En un mundo donde la tecnología transforma cada rincón de nuestras vidas, hay quienes logran ver el mundo desde otra perspectiva, literalmente. Es el caso de «elojodedrone», un creador de contenido que, a través de sus redes sociales, nos ofrece una visión única de paisajes cotidianos, como nuestro querido castillo, y de eventos tan icónicos de nuestras fiestas, como la embajada nocturna, todo ello capturado desde las alturas.
Sin revelar su identidad, hoy comparte con nosotros el potencial y la evolución de los drones, no solo en el ámbito audiovisual, sino también su impacto en áreas como la energía fotovoltaica, la topografía y los rescates, donde estas herramientas están transformando el entorno y, en muchos casos, salvando vidas. Además, nos hablará de sus inicios, de la normativa que regula el uso de estos dispositivos y de la importancia de la formación.
Desde sus primeras tomas, «elojodedrone» quiere demostrar que detrás de cada vuelo hay algo más que técnica: hay pasión, creatividad y un profundo deseo por dejar un legado audiovisual que perdure en el tiempo.
Se puede decir que el mundo de los drones es bastante nuevo y actual. ¿Cuándo empezó esta pasión para ti?
Desde pequeño siempre me han gustado los aviones de aeromodelismo, los helicópteros… Por circunstancias, cuando eres niño no puedes permitírtelo y, a lo mejor, tus padres tampoco. Ya de adulto, después de llevar un tiempo trabajando, pensé: «Oye, ¿por qué no me compro un dron?» Lo quería para hacer fotos diferentes, que no fueran tomadas desde el suelo. Así empecé, hace 8 años, con un dron de AliExpress que costaba 60€.
Eso es prácticamente ser pionero en el tema de los drones.
Prácticamente, sí. Los drones que había entonces no se parecen en nada a los de ahora. Aún tengo ese primer dron guardado «como oro en paño». Cuando me di cuenta de que realmente me gustaban, decidí comprarme un DJI Phantom 4K de segunda mano. Quería algo que captara buenas imágenes, porque el primero era muy básico e incluso se lo llevaba el viento. Ahí empezó todo, con aquel aparato enorme de casi kilo y medio.
Realmente llevas bastante tiempo: ¿Cuál fue una de las primeras cosas que grabaste?
La primera foto que hice, que todavía conservo, fue en un río situado entre Teruel y Cuenca. Ahí tomé mi primera foto y grabé mi primer video, que aún tengo en mi Instagram. Ese fue también el primer dron profesional que, por cierto, estrellé [risas].
Empezaste poco a poco y, al final, has creado una marca. ¿De dónde nace esa ilusión por hacer algo así?
Mi intención era poder compartir cosas de mi pueblo y de otros sitios, enseñar ciertos lugares que la gente quisiera ver y hacer algo que quedara para la posteridad. Me di cuenta de que casi nadie estaba haciendo esto, en parte porque no se podían volar drones en la ciudad, así que lo primero que hice fue asesorarme para poder hacerlo. Quería que la gente pudiera decir: «Mira, hay un video de La Hunde, un video de Montemayor, un video del Castillo de Almansa», y que todo eso quedara ahí para siempre.
Has tenido la oportunidad de grabar en muchos sitios, tanto fuera como dentro de la ciudad ¿Cuáles crees que han sido las grabaciones más impactantes que has hecho?
Cuando se desbordó el pantano en 2019, grabé un video de los daños que provocó. Se lo pasé a un amigo, lo subió a internet y luego quise compartirlo yo también. De hecho, me llamaron para ver si podía hacer volar el dron sobre la zona y registrar los daños, y hay un video en YouTube que muestra todo el impacto que causó el desbordamiento.
Otro de los videos más largos y populares que he realizado fue sobre el Castillo de Almansa. Ese video recibió bastante apoyo, aunque el alcance de cada publicación depende mucho de la plataforma donde lo comparta.
¿Cómo fue grabar la batalla o el Ciclocross de este año?
