Ana Belén Perales, la periodista que trabaja a la sombra de Isabel Díaz Ayuso: «Me daba vértigo»

A sus 29 años, cubre cada movimiento en el centro del poder madrileño. Su método: rigor, calma y cero protagonismo
Ana Belén Perales Díaz Ayuso

Ana Belén Perales Teruel (Almansa, 1996) sigue el paso rápido y atropellado que cada día golpea los pasillos de la Real Casa de Correos, la sede del Gobierno regional Madrileño ubicada en Sol. Tras varios meses cubriendo la primera plana política, ha aprendido a moverse con serenidad. Sabe bien lo que es «habitar» en la alargada sombra de la presidenta Isabel Díaz Ayuso y de su enorme séquito —compuesto por miembros de su gabinete, equipo de prensa, consejeros, consejeras; algún que otro alcalde (Almeida, entre ellos) o alcaldesa y, por supuesto, de su círculo de confianza—.

Allí, donde una frase basta para hacer correr ríos de tinta, la periodista almanseña de Europa Press afina la escucha y recoge cada palabra sin ocupar el foco. Trabaja sobre un escenario donde —confiesa— «cada día es una aventura». A sus 29 años, forma parte de una generación de jóvenes periodistas que se abren paso en el periodismo político con esfuerzo, discreción y una enorme capacidad de adaptación. ¿Su método? Rigor, calma y cero protagonismo.

Su recorrido comenzó en Radio Vallekas, donde gestionó su propio programa cultural. Una trayectoria que se inició en las aulas del colegio Virgen de Belén y del instituto Herminio Almendros, y que hoy la sitúa en uno de los epicentros informativos del país, demostrando que el esfuerzo diario sigue marcando la diferencia en un periodismo cada vez más rápido y exigente. «Al principio me daba vértigo», reconoce, debido a la inmediatez y la responsabilidad que implica trabajar para una agencia, unida a la enorme influencia mediática de la presidenta madrileña. Sin embargo, ese ritmo acelerado ya forma parte de su «día a día».

A pesar del frenetismo de la gran ciudad, asegura sentirse feliz. Ha encontrado su equilibrio en el trabajo paciente, sin alardes, y mantiene la convicción de que la labor periodística debe ejercerse desde la discreción. Una filosofía que la acompaña en su día a día y que, en esencia, define su profesión.

¿Cómo era tu infancia? ¿Algún recuerdo de esa época, de algún profesor o profesora que te marcara?

Guardo muy buenos recuerdos. En el colegio era todo diferente, había profesores que nos daban varias asignaturas a la vez. Recuerdo a don Jesús, doña Marina —todavía usábamos el «doña»— y a Rosa. Conservo un recuerdo muy bonito de todos ellos.

En el instituto también tuve una buena experiencia, pero especialmente me marcó mi profesora de Filosofía, Rosa. Creo que gracias a ella descubrí que me gustaba pensar el mundo, entender la sociedad… y, en parte, por eso terminé estudiando Ciencias Políticas.

Tras finalizar el instituto te marchaste a Madrid para continuar tus estudios en la Universidad Rey Juan Carlos, donde cursaste un doble grado. No debió de ser una etapa sencilla…

Siempre he pensado que el periodismo se aprende más haciendo que estudiando. Sí, claro que hay que estudiar, pero lo que de verdad te enseña es ejercerlo, estar en la práctica. Ciencias Política me gustó como complemento, porque me ayudó a entender mejor el mundo, todo lo que nos rodea y para tener una visión más completa.

Repasando tu trayectoria, realizaste tus primeras prácticas en nada menos que Radio Vallekas…

Sí, y es algo que me hace mucha gracia e ilusión recordar. Fue mi primer destino de prácticas y, aunque no era remunerado —porque se trataba de una asociación cultural—, fue una experiencia muy enriquecedora. Me ayudó a soltarme mucho: hacía entrevistas, tenía mi propio programa, lo montaba… Nos autogestionábamos bastante. Fue una primera experiencia muy bonita y me sirvió para perder la vergüenza del principio y aprender a tratar con la gente.

Ana Belén Perales Almansa

El salto de Radio Vallekas a Europa Press debió de ser un cambio importante, tanto por el entorno como por el tipo de trabajo, ¿verdad?

Sí, la verdad es que fue un cambio grande, aunque muy enriquecedor. Me permitió conocer a mucha gente y ver la profesión desde perspectivas muy distintas. En Radio Vallekas llevaba un programa cultural, hacía reseñas de teatro —muchas veces de salas pequeñas— y entrevistas; todo muy centrado en el ámbito cultural.

En Europa Press empecé en enero de 2019, también con unas prácticas, y en diciembre de ese mismo año me contrataron. Pensaba que sería algo temporal, lo típico de las primeras experiencias profesionales, pero me gustó mucho el ritmo, el ambiente y el trabajo… y al final me quedé. Ya llevo unos cuantos años, casi sin darme cuenta.

