Raúl Climent (cuyo pseudónimo es Martin Lee) es un humilde escritor de novelas fantásticas que rompe todos los moldes de la noble profesión. El valenciano, ahora vecino almanseño, es el autor de la saga Mythos, una serie de obras que pertenecen al género de la fantasía épica. Tras Las guerras del sur y La sombra de Daugris, pronto llegará la tercera entrega. De su puño y letra y «siguiendo los pasos de Bilbo Bolsón» está edificando un nuevo y genial mundo al que poder viajar sin moverte de tu habitación. 

Hoy nos entrevistamos con él para repasar cómo comenzó su carrera de escritor y qué opina del presente y del futuro de su obra magna: la saga Mythos. Una conversación cargada de letras, humanismo y pasión por la literatura fantástica. 

¿Cuándo fue el momento en el que comenzó tu amor por la escritura?

Siempre he tenido esa inquietud, pero la verdad es que he estado muy ocupado durante muchos años y ahora que tengo un trabajo con un horario normal, tengo más tiempo. Sin embargo, fue cuando decidí escribirle un cuento a una de mis hijas. Pensé que todo el mundo puede contarle un cuento a su hija, pero no todo el mundo puede escribírselo.

Tras aquello, una noche yendo a trabajar de madrugada pensé que estaría bien seguir escribiendo. Admiro mucho a la gente que es capaz de escribir, por todo lo que conlleva antes, durante y después. El tomar información, el formarse… es donde más trabajo pone un escritor.

Con lo que conlleva ser creador de contenido, ¿alguna vez notas presión al imaginar el entramado de tus obras?

Sí, existe esa presión. Porque tiene que existir una coherencia global para que no chirríe al lector. Hay personajes que están dedicados directamente a lectores también y se incluyen dentro de la novela. Yo escribo todo a mano y luego le voy dando forma en limpio sobre el ordenador. Tengo la casa llena de montones enorme de papel y tinta. Nunca los desecho ya que cuando releo vuelvo a pensar muchas ideas y encuentro muchos tachones, partes que están por cambiar.

¿Cuáles son tus influencias? ¿Qué significan los grandes de la literatura para ti?

Siempre digo que yo sigo los pasos de Bilbo. Cuento una historia como cualquier otro que escriba una saga. J. R. R. Tolkien ha sido la influencia número uno en lectura y escritura. El Silmarillion es la obra que quizá más me ha influido, la he estudiado mucho. La musicalidad de las letras que tiene esta obra me desbloquea, me da un cierto aire que no quiero perder.

Sin embargo, dicen que mi escritura, al ser más actual, se parece más a la de George R. R. Martin. Sin echarme flores, cuando autopubliqué una de mis obras, una filóloga italiana compró el libro y dijo que tenía la musicalidad de las letras de Tolkien, la acción de Martin, y las batallas de Sanderson. Pero creo que mi estilo se parece más a la literatura de Martin por la velocidad que tiene.

Vivimos en una época en la que Tolkien no hubiera publicado el Señor de los Anillos. Las descripciones detalladas están a la baja. El mundo actual necesita actualización constante. El lenguaje literario de la saga Mythos se parece a un guión televisivo. He de advertir que el primero de la saga es más denso porque hay que presentar a los personajes y establecer sus circunstancias en el universo de Luomimen. Pero tras esa primera parte comienzas a ver algo parecido a la agilidad de una serie de televisión y es donde la gente se empieza a enganchar.

Remitiéndonos a esto último acerca del consumo de cultura de ayer y hoy… ¿en esta obra podemos ver temáticas actuales?

Como con todo, no puede verse una obra antigua con los ojos del año 2021. Yo tengo claro lo que quiero transmitir en mi obra e intento que se perciba lo que quiero decir sobre la actualidad a través de la fantasía épica. Es posible que dentro de 100 años mi obra quede descontextualizada, si es que hay avance en muchas de las facetas sociales que nos preocupan hoy. Por ejemplo, la protagonista de la trama puente es una mujer que tiene muchos enlaces y una importante trascendencia en la obra. Es un personaje muy potente, con mucha fuerza y coraje.

La saga está funcionando bien, pero ¿cuál dirías que es el futuro?

En definitiva, esta saga no tendrá 50 libros, no será como Cuéntame [risas]. La obra se vive hoy día, mientras se lee en el presente, el final es ahora. Es como una mitología, el final lo tengo ya pensado y sería en un hipotético tercer o cuarto libro. No quiero que me pase como a George R. R. Martin con Vientos de invierno, que lo llevamos esperando unos cuantos años.

