Ponen su cuerpo; sus ganas. Cantan, gritan, tocan, bailan. También sudan. Sacuden los tambores y el ambiente se permea de un tono morado: el de un redoble, un surdo, una caja o un repenique. Los tambores ya forman parte de su vida, de alguna manera. Para algunas son simplemente una vía de escape, un entretenimiento; para otras, una herramienta para la resistencia.
Por el momento, la labor de la primera y única batukada femenina de Almansa no tiene una misión ideológica, como sucede en otras agrupaciones integradas por mujeres. Su objetivo no es derribar el patriarcado. Son, simplemente, un grupo de personas con diferentes inquietudes, unidas por el arte, la música, el ritmo y la expresión. Es un lugar de apoyo mutuo, de hermandad, diversión y socialización a través de la percusión.
Hasta hace unos días, cuando debutaron junto a algunos usuarios de ADACE Almansa al pie del Castillo, no habían tocado en público. Tampoco tenían mayor intención que la de continuar con su aprendizaje y «desfogar». Desde noviembre del año 2019, se reúnen un día a la semana para mover las baquetas. «Teníamos un grupo de Whatsapp y nos reuníamos a través de él o por Facebook. No teníamos profesor, hasta que Lola nos encontró uno», explica una de las tamborileras. Se trata de Rafa Navalón, integrante del grupo de percusión La Estrella.
Gracia Martínez, soldadora y concejala socialista, forma parte de la cuadrilla. «De momento, el objetivo es disfrutar y aprender, que estamos todavía un poco verdes», expresó a La Tinta de Almansa, hace poco más de un mes. Por aquel entonces, no esperaban actuar de cara al público en las escalinatas del Castillo de Almansa,
¿Les tratan diferentes por ser mujeres? ¿Es esto una reivindicación? «No, el problema que tenemos las mujeres es que, como siempre se nos han restado capacidades, cuando las mostramos -porque las tenemos-, la gente se sorprende. Se nos ha restado visibilidad en muchísimos campos y el de la música es uno de ellos. Nosotras tenemos la convicción de que deberíamos estar normalizadas, queremos ser como un grupo más», responde Martínez.
Tras los ensayos terminan muy cansadas física «¡y mentalmente!», comenta otra, entre risas. «Eso sí, es nuestra hora de terapia». ¿Y para Rafa, es una hora de relax o le ponen la cabeza como un bombo? «¡No! Le mimamos mucho», contestan. Navalón lo secunda: «Sí, me cuidan, me cuidan». Aunque algunas se sinceran: «Rafa tiene que hacer un ejercicio de paciencia con nosotras de vez en cuando». Él contesta: «Al principio más. Empezaron muy “flojicas” porque no lo habían hecho nunca, pero, han mejorado muchísimo y le ponen muchas ganas».
Cualquier mujer que quiera puede apuntarse a este taller y ellas estarían «encantadas» de aumentar el grupo. Antes se reunían dos veces por semana, pero el avance del COVID-19 y el nuevo Estado de Alarma «ha cambiado todo un poco», explica Rafa, «pero pase lo que pase intentaremos seguir dando clases». Los encuentros se han reducido a un único día: los miércoles de 20:00 a 21:00 horas de la noche, en la nave de La Estrella del Polígono Industrial. Es imprescindible llevar mascarilla y guardar las distancias. Para más información, las interesadas pueden contactar con Rafa a través de su teléfono móvil: 691 818 177.
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