando me insultaban en clase. En 8º conozco a otro compañero, Miguel Ángel Milán Arellano, que también me defendió.
Llegamos al instituto, en el curso 1991-92, al Escultor José Luis Sánchez. La FP ya no existe, ese curso la habían quitado. Primer chasco del primer día. Se estudiaba la Reforma Educativa de las Enseñanzas Medias (R.E.E.M). Ese primer día conozco a mi primer tutor del instituto. Él sabía por la reunión con mi madre, lo del mote del colegio.
Un día, llega a clase, y oye a mis compañeros llamarme «loca», y da un aviso de buenas, de que no se metan conmigo. El segundo día, da otro aviso, pero ya no tan de buenas, un poco enfadado. Y al tercer día, echó una bronca descomunal a mis compañeros de clase, por defenderme a mí, para que dejaran de llamarme loca, y lo consiguió. A raíz de ese momento, mis compañeros, me empezaron a respetar, como una más del aula. Y a partir de ahí, los recuerdos de mi época del instituto fueron muy buenos.
Cuéntanos un poco de tu experiencia laboral.
Termino el instituto en 1996, con 20 años. Y me planteo la posibilidad de hacerme el certificado de la discapacidad. Me valoran, y tengo un 45%.
Los servicios sociales me aconsejan que cada vez que vaya a un proceso de selección me lleve el certificado y cuente las ventajas que tiene para un empresario contratar a una persona con discapacidad. Me presento a varios, hago lo que me dicen, pero al ver el certificado me decían: «Ya te llamaremos». Pero nunca me llamaron.
Aun así, de 1999 a 2002 estuve en la Escuela taller de Zarra y de Almansa.
Me meto de voluntaria en Asprona, por casualidad, y de 2004 a 2019, trabajo de Conserje en el Centro de Desarrollo Infantil y Atención Temprana de Almansa. Aprobé unas oposiciones, y desde Julio de 2019, soy Ordenanza en la Subdelegación de Gobierno de Albacete.
Hemos realizado esta entrevista con motivo de tu graduación ¿Qué te animó a sacar el graduado?
Antes de presentarme a las oposiciones de la Administración General del Estado en 2018, me presenté a las oposiciones de la Junta de Comunidades, en 2017, para auxiliar administrativo. Pedían la ESO, y yo tenía el Graduado Escolar, de la EGB. A partir de ahí, es cuando me planteé sacarme la secundaria. Y así lo hice.
En diciembre de 2018, me matriculé por primera vez, y la acabo de terminar.
¿Por qué es importante conseguir la inclusión dentro del sistema educativo?
Para mí, personalmente, el que los centros de educación especial sean centros de referencia y apoyo para el resto de centro de educativos, es un paso muy importante, para que todos los centros tengan los mismos recursos y así las familias puedan elegir. Es la única manera de conseguir la inclusión en el sistema. Y así, los niños, se sentirán que forman parte del sistema educativo, y de la sociedad en general, con total normalidad.
¿Animas a la gente a sacarse los estudios? ¿Por qué?
Claro que animo a todo el mundo. Por supuesto, que sí. Yo quería tener la satisfacción personal de tener la ESO. Conseguir este graduado te abre muchas puertas, sobre todo en el mundo laboral: Para oposiciones, para poder acceder a Ciclos Formativos, etc. Un sinfín de posibilidades. Y ya no solo por aprobar unas asignaturas para obtener un título, sino también lo que se aprende y vive en el camino.
¿Qué tal la experiencia con el CEPA? ¿Alguna anécdota?
Muy buena y recomendable. Conoces al equipo humano del centro, no solo los profesores, sino al resto del equipo y todos hacen piña con el alumnado. Me he sentido como en casa. Muy agradecida por el trato. 7 cuatrimestres es mucho tiempo, muchos años y muchas cosas vividas.
Voy a contar una anécdota. El que ha sido mi tutor este año, fue mi profesor de científico, cuando empecé en Febrero de 2019. A mí, siempre me han gustado las matemáticas. No me acuerdo lo que estábamos dando, me suena que las áreas y los volúmenes, y teníamos que hacer un ejercicio del libro en clase. Cuando lo corregimos en la pizarra, digo el resultado de memoria. Todos se quedaron «flipados». Me preguntan los compañeros: «Mª José, ¿lo has dicho de memoria?», y contesta el profesor, a mi lado, con la libreta en la mano: «lo corroboro». Esa fue de las primeras anécdotas. La recuerdo con mucho cariño.
Como buena y fiel lectora de La Tinta que eres, sabes que tenemos una «pregunta de oro» para nuestras entrevistas, ya que la consideramos interesante y no interesada. Aquí va: Cuéntanos un momento feliz de tu vida laboral-académica.
No sé si el más feliz, pero sí, uno de los más felices: el reencuentro con mi primer tutor del Instituto, actualmente, el Subdelegado del Gobierno en la provincia de Albacete, mi jefe.
Julio de 2019. Primer día en la Subdelegación del Gobierno, día de tomar posesión. Cuando llega él, me dice: «¿Eres Mª José?», le contesto: «Miguel Juan, ¿Es que no te acuerdas de mí?». Me dice: «Así, a voz de pronto, no». Y le digo: «Vamos a rebobinar en el tiempo. Curso escolar 1991-92, Instituto Escultor José Luis Sánchez de Almansa. Fuiste mi profesor de ciencias y mi tutor». Y Contesta: «¡El Escultor! ¡Qué buenos recuerdos!, con una sonrisa de oreja a oreja. ¿Qué te di clase, por la mañana o por la noche?» y le digo: «Por la mañana. Fue mi primer año del cambio del cole al instituto», y me comenta: «Llevaba 2 años en Villarrobledo, y fue el primer año que me trasladaron a Almansa. Estuve 3 años: 2 por la mañana y 1 por la noche. El de por la noche, fue más pesado». Fue un momento alegre para los dos.
Algún mensaje que quieras transmitir a nuestros/as lectores/as
Quiero animar a todo el que se lo plantee, en cualquier momento de su vida, a sacarse la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO). Es muy importante, y esencial, tenerla. Y también quiero animar a los centros educativos, a que tengan cada vez más recursos adaptados al alumnado con necesidades educativas especiales (bien sea por discapacidad, o por cualquier otra causa), para que se sientan integrados y como en casa.