23/11/2024

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¿Por qué Steven Spielberg se emociona con todo?

El artículo que emocionó a Steven Spielberg

No entiendo por qué se utiliza a Steven Spielberg como epítome de la contención sentimental. Es como si tuviera el corazón más negro que un grillo, y por eso tiene tanto mérito que se emocione con una historia cuando, en realidad, es un blandengue mojigato igual que todos nosotros. Más, incluso. Basta con echar un vistazo a los resultados de Google para darse cuenta de que es un tipo susceptible. Escribir su apellido en la casilla de búsqueda junto al verbo “emocionar” conjugado en tercera persona singular del pretérito indefinido es adentrarse en un mundo de excitación continua.

El buscador arroja titulares que van de lo clásico («La historia que emocionó a Spielberg») a lo meta («La película de Spielberg producida por Spielberg que emocionó a Spielberg»); de lo más “dosmildós” («El email que emocionó a Spielberg») al millennialismo («El discurso de Broncano que emocionó a Spielberg»). La capacidad para la conmoción del director de E.T. (1982) no entiende de fronteras, y va de norte («La txuleta que emocionó a Spielberg») a sur («Wakaliwood: el cine de Uganda que emocionó a Spielberg»).

En España tiene un largo historial de lagrimones y su dramatismo se alimenta, incluso, de la actualidad política («La abstención del PSOE que emocionó a Steven Spielberg»). Aquí, de hecho, fue donde empezó a dolerle el nacimiento de los pelillos del antebrazo, de tanto erizársele.

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Sucedió hace casi una década. Polseres vermelles (Pulseras rojas, en castellano) la serie autobiográfica del escritor Albert Espinosa, alcanzó el estatus de fenómeno en Cataluña con solo una temporada emitida en TV-3 . El drama narraba la historia de un grupo de adolescentes que se conocen y conviven en un hospital de Barcelona. Cristina, Lleó, Jordi, Roc, Ignasi y Toni atravesaban momentos muy delicados: algunos de ellos padecen severas enfermedades, como cáncer y anorexia; otros, han sufrido accidentes muy graves que les impiden continuar con su vida normal.

El boom de esta adaptación fue tal, que su onda expansiva atravesó el océano Atlántico y llegó hasta el salón de la casa del mismísimo Spielberg. Allí, el filmmaker estadounidense debió ver el primer capítulo de la serie. Imagínese la escena. Un Spielberg sexagenario, entreleyendo los subtítulos con los ojos llorosos, aferrado a su cubo de palomitas, pero sin perder de vista un pañuelo de seda con dos iniciales grabadas: S.S. En su cerebro, emoción (cómo no) y otra idea millonaria: trasladar el tono vitalista, la ternura y el humor que caracterizaban a Pulseras rojas a Estados Unidos. Y eso hizo.

El Rey de Midas de Hollywood —como se le conoce— produjo su propia versión para la cadena ABC. No salió tan bien como hubiera deseado, y la serie fue cancelada tras su primera temporada. Pero, tras su desembarco norteamericano, Antena 3 decide emitirla en abierto y doblada al castellano, con un reclamo publicitario que pasaría a la historia: «La historia que emocionó a Spielberg».

La culpa de su consagración en el refranero español la tuvo Twitter. El 8 de julio de 2012, la cadena de Atresmedia retransmitía la Fórmula 1. De tanto en cuando se producía la invasión: una repetición continua de la promo de la serie, que ayudó a estimular la capacidad creativa de los tuiteros. «Manolo el del Bombo también emocionó a Spielberg», escribía uno. «La pelirroja del “Oza, Oza” que emocionó a Spielberg», publicaba otro. La mañana pasó entre chascarrillos y el cineasta se alzó con el primer lugar en el ranking de trending topics en España. Andrés Iniesta, que se casaba ese día, lo eclipsó durante algunos momentos: fueron varios los tuiteros que se preguntaron si el enlace habría emocionado a Spielberg.

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