Estimado Concejal de Infancia. Me dirijo a usted no como representante de ningún partido ni color político, sino como una persona que ha trabajado con vocación, entrega y entusiasmo en el Centro Joven de nuestra localidad, concretamente en su zona infantil-juvenil. Como monitor@, he vivido de cerca el resurgir de este espacio, y no puedo ocultar la tristeza y decepción que me invade al ver cómo todo aquello que tanto nos costó construir se desmonta de un plumazo.
A pesar de que la gestión recaía en empresas privadas, esas empresas confiaron en el talento local. Contaban con una plantilla de monitores y monitoras de Almansa, que trabajaban día a día para sacar adelante el servicio, entre los que se encontraban también jóvenes que colaboraban de forma ocasional para poder compaginar su formación académica con un empleo que, además de aportar experiencia, era una fuente de ingresos. Hoy, todos ellos se han quedado en la calle, perdiendo no solo un trabajo, sino también un proyecto en el que creían y al que dedicaban su ilusión y esfuerzo.
Esas empresas de las que tanto se ha hablado, nos permitieron hacer, crear, proponer y trabajar con total libertad, con una única meta: ofrecer actividades atractivas, educativas, variadas y enriquecedoras para los niños y niñas de nuestro pueblo. Sin olvidar que también nos dedicaron tiempo: tiempo para organizarnos, para gestionar cada detalle, para resolver dudas, para escuchar propuestas, para crear protocolos y sobre todo para acompañarnos. Ese tiempo que espero que también tenga ahora el Ayuntamiento para poder gestionar todo lo que implica ofrecer un buen servicio, tanto a las familias como a los monitores/as. Porque no se trata solo de plasmar en papeles o tomar decisiones desde un despacho de forma burocrática, sino de dedicar tiempo real, tiempo de verdad, ese que implica estar sobre el terreno, trabajar en equipo, construir desde dentro, con empatía y esfuerzo.
¿Sabe qué? Creamos miles de escuelas con temáticas diferentes, pensadas para divertir, entretener y educar. Y créame, funcionaron. Funcionaron gracias al trabajo incansable de muchos monitores y monitoras que, ilusionados, dedicaron días enteros a programar, a crear, a rehacer una y otra vez para que todo saliera lo mejor posible. Escuelas que se llenaban al completo el primer día de inscripción, las cuales tenían gran acogida por parte de las familias, y que además no olvidaban a quienes más lo necesitaban, las familias más vulnerables.
Por eso, me preocupa y entristece profundamente lo recogido en la última publicación del Ayuntamiento, en la que se propone un cambio que convierte lo que antes era un servicio accesible para el bolsillo de la mayoría de la población, en algo que ya no lo es tanto. Aunque se hable de un reajuste, lo cierto es que este aumento puede suponer una barrera para muchas familias que confiaban en estas actividades como una opción asequible, segura y de calidad para sus hijos/as. Si usted, como persona que ha trabajado en este servicio y ha vivido de cerca su valor social, considera que este reajuste de precio puede seguir considerándose un verdadero precio público.
Esas familias que depositaron su confianza en todos nosotros/as, con quienes compartimos momentos de apoyo y crecimiento, y que todavía hoy nos saludan con cariño y reconocimiento cuando nos cruzamos por las calles de Almansa. Su respaldo y confianza fueron el motor que nos impulsó a seguir adelante.
Hoy me duele ver cómo todo ese esfuerzo, esas ilusiones y ese servicio tan valioso se han desvanecido. Pero también me siento profundamente orgulloso/a. Orgulloso/a de cada compañero y compañera que luchó porque la zona infantil del Centro Joven volviera a tener vida, color y sentido. Espero que quienes participaron en este camino se sientan identificados con estas palabras, porque gracias a todos ellos/as logramos que los niños y niñas de Almansa tuvieran un espacio en el que aprender, reír y crecer.
Esto no va de empresas privadas, ni de política, ni de colores. Esto va de infancia, de conciliación, de servicios, de personas y de familias. Va de intentar dar lo mejor de nosotros para que madres y padres confíen en nuestro trabajo, para que al terminar las actividades nos saluden por la calle con una sonrisa, y deseen volver a vernos allí, cuidando y entreteniendo a lo más valioso que tienen: sus hijos/as.
Con respeto y con la esperanza de que estas palabras no caigan en saco roto, señor concejal de Infancia, le agradezco su atención y le invito a reflexionar si esta es, verdaderamente, la mejor decisión para las familias, para los niños y niñas, y para quienes hemos trabajado con vocación por ellos/as. Señora alcaldesa, usted, como máxima responsable y quien siempre ha expresado su compromiso con el avance y la mejora de nuestra localidad, confío en que esta decisión se tome desde esa misma voluntad de progreso y bienestar para todos/as.
Un/a monitor/a orgulloso/a de haber formado parte del equipo.