La Bodega de la Denominación Origen Almansa Tintoralba, de la vecina localidad de Higueruela, presentó en sociedad y ante los medios de comunicación locales su nueva línea de vinos. Tintoralba nos trae por un lado «Piedras Coloradas» y por el otro «Cerro del Buey». Dos botellas de tinto, elevando al máximo exponente el sabor, aroma e inconfundible color de la uva Garnacha Tintorera, joya de la corona de la enografía almanseña.
Dos tintos para el paladar más «calizo»
Los dos nuevos vinos llegan de la mano y bajo la marca «Alquería», en honor al yacimiento prehistórico descubierto recientemente en Higueruela, el Ayuntamiento del municipio dio el permiso pertinente a Tintoralba para hacer uso del nombre.
Juan Manuel de la Mata, director comercial de la bodega, explicó cómo la garnacha tintorera es una variante en expansión y que será el preferido de muchos mercados. «Fue esta variedad de uva la que me convenció para venir a Tintoralba a trabajar», explicó el experto en ventas. A su lado, fue Pedro Sarrión, enólogo de la bodega protagonista y uno de los mayores entendidos de la garnacha tintorera.
Fue Sarrión quien guió a los presentes que acudieron a la sede de la DO Almansa en la Ermita de San Blas para una cata que, bien es cierto, fue breve, pero que también estuvo llena de detalles, curiosidades y por supuesto sabor.
Piedras Coloradas
El primero de los vinos que agraciaron el paladar del respetable fue el «Piedras Coloradas 2022». Un vino que nos transporta a nuestro entorno mesetario, de pura roca caliza, donde la Garnacha Tintorera es reina y señora del vino. Tan solo con el título de este tinto ya se asegura ese distinguido sabor intenso antes de ni siquiera oler, ver o degustar.
Hablamos de un vino joven, en cuya elaboración no hay ningún tipo de componente animal y tiene la mínima intervención en bodega, por lo que se considera vegano. De la Denominación de Origen Almansa, está elaborado al 100% con garnacha tintorera cultivada a casi 1000 metros de altitud en la localidad de Higueruela. Criado por 3 meses en barrica de roble americano y luego en depósitos de hormigón. Tintoralba apuesta por este vino para expandir mercados y saciar las demandas del consumidor. Muy colorado, como su nombre y como su uva, con aroma frutal y un sabor no astringente.
Cerro del Buey
Su hermano mayor, el «Cerro del Buey 2022» tiene un periodo de crianza de seis meses en barrica de roble francés. Tinto joven elaborado, cómo no, al 100% con uva garnacha tintorera de viñedos viejos a casi 1000 metros de altitud.
«Una parte de Cerro del Buey realiza la fermentación malolactica y posterior crianza durante 6 meses en barricas de roble francés de 500 litros, permaneciendo en contacto con las lías finas para obtener la mayor suavidad y dulzura de los taninos», explican desde Tintoralba.