Grabé la Batalla de Almansa de este año y también la de hace dos y creo que fui el primero en hacerlo desde el aire. Para la Batalla tuve que entrar por un hueco muy pequeño, porque la legislación desde el 25 de junio es más estricta. Se permite volar por encima de personas siempre y cuando el dron pese menos de 250 gramos. Sin embargo, si hay muchas personas juntas y no pueden separarse, como en el caso de una grada, no se puede volar por encima de ellas. En este caso, la interpretación de las normas puede variar.
Para el Ciclocross, le pedí permiso al concejal y organizadores del evento(además de a los coordinadores del helipuerto del hospital), y me concedieron todas las autorizaciones sin problema. Pero muchas veces lo hago simplemente para que el evento se conozca y para seguir aprendiendo. Muchas tardes me dedico a salir al aire libre y a practicar, aprendiendo, como se suele decir, a base de prueba y error.
Hay drones que pueden llegar a correr más rápido que un Fórmula 1. ¿Has tenido la oportunidad de probar alguno?
Me encantaría, pero dudo que pueda tener un dron como esos. El que yo tenía llegaba a los 140 km/h. Una vez, en un evento con Atalaya Experience, con quienes he hecho varios videos, vino un chico (Pablo Toral) que había estado en el Dakar, y en un recorrido logré adelantarlo con el dron. Muchos se quedan sorprendidos, por lo espectacular que es pasar cerca, que el dron capte el adelantamiento. Y aunque avises, con el ruido del motor del vehículo, no lo ven venir.
Los drones FPV, son el siguiente nivel. Son drones en los que usas gafas para ver las imágenes en primera persona. Además de estar estabilizados y capturar imágenes de gran calidad, con movimientos más rápidos y acrobacias te dan ese subidón de adrenalina que llama la atención del espectador, y como creador, te lleva a buscar tomas más impactantes para sorprender.
Tengo entendido que la normativa española para pilotar drones no se equipara con la europea. ¿Es eso cierto?
Sí, en España es ahora mismo el país más restrictivo de Europa en este tema. Hasta el 24 de junio, con el dron que utilizo para volar en ciudad, un dron menor de 250 gr, podía volar en Almansa pidiendo permiso al helipuerto, y no había ningún problema, podía volar a 20 metros de altura en casi cualquier sitio e incluso sobrevolar casas. Ahora, no. Ahora tengo que seguir pidiendo ese permiso al helipuerto y, además, enviar un escrito al Ministerio del Interior con cinco días de antelación solo para comunicarles que voy a volar. Ya no puedo volar sobre una casa o edificio, en cambio, al notificar que voy a volar en un sitio urbano, puedo elevar el dron a 120 metros en un parque, me lo permiten, aunque haya niños alrededor. Yo prefiero volar sobre una casa, porque si el dron se cae, daña una teja y no a una persona.
¿Y a qué crees que se debe que estas normas sean tan restrictivas en España?
Creo que nace del desconocimiento. Seguramente, quien hizo esas normas no ha tocado un dron nunca. Es como todo, con un dron está claro que puedes causar daño si lo manejas mal. También hay mucho desconocimiento en la gente que compra un dron y, al verlo pequeño, cree que lo puede volar sin más. Pienso que se debería legislar la venta de drones antes que a las personas. Conozco gente en Valencia que tiene tiendas de drones, y me dicen que llegan jóvenes o padres queriendo comprar un dron para sus hijos sin saber si pueden volarlo, y luego vienen los problemas. El dron está equiparado con una aeronave, como si fuera un avión, entonces las multas son desproporcionadas. Si te pillan sin la autorización del helipuerto y volando un dron de mayor peso, fácilmente te pueden proponer para una sanción de 20.000 € o incluso más.
Antes me comentabas algo que me parece muy interesante mencionar, y es cómo el dron se ha convertido en una herramienta de trabajo que facilita un montón de tareas, especialmente en telecomunicaciones y fotovoltaica. Cuéntanos un poco sobre eso.
