Llegó la hora esperada. Papá Noel está a punto de arribar a nuestro Mercadillo Navideño para recibir las cartas e ilusiones de los más peques de la casa: una visita prevista para el 20 y 21 de diciembre y que anuncia la celebración de los días más entrañables del año. Y quién mejor para contarnos sobre la expectación, el esfuerzo y la profunda alegría que trae consigo este evento para Santa Claus que su amigo más cercano en la ciudad.
Hemos tenido el privilegio de conversar con José Raúl Tomás Martínez, almanseño de toda la vida y confidente predilecto del abuelo barbudo más querido del mundo.
Autónomo dedicado al sector del calzado, no oculta la emoción que siente al ejercer de intermediario de la magia en estas fechas. Sabe que el propio Papá Noel está con los «nervios a flor de piel» ante el inminente encuentro que protagonizará para los niños y niñas de Almansa. Pero indica que «Santa tiene claro que su objetivo es transmitir la emoción y la magia a todos los que aún conservan la ilusión por la Navidad, sean mayores o pequeños».
El íntimo de Papá Noel nos aclara que la naturaleza de este personaje es la de aparecer la noche del 24 de diciembre para repartir los regalos que sus amigos, los duendes del Polo Norte, preparan con tanto esmero. Sin embargo, la geografía y el tiempo hacen que sea imposible llegar a todos los hogares en una sola noche. Por ello, Papá Noel ha decidido presentarse en algunos lugares unos días antes para poder estar más cerca de la infancia almanseña.
Aunque este trajín representa un esfuerzo considerable para su amigo, José Raúl insiste en que la recompensa es infinitamente mayor. «Es posible que Papa Noel note el esfuerzo después, cuando haya terminado todo ese día de trabajo», nos explica, «es cuando le saldrá el cansancio y tendrá que reposar unos días». Pero la balanza siempre se inclina hacia la alegría: «Puede muchísimo más la ilusión. La ilusión de los niños y niñas le da muchísima fuerza a Santa Claus»
Un vínculo más de 30 años
La conexión personal de José Raúl con Papá Noel es profunda y se remonta a los años 90. El aparejador nos cuenta que su contacto más estrecho se estableció cuando el repartidor de regalos decidió visitar por primera vez a su familia, cuando sus hijas eran muy pequeñas. Para José Raúl, ver la reacción de los niños de la casa fue un momento transformador: «Las caras que se les quedan cuando lo ven venir son la mejor recompensa». Ese sentimiento se ha mantenido intacto con el paso del tiempo, porque a Papá Noel «siempre le ha gustado que la gente lo sintiera y que compartiera esa ilusión con él». Por eso, cada vez que ha tenido la oportunidad de presenciar esa magia, no ha dudado en disfrutarla al máximo.
Aprovechando la cercanía y la honestidad de nuestro entrevistado, le preguntamos qué significa para él la Navidad en nuestros días. José Raúl, nacido en el 63, ha sido testigo de la evolución de esta fiesta, recordando esa época de su infancia en la que Papá Noel no había llegado a España todavía y cómo la celebración se centraba exclusivamente en los Reyes Magos. Con una mirada reflexiva y tierna, aunque sin eludir una crítica necesaria, José Raúl nos confiesa que, aunque las Navidades de hoy son «mucho más voluminosas», siente que se han vuelto «más distantes, más materialistas». Echa en falta esa cercanía genuina: «Prácticamente no hacemos caso unos de otros, no solamente a los chiquillos, sino entre nosotros».
José Raúl cree firmemente que lo más valioso de la Navidad es el «acercamiento familiar» y las reuniones para que quienes están lejos regresen y puedan estar juntos de nuevo. Recordando sus propias celebraciones, nos habla de una vida familiar, humilde y normal, donde el mayor regalo siempre era el cariño de sus seres queridos. Como padre de dos niñas, vivió la Navidad de similar forma pero distinta perspectiva, disfrutando los días libres de trabajo para hacer cosas diferentes a la rutina habitual y presenciar siempre la ilusión infantil. El recuerdo más dulce que atesora se centra en las veladas familiares el Día de Nochebuena: «En una ocasión, estaba todo el comedor adornado con motivos de Navidad, incluso el techo. Bajo esos adornos compartíamos mesa los cinco hermanos, junto a mis padres y más familia. Esos momentos que pasan casi desapercibidos… Son los más felices de la vida».
La conversación nos lleva a descubrir el profundo compromiso de José Raúl con la preservación de esta ilusión. Nos confiesa, con una sonrisa cómplice, el esfuerzo que hacía en casa para mantener viva la creencia de sus propias hijas. Papá Noel visitó su hogar durante muchos años: «Mantuve intacta la ilusión de mis propias hijas hasta sus 9 años más o menos», celebra. Esa década sirvió para crear un enorme almacén de anécdotas que nuestro entrevistado nos contó fuera de micros, a cada cual más alegre.
Pero el compromiso de José Raúl con la magia no es solo doméstico. Una de las primeras veces que ayudó a Papá Noel fuera de su círculo familiar fue con el AMPA del CEIP Príncipe de Asturias, ni más ni menos que en un Pabellón Polideportivo lleno de alumnado,. Estas son las experiencias que empujan a José Raúl a recomendar que «cualquier persona sea alguna vez el mejor amigo de Papá Noel».
El regalo más valioso no es caro
Mientras Papá Noel se prepara para su llegada a la plaza Salvador Allende, su mejor amigo tiene un mensaje esencial para los niños y niñas de Almansa: «Aprovechen la Navidad, en especial estos días que van a tener con su familia, que imagino que los pasarán lo más juntos posible, y que no pierdan la ilusión». Lanza una reflexión que es clave para la vida, más allá de la Navidad: «Que no piensen que se tienen que portar bien el último día para que les puedan traer regalos. Eso es una cosa que se hace durante todo el año; que intenten ser y actuar lo mejor posible. Creo que para ser realmente feliz debes intentar hacer felices a los demás». Finalmente, les recuerda que si algún regalo llega «confundido» es debido al inmenso volumen de trabajo que maneja Papá Noel con las etiquetas. Y lo más importante: «Aunque vean que un regalo no es demasiado caro, demasiado ostentoso, no por ello es peor. Hay veces que los regalos más simples o más cotidianos son los más valiosos». En el bullicio de las compras y los alumbrados, el mensaje de José Raúl nos recuerda que la ilusión de los peques es el verdadero motor de estas fechas. Que si la Navidad fuera un tesoro, los adornos serían el suntuoso cofre, pero la ilusión compartida y el tiempo en familia son las joyas que guarda en su interior. Esas que, con el tiempo, nunca pierden valor.
Las visitas de Santa día a día
S20 I Primera Recepción desde las 11:30 hasta las 13:30 horas. Segunda Recepción: desde las 18:30 hasta las 20:30 horas.
D21 I Única recepción del día. Desde las 11:30 hasta las 13:30. Ambos días, en las inmediaciones del Mercadillo Navideño en el Jardín de los RRCC.
