24/11/2024

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El nieto del herrero de Almansa que murió en Gusen, el matadero nazi de Mauthausen, sigue en «lucha»

Tres descendientes de víctimas del franquismo relatan su dolor y valoran la aprobación de la nueva Ley de Memoria Democrática
Herrero de Almansa / Nietos de víctimas del franquismo - EFE/Sol Carreras

«Mi abuelo era un herrero natural de Almansa, Albacete, que en dos décadas tuvo que sufrir tres guerras distintas y fue asesinado en un campo de concentración nazi», cuenta Enrique Pastor, nieto de Francisco López García, alias Sopas, en declaraciones a EFE. A su lado, Pury Gallardo y Purificación López, también nietas de víctimas del franquismo, conversan cerca del Arco de la Victoria, que conmemora el triunfo de Francisco Franco, en Madrid. Los tres garantizan que seguirán en «lucha» tras la aprobación en el Congreso de la nueva Ley de Memoria Democrática, pero no creen que vaya a sanar por completo sus heridas familiares después de años de pesquisas sobre el asesinato y desaparición de sus abuelos.

Tras participar en la Guerra Civil, el almanseño Francisco López García se exilió a Francia, donde estuvo en varios campos de concentración junto a otros miles de exiliados españoles, hasta que los nazis invadieron el país y lo trasladaron a uno de los peores campos de concentración alemanes: Mauthausen. Pero al Sopas le aguardaba un destino aún más aciago, pues de allí pasó a su satélite, el campo de exterminio de Gusen, un matadero situado a pocos kilómetros de distancia.

Allí fue asesinado, el 18 de noviembre de 1941. Enrique lamenta que en España apenas se sepa nada de este lugar, en el que fueron asesinados alrededor de 4.000 republicanos españoles. Así mismo, reprocha que nuestro país «nunca haya reconocido su parte de responsabilidad» en la deportación por la «connivencia del gobierno franquista y la Alemania nazi».

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Así mismo, afirma: «Estamos un poco desilusionados con la actuación de los distintos gobiernos que ha habido en este país durante la democracia en lo que se refiere a la recuperación de la memoria de los deportados españoles a campos nazis». En su opinión, «se ha perdido la oportunidad de homenajear a los supervivientes» de una tragedia que le tocó vivir a su abuelo, cuya historia le llegó a su abuela a través de varios testigos.

«Mi madre tuvo que crecer sin padre desde pequeña», comenta con dolor Enrique, que empezó a rastrear hace unos años la historia de su abuelo junto con un primo suyo, con la esperanza de saber más y dar visibilidad a este tema. Sin embargo, no cree que la nueva ley de memoria contribuya a poner el foco en los españoles deportados a campos de concentración que, según subraya, «son víctimas por partida doble».

«Son víctimas del nazismo porque los asesinaron los nazis. Pero también son víctimas del franquismo porque, gracias a esa relación, a esa connivencia probada por los historiadores, la Alemania nazi los deja de considerar prisioneros de guerra, los considera apátridas y los traslada a campos de concentración donde más de la mitad son exterminados», apunta.

Pury Gallardo: «Mi abuela falleció sin saber dónde estaba su marido»

El abuelo de Pury, Pedro Gallardo Escribano, que ejerció de alcalde socialista en Valdetorres (Badajoz), fue asesinado el 13 de julio de 1940 con 46 años en la prisión de Badajoz, donde lo habían encarcelado al finalizar la Guerra Civil sin que su familia tenga claro aún el motivo. «No había hecho nada, ni siquiera había estado en el frente, lo tuvieron de administrativo», cuenta su nieta, que cree que le tenían «un poco de manía» porque «ayudaba muchísimo a la gente pobre».

Su abuela también fue detenida y acabó en la cárcel de mujeres de Trujillo (Cáceres), aunque en su caso falleció mucho después, cuando tenía 86 años, pero «sin saber dónde estaba» su marido. Pury empezó a tirar del hilo hace unos años, cuando al leer un libro sobre la Guerra Civil vio escrito el nombre de su abuelo, del que ya le había hablado su padre cuando ella era pequeña.

A través de los registros, logró averiguar que su abuelo fue enterrado en una fosa común ubicada en el cementerio antiguo de Badajoz, pero aún no ha logrado recuperar los restos por distintos obstáculos administrativos. Pury, que desde la década de 1980 vive en Madrid, sigue su «lucha» con la esperanza de lograr su objetivo y así poder darle una alegría a su padre, de 95 años, antes de que fallezca. «Es triste que estén dejando morir a toda esa generación que sufrieron todo eso. No se están dando cuenta que ese daño que le han hecho a ellos de alguna manera me lo han hecho a mí», lamenta.

Purificación López: «Mi abuela sale de la cárcel y se encuentra viuda con cuatro hijos»

Los restos del abuelo de Purificación, Álvaro López Ruiz, también siguen sin aparecer más de ocho décadas después de su muerte, en la noche del 17 al 18 de abril de 1939, poco después de acabar la Guerra Civil. Acababa de regresar a Valdecaballeros (Badajoz) tras salir de la cárcel cuando unos jóvenes «vestidos de falangistas» lo llevaron en un camión junto a otras cinco personas hasta una finca a las afueras del pueblo con unas trincheras excavadas en las que echaron sus cadáveres tras asesinarlos.

«Mi abuela al salir de la cárcel se encuentra con que han asesinado a mi abuelo, con que tiene cuatro hijos y con que en el pueblo es la mujer de un rojo y nadie les da trabajo», cuenta. En 2007, con la aprobación de la Ley de Memoria Histórica, Purificación se planteó empezar a investigar sobre el paradero de su abuelo cuando su padre comentó que podrían tratar de localizarlo, lo que le dio «carta blanca», ya que durante años este tema fue «tabú» en la familia. «He vivido confiada pensando que mi abuelo había muerto en la guerra, en el frente. Lo que no sabía es que lo habían asesinado y seguía en un paraje desconocido», dice.

Por el momento, sigue sin localizar los restos de su abuelo, aunque ha logrado un plano del lugar donde supuestamente fueron excavadas las trincheras y, además, ha contado con la ayuda del experto en georradares Luis Avial, que supervisó los trabajos de localización del cadáver de Cervantes en Madrid. Aunque considera que la nueva ley de memoria se queda «muy corta», Purificación tratará de beneficiarse de ella todo lo que queda, sobre todo ahora que la Junta de Extremadura ha retomado un proyecto de búsqueda de fosas y que su padre, de 92 años, todavía vive. «Su deseo es recuperar los restos de su padre y llevarlos con su madre. No irse de aquí dejando a su padre en una cuneta asesinado y tirado».

Redacción / Sol Carrera / EFE

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