En el caso de las placas solares se tenía que hacer una revisión termográfica de cada placa con una cámara de mano. En un campo de 50 megavatios (unas 50 hectáreas), podían tardar un mes haciendo todas las revisiones manuales y generando los informes. Ahora, los drones vienen equipados con cámaras termográficas y basta con hacer el recorrido desde el aire, programando la posición por donde debe pasar el dron, y puede revisar hasta tres placas en un segundo. Lo que antes tomaba un mes ahora se hace en una semana, y donde antes se necesitaban cinco o seis personas, ahora bastan dos. Es una evolución enorme, especialmente con el dron termográfico que puede detectar incluso personas.
Otro uso muy interesante se da en incendios y en trabajos topográficos. ¿Cómo contribuyen en situaciones como estas?
Los incendios son un ejemplo muy bueno para ver los beneficios del dron, porque por la noche puedes ver exactamente dónde se ha iniciado el fuego, por ejemplo, si cae un rayo. Con un dron equipado con cámaras termográficas, puedes buscar la zona afectada, y aunque esté a 70 u 80 metros de altura, es capaz de detectar un cambio de temperatura de tan solo dos grados.
En otros casos, con drones más grandes, también pueden utilizarse para rescates. Son capaces de llevar una persona o arrastrarla si está en el mar, lanzando un salvavidas para que se agarre y luego trasladarla hasta la orilla. Es increíble la versatilidad que tienen estos dispositivos.
A nivel topográfico, pueden crear perfectamente una nube de puntos y generar un modelo 3D de lo que quieras, sin necesidad de tener una cámara espectacular. De hecho, conozco topógrafos que están haciendo este trabajo con drones que tienen seis años.
¿Qué consejo le darías a alguien que quiere empezar o que tiene ese gusanillo por los drones?
Lo primero, que aprenda la legislación. Es fundamental conocerla porque, aunque puede que no pase nada, el día que ocurra algo se arrepentirá de no haberse sacado los títulos o de no haberse informado mejor sobre este mundo. Volar, al final, lo aprende todo el mundo poco a poco, y también a hacer fotos espectaculares, pero lo más importante es saber la normativa. También recomendaría hablar con alguien que ya tenga experiencia con drones y que pueda ayudarle. No alguien que simplemente se haya comprado uno y le dé igual todo, sino alguien que controle y que pueda decirle: «Mira, tienes que hacer esto, esto es lo mínimo».
Por mi parte, si todo va bien, voy a volar a principios de diciembre por la Ciudad de las Artes y las Ciencias y, si se organiza este año, estaré en el Maratón de Valencia. (Nota de La Tinta: finalmente, sí que pudo ir a la maratón de Valencia, y el resultado fue tremendamente positivo, seguramente el año que viene pueda volver a ir a grabar con la propia organización del evento.
De cara a la embajada del año que viene estrenaremos un dron más avanzado y equipado con una cámara de mayor calidad. Mientras tanto, también realizo trabajos audiovisuales en bodas, comuniones y otros eventos.
Muchas gracias por tus respuestas y por toda la colaboración altruista que has tenido con La Tinta de Almansa desde el principio, es algo que valoramos de corazón.
Me ha encantado la entrevista, y ya sabes que si necesitas cualquier cosa, solo me tienes que dar un toque y estaré encantado de ayudar en lo que haga falta. Un placer, de verdad.
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Al acabar nuestra conversación, nos fuimos juntos a realizar un reportaje fotográfico en los aledaños del Castillo de Almansa. Allí, pude comprobar en primera persona cómo se siente al volar por el cielo de esta tierra manchega. Gracias a uno de sus drones y a las gafas de conducción inmersiva, viví una descarga de adrenalina maravillosa, un momento único con un atardecer precioso que siempre agradeceré a nuestro entrevistado de hoy: el permitirnos volar a otras personas con su trabajo, en muchos casos altruista, pero siempre de calidad y con una sonrisa.