 Hay muchísimos becarios en las redacciones y muy pocos logran continuar, ¿Cuál crees que ha sido la clave para poder quedarte?

No creo que todo dependa del esfuerzo, porque hay veces que te esfuerzas muchísimo y aun así no sale. Es una realidad. También influye la suerte. Pero sí pienso que en esta profesión el trabajo se acaba valorando: cuando arrimas el hombro y estás ahí día tras día, al final todo tiene su recompensa. En mi caso, trabajé muchas horas, tuve la oportunidad de hacer alguna prueba y al final me quedé. Aun así, creo que la suerte siempre tiene algo que ver.

¿Qué te atrae del formato de agencia? Hay quien dice que las agencias son el último resquicio del periodismo real, quienes de verdad marcan la agenda.

Creo que, de cara al público, las agencias no son tan conocidas, pero hacemos una labor muy importante porque marcamos en gran medida la agenda de los medios. En un momento en el que cada vez es más difícil encontrar información fiable, nuestro papel tiene mucho valor. Todo el mundo, de alguna forma, muestra su manera de ver el contexto, pero en la agencia ese sesgo se percibe menos. Es un periodismo más declarativo, más aséptico, aunque el enfoque siempre influya un poco.

Es verdad que quizá no es un formato tan creativo —aunque también elaboramos temas propios—, pero no hacemos tanto ese análisis interpretativo que caracteriza a un periódico. Si hay una polémica, como por ejemplo la del aborto, en un medio te contarán una versión y en otro, la contraria. Si quieres saber exactamente qué se ha dicho, acudes a la agencia. Es un trabajo complementario y muy útil, especialmente para los medios más pequeños, que muchas veces se apoyan en nuestras informaciones. En mi caso, trabajo en la sección local, donde colaboramos con municipios más pequeños, y para ellos nuestra labor resulta muy valiosa.

Dices «local», pero trabajas en una localidad de más de dos millones de personas…

Sí, siempre digo que mi «local» es un poco falso. Madrid lo acapara todo. Técnicamente es información local, pero en realidad no lo es, porque todo lo nacional nos influye mucho.

¿Cómo es un día habitual de trabajo en Madrid?

Cada día es una aventura. Los miércoles, por ejemplo, tengo el Consejo de Gobierno en la Puerta del Sol, en la Real Casa de Correos. Allí se dan a conocer los acuerdos semanales y después hay una rueda de prensa sobre temas de actualidad. Por las tardes solemos hacer mucha información de municipios —lo que ocurre en Móstoles, Alcorcón o Fuenlabrada—, que son localidades muy grandes. Y luego, lo que surja: preparar temas para el día siguiente, cubrir un pleno los jueves o alguna visita de Ayuso. Lo bueno es que no hay dos días iguales.

Cubres habitualmente la actividad de Isabel Díaz Ayuso, probablemente la figura política más mediática tras el presidente del Gobierno. ¿Cómo es trabajar tan cerca del ojo del huracán?

Al principio me daba un poco de vértigo, sobre todo por la responsabilidad que implica el enfoque que damos desde la agencia. Es importante, porque lo que publicamos influye en muchos medios y tiene mucha inmediatez. Al final, lo que digan Ayuso o el Gobierno de Madrid siempre tiene repercusión. Pero con el tiempo se convierte en parte del día a día.

¿Qué tiene de particular cubrir a Ayuso frente a otros líderes políticos?

Su enorme influencia a nivel nacional. Su postura marca mucho, no solo dentro del PP madrileño o de la Comunidad de Madrid, sino en la política española en general. Incluso alguien que no sigue la política suele saber qué ha dicho ella sobre la polémica del momento, sea el conflicto Israel–Palestina, el aborto o cualquier otro tema de actualidad.

Entrevista Ana Belén Perales

¿Qué cobertura en Madrid te ha gustado más o te ha parecido más interesante?

Ahora cubro política, pero antes hacía más temas de consejerías y reportajes concretos. Recuerdo especialmente algunos trabajos con asociaciones que atendían a niños con problemas de ansiedad o depresión, y cómo trabajaban con ellos; eso me marcó mucho. También las campañas electorales son una locura, pero se aprende muchísimo. He cubierto dos: la primera fue siguiendo a Vox, en plena pandemia y con mascarillas, y la última con Más Madrid, acompañando a Mónica García. Hace poco también cubrí un congreso del PP, una experiencia diferente.

¿Ha habido algún momento especialmente polémico que te haya llamado la atención?

Polémicas hay muchas, y me toca escuchar casi todas. Seguir al Gobierno madrileño implica estar en el centro de los temas de actualidad. Pero no te sabría decir una en concreto que me haya sorprendido más. En cuestiones como el conflicto entre Israel y Palestina, por ejemplo, siempre ha estado claro cuál era su postura. Al final, nuestro trabajo consiste en contar lo que dicen, en transmitirlo, y por eso nunca me he sentido incómoda.

