En estos días de imágenes impactantes y dramas humanos televisados, muchas y muchos se preguntan si se puede hacer algo por la situación que atraviesa Afganistán. En este sentido, Almansa Feminista y la Plataforma de Apoyo a las personas Refugiadas han querido alzar la voz para acercar una de las problemáticas más alarmantes del momento a la ciudadanía de nuestra localidad. Porque «lo que no se cuenta no existe», como reza la campaña a la que se adhieren: #YoRompoElSilencioPorTi.
Y así, voces pertenecientes a ambas asociaciones comparecieron esta mañana, en rueda de prensa, para comunicar al pueblo cómo afecta a las mujeres afganas la toma de Kabul por parte de los talibanes. El nuevo régimen anticipa un escenario muy oscuro para ellas. De hecho, la Asociación Revolucionaria de Mujeres de Afganistán ha publicado una lista con las 29 prohibiciones que sufrirán las mujeres. Algunas de ellas incluyen que las mujeres no puedan estudiar, trabajar, ser tratadas por doctores masculinos, practicar deporte o reflejar su opinión política.
«No olvidéis jamás que bastará una crisis política, económica o religiosa para que los derechos de las mujeres vuelvan a ser cuestionados. Esos derechos no son nunca adquiridos: deberéis permanecer alerta durante toda vuestra vida», dijo una vez la escritora Simone de Beauvoir, a quién parafraseó esta mañana Anna Janina Sterkowiec, presidenta de Almansa Feminista.
Las activistas almanseñas insistieron en que siempre que se produce un conflicto de este calibre «somos nosotras las violadas, las abusadas y las olvidadas». En este sentido, la PAR y Almansa Feminista incidieron en la obligación de instar a la comunidad internacional a que se pronuncie y actúe para proteger a las mujeres y menores afganos, cuyos derechos humanos y fundamentales están siendo violados. Así, subrayaron la necesidad de abrir corredores humanitarios para evitar la pérdida innecesaria de vidas inocentes.
«La mujer afgana se encuentra bajo el yugo del patriarcado más extremo y misógino de nuestra época», manifestó Sterkowiec. Y prosiguió: «En Afganistán viven millones de mujeres. En 2001, volvieron a las escuelas y se convirtieron en maestras, periodistas, médicas, políticas, etcétera. Un 25% del parlamento de Kabul son mujeres que, próximamente, se enfrentarán al horror».
El borrado de la mujer afgana
Fue Belén Sánchez, portavoz de la PAR, quien enumeró las normas impuestas por los talibanes a las mujeres afganas. Entre ellas se hallan la completa prohibición de trabajo fuera del hogar, prohibición de las salidas si no están acompañadas de un «mahram» (hombre con el que tengan parentesco cercano), prohibición de comerciar con hombres, obligación de vestir el burka completo, azotes en público por cualquier tipo de incumplimiento de las leyes o la prohibición del uso de cosméticos de cualquier tipo, imponiéndoles sanciones como la amputación de los dedos por pintarse las uñas.
La mujer afgana no podrá reír en público, escuchar música, ver películas o asomarse al balcón de su domicilio. También queda prohibido cualquier tipo de representación gráfica de la figura femenina, que no puede aparecer en medios ni pronunciarse en ellos. Belén subrayaba que «Lo que no se representa, queda borrado: no existe».
Por todo ello, las mujeres almanseñas manifiestaron la inminente necesidad de luchar contra el machismo y solicitaron la mayor solidaridad y comprensión ante la inminente llegada de refugiadas, de cara a facilitarles el asilo que solicitan debido a una situación de máxima gravedad: la imposibilidad de ejercer el derecho a la vida en su país. Por último, señalaron que romper el silencio, presionar al Gobierno español y a la comunidad internacional es crucial para conseguir una acción real ante este drama humano.
