El pasado mes de enero se cumplieron 150 años de la fundación de la Congregación de Hermanitas de Pobres Desamparados.
Saturnino López Novoa. (Sigüenza Guadalajara, 29-11-1830- Huesca, 13-03-1905). Era sobrino y protegido del que fuera obispo de Huesca entre los años 1855 y 1870, Basilio Gíl Bueno. Ejerció como canónigo y Chantre de la catedral oscense y fue inspirador y redactor de las Constituciones, aprobadas por el vicario capitular, Francisco Rufas en Barbastro, y posteriormente, por el arzobispo de Valencia Mariano Barrio, previo al definitivo dictamen emitido por la Santa Sede con carácter experimental en principio, entre 1876 y 1887.
López Novoa había concebido la idea de fundar un instituto religioso femenino para el amparo terrenal y la salvación eterna de la ancianidad desvalida, por lo que redactó unas reglas contando con el asesoramiento de algunos amigos, entre los que destacaron los claretianos Gavín y Desclals y los jesuitas Puig y Mach.
En 1912, fueron trasladados su restos mortales a la cripta de la Casa Generalicia de la congregación que había fundado, con sede en Valencia.
En un ambiente de la España del siglo XIX, muy poco propicio en lo político ni en lo económico ni en lo social, aparee la Congregación de las Hermanitas de Pobres Desamparados en 1873, como respuesta necesaria a las dificultades que, especialmente en los sectores de población más débil como los ancianos sin recursos o sin familia, afloran constantemente y necesitan una especial atención.
El punto de partida del nacimiento de la Congregación de Hermanitas para ancianos desvalidos tiene lugar en Barbastro (Huesca) en 1872 por el canónigo Saturnino López Novoa, al abrir una casa en alquiler en dicha ciudad con la idea de institucionalizar ducha fundación en los siguientes términos:
“…Sería muy conveniente la fundación de un instituto religioso de mujeres, que tuviera por objeto recoger ancianos de ambos sexos, cuidarlos y asistirlos en lo espiritual y corporal. Por esto me decía, es una grande empresa, y yo no podré realizarla”
Teresa de Jornet había abandonado el hogar familiar el 11 de octubre de 1872 para unirse a las primeras aspirantes que se encontraban en Barbastro, abanderando la reciente fundación. El paso de Teresa de Jornet por la ciudad aragonesa de Barbastro la pone en contacto con el canónigo López Novoa, y en octubre de 1872, junto a un grupo de jóvenes comienza el periodo de formación que culminará con la toma del hábito el 27 de enero de 1873 en la iglesia del Seminario de Barbastro, fecha que es considerada cono la fundación de la Congregación, la cual quedará bajo la tutela de Teresa de Jornet.
Saturnito López Novoa dispuso que la vestición del ´hábito se realizase en Barbastro el lunes 27 de enero de 1873, dando así comienzo a una nueva Congregación, conforme se recogía en las Constituciones y en el Reglamento provisional, siendo las primeras aspirantes, en número de diez religiosas.
- Saturnino nombra Superiora a Teresa y le entrega las Constituciones. Reconoce sus profundas virtudes: ...”Las cualidades de discreción, sensatez y prudencia que le reconozco me hacen tener fundada la esperanza de que sabrá llenar cumplidamente tan importante como delicada misión.”
La primera casa fundacional
En mayo de 1873, pese a la convulsa situación política agudizada tras la proclamación republicana y el bombardeo sobre la ciudad de Valencia, la Junta de la Acción Católica y su secretario José María Jaldero, convencido católico y protector de pobres y desvalidos, en colaboración con José Navarro, se apresuran en la agilización de las gestiones encaminadas a adquirir la casa fundacional dentro del casco urbano, adquiriéndose en primer hogar en la plaza de la Almoina nº 4 (vocablo valenciano que equivale a limosna) de la capital del Turia, al lado de la catedral, del Palacio Episcopal y de la Basílica de la Virgen de los Desamparados.
La fecha fijada para su definitiva inauguración tuvo lugar el 11 del mes de mayo, fiesta de Nuestra Señora de los Desamparados, tomada como patrona de la Congregación. El viaje desde Barbastro se organizó en tres grupos ante el miedo reinante tras la proclamación de la Primera república española, presidida por Nicolás Salmerón.
El día 10 ingresaban los primeros ancianos admitidos en Valencia, teniendo preferencia los más desvalidos, siendo la primera, una anciana de 99 años y un anciano de 93.
El acta emitida en el Libro de Fundaciones por la fundadora, indica que en el año 1876, día 8 de mayo, llegaron a Valencia y tomaron posesión de la casa las siete primeras hermanitas venidas desde Barbastro, acompañadas por su fundador Saturnino López Novoa.
El lunes 12, daba comienzo la postulación por las calles y mercados de Valencia con una aceptación y suministro de bienes, por lo que muy pronto se vió incrementado el número de ancianos asistidos conforme a la profética frase de su fundadora: “cuantos más pobres, más protectores”.
Las Hermanitas de los Ancianos Desamparados llegaron a la ciudad de Almansa el 22 de junio de 1884. Las cinco primeras hermanitas, ocuparon como casa Asilo, el palacio de los condes de Antillón, situado en la calle de la Rambla, num. 16. El 28 de noviembre de 1963, el asilo se trasladó a la nueva Residencia San José, sito al final de la calle de la Corredera. Durante más de 130 años, las Hermanitas se ha venido ocupando del cuidado de los ancianos/as almanseños, financiándose con un 80% de las pensiones de sus asilados y de las donaciones y aportaciones de empresas y personas almanseñas.
Coincidiendo con el 150 aniversario de la fundación de la Congregación, es de justicia recordar y agradecer la labor que las hermanitas de los Ancianos Desamparados realizaron durante más de 130 años en la Residencia San José de la ciudad de Almansa.
Desde el pasado año, tan emblemático Asilo, se ha convertido en un centro privado llamado también geriátrico, manteniendo el nombre de Residencia de Mayores San José. Las pocas hermanitas que quedaban fueron trasladadas por orden superior a distintas congregaciones de poblaciones castellano-manchegas y levantinas.
Por Alfonso Hernández Cutillas. Abril 2023.