Si nos vamos al Raúl más personal, ¿cómo es posible físicamente tener tiempo para dedicarte a la literatura fantástica mientras mantienes un trabajo, cuidas a tu pareja, tus tres hijas…?

El otro día me preguntaron: «¿Qué sientes al ver cómo su publican tus libros y tienes que ir de un lugar a otro, presentación en presentación?» A lo que yo respondí: «Siento mucho sueño» [Se ríe, dejando notar el trabajo que lleva cada libro a sus espaldas]. La verdad que tengo mucho que agradecer a mi actual pareja y a mis hijas. Por otro lado, cada minuto que suelo tener lo invierto en escribir. No desaprovecho un tiempo de espera. Eso hace que tenga montones de folios de historias no escritas. Cada personaje que hay en las obras tiene una gran historia detrás escrita pero no publicada. Quién es, cuál es su familia, qué ambiciones tiene…

¿En qué formato podemos conseguir la saga Mythos? ¿Cómo podemos hacernos con ella?

Lo puedes encontrar en formato físico y digital. En todas las librerías de España, la Casa del Libro, Amazon, Fnac… Y en cualquier plataforma de gran distribuidor. A nivel internacional sí que existe el problema de Latinoamérica, que no puede tenerlo en formato físico debido a los aranceles que existen, que encarecen el triple el precio del libro.

Por otro lado, tus apellidos no son muy manchegos, ¿cuál es tu relación con Almansa?

Yo soy valenciano, pero soy almanseño de adopción. Vine aquí hace 8 años, cuando conocí a mi pareja. Y tengo buena relación con Almansa. A diferencia de la gran ciudad, el pueblo tiene el encanto de pasear por el centro, visitar las tiendas, el comercio local… Además, la comida es buenísima, fue algo que me impactó.

En el momento en que viste el castillo por primera vez, ¿se convirtió en una fuente de inspiración?

Claro que sí, y también los desfiles de moros y cristianos. De hecho, existe un guiño en el libro al Cerro del Águila, escrito con nombre élfico. En la saga se desarrolla el lenguaje élfico y sus declinaciones, que se asemejan mucho a la que usaban los elfos de Tolkien.

Mucha gente dice que las comparaciones son odiosas, pero si te comparan con grandes autores querrá decir que algo estás haciendo bien…

A mí no me gusta que la gente tienda a compararme. Es agradable que existan ciertos parecidos con lo que se hereda de los autores que uno lee a lo largo de su vida. Pero da respeto que comparen al alumno con el profesor, como es el caso de Tolkien. Yo lo he tomado de la mano, pero desde los 12 años, y es normal que exista un halo que recuerde a su literatura. Eso sí, aunque no soy filólogo, los profesionales que me han leído sí me han dicho que el lenguaje literario que utilizo tiene su estilo propio y original.

Y para acabar, ¿qué le dirías a los jóvenes, a una niña o a un niño que se plantee coger un bolígrafo y empezar a escribir?

Que no espere a tener 45 años. Que lo haga con 15, con 12, con los que sean. Tengo compañeras que escribieron su primera novela siendo muy jóvenes y sus padres tuvieron que firmar con la editorial porque no tenían la mayoría de edad. Además, escribir es bueno para la salud mental, porque descargas un poco de ti en la escritura. Escribir es conseguir un poquito de la inmortalidad que Aquiles ambicionaba, siempre pienso que en vez de ir a la guerra con Troya podría haber escrito un libro [risas]. Quien lee vive mil vidas y se hace permeable. Es como viajar. La multiplicidad de perspectivas y la lejanía de los absolutos hace que uno se enriquezca y crezca como persona.

La pasión y criterio que Raúl pone a sus obras se nota desde que abre la boca para hablarnos de sus inicios con la escritura. Siempre es un placer charlar con personas que disfrutan de lo que hacen. Que proporcionan relatos, que tienen historias que contar y que intentan transmitir la propia esencia a los lectores.

Cuando Raúl escribe lo hace de forma pura, no para gustar ni para vender, sino para conversar consigo mismo y entenderse mejor. Quizá todos deberíamos escribir un poco más en nuestro día a día para cristalizar pensamientos y objetivos. Y es que los seres humanos estamos hechos de historias; tenemos una estructura narrativa. Suerte para Raúl, que siga escribiendo la historia de su vida tan bien como lo hace con sus obras.

Entrevista realizada por Víctor Gil, Jose Manuel García y Berna Ortuño.