No es una exposición más. Es una de las mejores propuestas que han pisado la Casa de Cultura de Almansa en los últimos tiempos. Sin merecer a todo lo demás, Vicente Rosique y Shelma Zebensuí han conseguido una experiencia sensorial única, propia de las grandes salas, un simple paseo que hará volar a los visitantes. Fotos del texto | Pedro Fito
«Paseo por los sueños del Señor Lapicero» es una exposición única que consigue elevar al visitante más allá del pensamiento y de la razón para así permitirles abrazar sin complejos la irrealidad de sus sueños. La ensoñación, la fantasía y la imaginación de dos tremendos y abrumadores artistas integrales como Rosique y Zebensuí se ponen al servicio del espectador dentro de una exposición más que original, única y que destella fuertes vínculos con lo psicodélico pero no exótico, sin dejar a un lado la cercanía con lo común. Todo muy underground… y se agradece.
Un viaje inolvidable
Podríamos intentar definirlo como surrealismo onírico salpicado con fuertes tonalidades de arte pop y mezclado a través de un montaje contemporáneo lleno de luces y sorprendentes cambios que no dejarán indiferente a nadie, ni mayores ni pequeños. Pero lo cierto es que entrar en la sala principal de exposiciones de la Casa de Cultura hasta el 1 de mayo de 2023 es entrar en otro mundo, los artistas encargados han logrado transformar al extremo este espacio, irreconocible para la parroquia que solemos acudir a las exhibiciones y tremendamente atractivo para cualquier amante del arte.
Luces, arte plástico e infinita originalidad. El recorrido por los mejores sueños del tándem Rosique y Zebensuí nos lleva desde un pedido de pizza hasta un mar de patitos navegado por grandes buques pasando por un ser divino con cientos de ojos «que todo lo ve». Parece un extracto del Apocalipsis bíblico pero en realidad es el Génesis de una obra que, ojalá, sea así el comienzo de algo mucho más grande, ya que hablamos de una experiencia que bien merece segunda, tercera y cuarta parte.
Recomendamos afectuosamente a todos los amantes del arte directo, puro y sin tapujos que emprendan un paseo por los sueños del señor lapicero, un regalo de incalculable valor.