Hay ocasiones en las que daría todo lo que tengo por saber cómo funciona la cabeza de un genio, conocer todo lo que pasa por ella y aprender cómo transforman las ideas en creaciones que puedes ver, oír o tocar.

Si pensamos en pintura almanseña, es imposible no nombrar a Paulino Ruano. Uno de los pinceles más reconocidos de la ciudad, no solo por su gran categoría artística, sino también por ser la firma que decora miles de hogares por todo el sureste.

Pero en esta entrevista no charlamos con él de pintura, sino de humor. Ruano lanzó hace unos meses su libroMiDiccionario, una aberrante obra en la que deja volar su imaginación por encima de los límites establecidos de la corrección política. Palabras inventadas generan una enciclopedia de desternillantes ideas que harán reír hasta al más comedido.

Tras esta presentación, no me queda otra que hacerle esta pregunta: ¿Ha perdido la cabeza Paulino Ruano?

Mi cabeza estaba perdida desde hace tiempo [Risas]. Fueron mi familia y mi mujer los que me fueron reeducando. Considero que siempre he sido un poco «cabra loca». He tocado muchas disciplinas artísticas y he absorbido como una esponja todo lo que me gustaba. A raíz de esto, he desarrollado una afición con cierto éxito, lo cual ha generado en mí una personalidad muy creativa y, sobre todo, sin miedo a nada.

Midiccionario es una ocurrencia que se ha trabajado por muchos años, muy influenciada por el primer diccionario del humorista y escritor José Luis Coll. Me impactó tanto esta obra que mi cabeza no dejó de pensar palabras por 20 años.

Perdona que te interrumpa, ¿has estado 20 años escribiendo las palabras que se te ocurrían?

Sí, durante 20 años he creado más de tres mil palabras. En el libro hay seleccionadas unas dos mil. Con mucha ilusión, y sabiendo que no soy un literato, me lancé a publicar una obra descarada. El aliciente, donde tiene más valor el libro (aunque el lector lo dirá), es que los términos vienen acompañados de ilustraciones.

¿Cómo ha sido el proceso creativo a la hora de hacer estas ilustraciones? Me imagino que reirías mucho…

Me es fácil expresar con el pincel lo que tengo en la cabeza. El problema llega cuando ese dibujo está hecho con una técnica más o menos adecuada. De hecho, el libro no tiene una unidad establecida de estilos, cada imagen tiene una técnica distinta. La mayor dificultad fue escoger las palabras para que fueran las ideales a la hora de ilustrar y que el público las aceptara al verlas.

Hablando de la aceptación del público, ¿cómo afecta la corrección política a la hora de expresar algo rompedor y descarado?

Pues si te digo la verdad, no lo he pensado. Yo me he limitado a plasmar las ideas que tengo en ilustraciones con todas las consecuencias que pudiera traer, porque reconozco que hay imágenes que se pasan de atrevidas. La vida es así, hay chistes, humor y cosas descaradas. Ya José Luis Coll realizó algo similar en la época de Franco, cuando había una durísima censura. Incluso hemos llegado a coincidir en ciertas palabras sin pensarlo, que nadie se piense que las he copiado. [Risas]

¿Por qué es tan difícil hacer una broma sobre penes y que no provoque risas?

Son bromas fáciles y hay personas a las que le gusta el humor sencillo. ¿Por qué le tenemos que poner límites a algo tan natural? Quiero decir, el humor directo y sencillo muchas veces es mejor que el refinado, inteligente o complicado.

¿Qué tal ha ido con la editorial a la hora de publicar Midiccionario?

Ningún problema. Sí que tengo la espinita clavada con las ilustraciones. Esta edición se ha impreso en digital, lo cual ha provocado que no se vean con toda la calidad que poseen. Si te enseño los originales, verás que no tienen nada que ver. Esto me anima a editar el libro de otra forma en futuras ediciones. Ya me he metido de lleno en este mundo y desde que saqué el libro ya llevo escritas otras 1.000 palabras más.

A pesar de lo que dice Paulino, que es muy perfeccionista, quiero dejar claro a los lectores que la calidad de los dibujos sigue siendo muy buena y no afecta al disfrute del libro. Siguiente pregunta: Me sorprendió mucho que una persona como tú, con el bagaje que tienes, tenga que hacer un crowfunding para sacar el libro.

Eso fue por miedo a quedarme con muchos libros sin vender. Pero la respuesta ha sido genial, puede que incluso haya momentos en los que me arrepienta y piense que podría haberlo hecho de otra manera.

¿Algún proyecto similar para el futuro?

Tengo la idea de hacer un bestiario. Imagina que en el Arca de Noé sucediera un desmadre con todos los animales dentro y que cuando abrieran la puerta aparecieran todos mezclados entre sí. El objetivo es hacer una enciclopedia de «gallifantes y abejonejos» con ilustraciones mucho más elaboradas, más realistas, no voy a escatimar en recursos para publicar unos dibujos bárbaros.

¿Cuál es tu opinión sobre cómo se edifica el idioma en España? Es decir, ¿la lengua la hacen los hablantes o la estipula la RAE?

Yo respeto mucho a la Real Academia. Es más, todas las palabras que he creado las he hecho a mi manera, pero me he fijado siempre en las definiciones de la RAE para generar ese doble sentido. Es decir, la definición de la palabra inventada comienza como la de la RAE hasta llegar un momento en el que la llevo a mi terreno y entra el factor humor.

Para acabar. No me olvido de tu etapa en política y me gustaría preguntarte: ¿a qué político le recomendarías tu libro para que se eche unas risas y deje de estar tan tenso?

Pues creo que a todos [Risas]. Les hace falta a todos un toque de humor para que humanicen de una vez por todas esa guerra que tienen entre ellos, que dejen de mirar por sus conflictos personales o políticos y miren todos por el interés del ciudadano.