Por Jose Antonio Gil | Hoy 14 de junio, se celebra el Día Nacional de las Lenguas de Signos Españolas, una fecha que nos invita no solo a felicitar a la comunidad sorda, sino también a reflexionar sobre el camino recorrido y los retos aún pendientes para lograr una verdadera inclusión. En Almansa, ese compromiso tiene rostro: el de Juan Sánchez Torrecillas, una figura entrañable y luchadora, y el de su inseparable compañera, Antonieta.
Juan, vecino muy querido por la ciudadanía almanseña, ha sido durante décadas una referencia de dignidad, esfuerzo y tenacidad para las personas sordas. Junto a Antonieta, su esposa, ha contribuido activamente desde la Asociación de Personas Sordas de Almansa (ASA) a visibilizar las necesidades de este colectivo, a defender el uso de la lengua de signos como una herramienta de igualdad y, sobre todo, a construir comunidad. Hoy más que nunca, su labor cobra sentido y actualidad.
Reconocimiento legal y desafíos reales
En 2007, España dio un paso decisivo con la aprobación de la Ley 27/2007, que reconoce oficialmente la lengua de signos española (LSE) y la lengua de signos catalana (LSC), garantizando su uso y aprendizaje. Pero ese marco legal necesitaba un impulso más tangible: este año, tras años de espera, se ha aprobado finalmente el Reglamento de desarrollo de dicha ley, que detalla medidas concretas para su implementación en la educación, los medios de comunicación, los servicios públicos y el ámbito laboral.
No obstante, desde la experiencia de Almansa, la aplicación de estos derechos sigue siendo desigual. Aunque la ley reconoce la lengua de signos como vehículo de comunicación esencial para miles de personas, su presencia en espacios públicos y privados aún es limitada. Faltan intérpretes en actos institucionales, atención accesible en centros de salud, señalética en lengua de signos y formación para el personal en instituciones que atienden a la ciudadanía.
ASA Almansa: una lucha que continúa
La Asociación ASA, que lleva el nombre de Juan Sánchez Torrecillas en honor a su incansable labor, continúa trabajando para que la lengua de signos no sea solo un derecho en papel, sino una realidad vivida en las calles, oficinas, escuelas y centros culturales de Almansa.
Antonieta, con la misma pasión y energía que siempre la ha caracterizado, nos recuerda que «hablar de lengua de signos es hablar de identidad, de dignidad y de libertad». No es solo una forma de comunicarse, sino un vehículo para participar plenamente en la vida social.
Un futuro que se construye entre todos
Este 14 de junio, gracias al espacio que nos ofrece La Tinta de Almansa queremos sumarnos al reconocimiento público de la comunidad sorda almanseña. Felicitamos a cada persona que, como Juan y Antonieta, ha trabajado por hacer de nuestra ciudad un lugar más accesible y humano.
Y al mismo tiempo, alzamos la voz para recordar que la lengua de signos debe estar presente de forma natural en todos los ámbitos. Solo así podremos construir una sociedad verdaderamente inclusiva, donde nadie quede al margen por una barrera que, con voluntad política y social, es completamente superable.
La lengua de signos es patrimonio de todos. Celebrarla es honrar la diversidad. Defenderla es un acto de justicia.