Hablemos del estado del periodismo político en España. Vosotros intentáis que la información sea aséptica; ¿Cómo ves el resto del periodismo más allá de la agencia?

Creo que está en un momento complicado. Se ha generado cierto desafecto, igual que ocurre con la política. Cada vez más gente dice que «los periodistas mienten o tergiversan», y eso es un problema, porque hay muchísimos profesionales que hacen bien su trabajo. ¿Cómo se puede mejorar? No lo tengo claro. Hay intereses que van más allá de lo que está en nuestras manos como periodistas.

¿Y cómo afrontáis en Europa Press este entorno tan rápido y saturado, donde cuenta tanto ser el primero?

Tenemos que ser rapidísimos, y eso a veces nos perjudica. Muchas veces estoy escuchando algo que me interesa y, al mismo tiempo, escribiendo; es un proceso muy mecánico y complejo, y algún matiz se puede escapar porque no estás totalmente centrado. Nuestra principal virtud es sacar la información rápido y bien, aunque sea con tres párrafos de avance, porque además de ser un medio para el público, también somos fuente para otros medios —radios, televisiones, redes— que lo consultan enseguida. Es de lo más difícil cuando empiezas.

Ahora hay muchas herramientas que ayudan, pero hay que tener mucho cuidado. No te puedes fiar de todo. Cada poco tiempo salen casos de noticias que se publican por error o se escapan antes de tiempo.

Veo que estuviste también en la sección de Internacional casi un año.

Sí, fueron unos once meses, en una época curiosa: justo la de la pandemia. Empecé en diciembre de 2019 y me tocó vivir todo aquello desde la redacción. Lo complicado de trabajar en Internacional es que dependes mucho de corresponsales —y nosotros no tenemos demasiados— o de acuerdos con otras agencias y medios. Al final, es contar lo que te han contado, y para mí eso le quita parte de la gracia. Pero, claro, en pandemia tampoco se podía salir ni hacer mucho más.

Ana Belén Perales Europa Press

Perspectiva de género: como mujer periodista en política, ¿has notado igualdad? ¿Alguna diferencia en el trato?

En general, mi experiencia ha sido buena. Pero sí, cuando eres mujer y joven te cuestionan más. Recuerdo un caso concreto, en la presentación de una exposición, en el que hubo un fallo con una fotografía: había que hacer un cambio y alguien comentó: «Bueno, como habéis mandado aquí a la becaria…». Mi jefa me defendió enseguida: «Primero, no es becaria, es redactora. Y aunque lo fuera, tampoco tendría nada de malo». Fue una forma de menospreciar, un «me has mandado a una chavala». Aun así, no he tenido malas experiencias y, en esta profesión, somos muchísimas mujeres.

No diría que el periodismo esté ni feminizado ni masculinizado; creo que es bastante paritario. En Política también se va notando el cambio. Hace poco cubrimos un acto de economía de la Comunidad de Madrid y nos sorprendió que todas las ponentes eran mujeres. No es algo habitual, sobre todo en entornos vinculados a las finanzas, que hay mucha representación masculina.

¿Qué consejo darías a una joven periodista que quiera dedicarse a la política y comprender cómo se tejen los hilos de la comunicación?

Trabajar y esforzarse. Y, sobre todo, entender que no somos los protagonistas de la historia y hay que mantenerse en un segundo plano. Los egos en este mundo son complicados: las tertulias, los «yo doy la noticia primero»… También es importante en el sector ser un poco extrovertida, saber relacionarte, hablar con la gente y moverte bien en ese entorno.

Y leer mucho también lo que hacen los compañeros, fijarse en otros medios. Te equivocarás mil veces; nos pasa a todos. Pero creo que hay que leer, y mucho. Es algo que dicen mucho en la universidad, y tienen razón, porque al final tenemos que saber un poco de todo.

¿Qué noticia te gustaría cubrir y aún no has tenido oportunidad? ¿Cómo te gustaría seguir avanzando?

Ahora mismo estoy contenta; Madrid me encanta y me gusta lo que hago. Pero me gustaría hacer más temas sobre lo que pasa en la ciudad, en los barrios. A veces el ruido político te quita la realidad de lo que ocurre en Madrid. En redes se comenta, pero no siempre se informa tanto.

¿Qué le dirías a la jovencita Ana que se fue a estudiar a Madrid siendo una chiquilla?

Que puede conseguir todo lo que se proponga.

La última, la pregunta de oro: ¿en qué momento consideras que has sido realmente feliz en tu vida?

¡Uf! Creo que ahora mismo soy muy feliz. A veces cuesta detectarlo; es más fácil saber cuándo estás mal que cuándo eres feliz. Pero hay que decirlo. Siempre hay margen de mejora, claro, pero sí: ahora soy feliz.

ecoVitab

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