Britney Spears no va a trabajar más, de momento. La cantante se plantó en octubre de 2018 a modo de protesta, según documentos legales filtrados a la prensa. La intención de esta «huelga» es, ni más ni menos, recuperar sus derechos fundamentales, arrebatados tras su pública debacle de 2007.
Britney Spears y su dura trayectoria
A la cultura de masas le encanta ver cómo fracasan las mujeres poderosas. Casos como el de Judy Garland, Marilyn Monroe o Amy Winehouse acapararon las portadas de su tiempo y tuvieron en vilo al público. Algo similar ocurrió con Britney Spears en el año 2007. Hasta ese momento, la joven cantante de coletas rubias y uniforme de colegiala había conquistado al mundo entero. La fórmula de pop chicloso de finales de los 90, unida a su inconfundible voz de niña y su imagen con tintes provocativos, hicieron de ella un icono del que era imposible escapar. Hasta que se cansó.
En 2006, Britney Spears quería dejar de ser la ‘princesa del pop’ tras ocho años de carrera musical, dos sonados divorcios y dos hijos recién nacidos. Despidió a su manager y se alejó de su familia para intentar crear, en sus propias palabras, una burbuja en la que viviese una vida normal junto a sus bebés. Pero no iba a ser tan fácil. Aunque quisiera, Britney no podía escapar de la propia Britney.
¿Por qué Britney Spears se rapó la cabeza?
Tras el divorcio llegaron las fiestas con Paris Hilton, las borracheras y las instantáneas sin ropa interior. Era una bomba de relojería. Se convirtió en la mujer más fotografiada de la historia junto a la princesa Diana. Hasta 70 fotógrafos la perseguían a diario. Había páginas web en las que los usuarios apostaban cuándo se suicidaría. La presión mediática comenzó a hacer mella en Britney, la persona, y destruyó definitivamente la imagen pública de Britney, la artista, el día en el que se rapó la cabeza ante decenas de flashes en 2007. Britney no quería ser Britney, y se despojó de lo único que quedaba de ella: su pelo. «Estoy cansada de que la gente me toque», le dijo a la peluquera que la atendió en un salón de Los Ángeles. Ese mismo día, harta del acoso de los paparazzi, atacó a uno de ellos con un paraguas. El carácter angelical y las buenas formas habían desaparecido.
Un año después, coincidiendo con el lanzamiento de su quinto trabajo, ‘Blackout’, Britney fue ingresada contra su voluntad para ser evaluada por un psiquiatra. Fue apartada de sus hijos y su padre, Jamie Spears, asumió el control de su vida privada y sus finanzas. Desde 2008 hasta ahora, la cantante permanece bajo lo que en Los Ángeles llaman una conservationship, una suerte de tutela jurídica diseñada para personas que no pueden valerse por sí mismas, como enfermos de demencia senil.
Sin acceso a su propio dinero y facturando 30 millones en un año
El problema radica en que Spears, una vez recuperada de su crisis, ha grabado cuatro álbumes de estudio y ha realizado tres giras mundiales. Ha concedido entrevistas y ha lanzado dos documentales. Sin embargo, no puede conducir su propio coche. Su padre le administra una cantidad concreta de su propio dinero al mes, como una paga. No puede obtener más que el 10% de la custodia de sus hijos. Tiene prohibido salir de su casa sin supervisión. Y todo ello mientras lidera una de las fábricas de dinero más rentables del mundo de la música. La revista Forbes indica que en el último año de su actividad laboral, 2018, ganó más de 30 millones de dólares. Y mientras su padre le da la paga mensual, él cobra un sueldo de más de 100.000 euros al año por tutelarla.
Nadie sabe si Britney, la persona, quiere destruir de una vez por todas a Britney, la artista. Es probable que, una vez recuperado el control, haga algo similar a lo que hizo Pepa Flores y no volvamos a saber de ella. Pero lo que queda patente es que alguien capaz de trabajar sin descanso durante más de 20 años merece, por lo menos, ser dueño de su propia vida.
2 respuestas
Fascinante por todo lo que ha pasado esta persona.
Un claro ejemplo de lo que la industria puede desumanizar a alguien hasta el punto de controlar y orquestar su vida.
Un artículo brillante.
Según me voy haciendo mayor, más entiendo a la Britney de 2007.
Gracias por el artículo.