En un mundo donde la cultura de masas devora sin compasión las sanas costumbres, el arte artesano y la pureza cultural de los pueblos, hay ciertos oasis que sacian la sed de los amantes del saber. En Almansa, un lugar de quietud, introspección y divulgación aguantó los envites de este monstruo durante años, pero tras una preciosa etapa de defensa de la cultura local y comarcal, cierra sus puertas como centro cultual de manera indefinida. Decimos adiós a la Casa Negra.
La Casa Negra se va como llegó, sin ruido, despacio. El arquitecto Javier Barrachina, gestor del espacio, aseguró por redes sociales que desde este adiós «vamos a vivir un período de recuerdo, de nostalgia y sobre todo de agradecimiento a todos los que la habéis hecho posible».
En todos estos años, la Casa Negra ha dado cobijo a infinidad de exposiciones, charlas, ponencias y conciertos. Por sus instalaciones han pasado artistas de todo tipo y categoría, situando la calle Pablo Iglesias de Almansa como uno de los centros culturales de mayor relevancia en toda la provincia.
Los comentarios de despedida cargados de cariño y nostalgia no se han hecho esperar en redes sociales. En el perfil de Facebook de la Casa Negra se contabilizan más de medio centenar de mensajes de amigos, colaboradores y vecinos de la ciudad. «Un día pasaremos a ser parte del recuerdo, esperamos que compartiendo el amor al arte, a la cultura, al pensamiento. Gracias a todos, sobre todo con los que hemos compartido tantos sueños», afirma Barrachina mediante un comunicado público.
Por otra parte, aunque la Casa Negra cierre sus puertas al público y cese de manera indefinida su actividad como centro cultural, seguirá siendo la sede de Alcocel-Barrachina Arquitectos, quienes afirman que seguirán trabajando y apoyando la cultura desde las instalaciones que albergaron la Casa Negra.