Escrito remitido por Rosario Cases y Angela Román a la atención del señor director de la publicación digital “La Tinta de Almansa.”
Le dirigimos la presente comunicación como oportuna réplica al artículo “las aulas se llenan de color”, aparecido en la revista digital ya mencionada y que, según la información de esta web, se publicó el pasado 7 de julio de 2025.
Interesa destacar que leímos este artículo, al parecer “de opinión” —comprobadamente sesgada y tendenciosa—, por lo que, seguidamente, expresaremos y según se desprende de su literalidad —alertadas por distintos miembros de nuestra comunidad educativa que, con estupor, no daban crédito a las manifestaciones vertidas desde este periódico digital, más propiamente un “libelo”, teniendo en cuenta el ánimo denigratorio que preside su deleznable narrativa.
Con el sugerente y hasta amable título “las aulas se llenan de color”, quien suscribe el artículo (que la información consultada atribuye al director de “La Tinta de Almansa”, Don Víctor Gil), da cuenta de una de las iniciativas desarrolladas en nuestra querida localidad de Almansa. Una iniciativa legítima, como tantas otras (incontables) que se promueven en el contexto escolar, aunque no susciten el mismo interés para la dirección de esta revista.
La iniciativa en este caso se enmarcaba dentro de los actos y celebraciones que en estos días pueblan nuestra geografía con motivo del “Orgullo”, que han merecido un tratamiento monográfico de esta publicación digital para solaz de los muchos lectores que visitan sus páginas.
Este número lleva por título “No hay fuerza más irresistible que la que ejerce un pueblo que decide amarse sin miedo” que, además de ser demasiado largo, visto con perspectiva, no es un lema nuevo ni, menos aún, patrimonio exclusivo de los movimientos LGTBI.
La exhortación “no tengáis miedo” es bien conocida por los católicos, por ser afirmación del testimonio de San Juan Pablo II que, de este modo, se refería a quienes por amor a Dios y por el amor de Dios nada tienen que temer. Los católicos, como aquellos que no profesan nuestra religión —que no por ello son desconsiderados con nuestro credo—, sabemos que no hay mayor amor que el que da la vida por sus amigos. Parece innecesario citar aquí la autoría de esta Verdad irrefutable que a nadie ofende.
El artículo que nos ocupa, dada la profusión de informaciones que, con el mismo objeto, han aparecido estos días, pudiera pasar desapercibido si no fuera por su propósito ofensivo, infamante y hasta calumnioso. De este modo, señala con total gratuidad (y no poca condescendencia) al referirse a nuestro alumnado que “las pequeñas personitas LGTBI que acuden (a los dos centros católicos de Almansa) no parecen disfrutar de la misma garantía de acogida, amor y empatía que en otras aulas de carácter público.” Aseverando, a modo de conclusión obligada, también resignada, que poco puede hacerse (“qué decir”) en favor de aquellos “que pueden sufrir el bullying por su identidad, expresión u orientación dentro de estos centros.”
De este modo, se prejuzga que nuestros centros no han querido participar de esta iniciativa, al tiempo que se nos achaca ser transmisores de una pedagogía trasnochada.
El autor de semejante producción literaria, si es que así puede considerarse, demuestra su absoluto desconocimiento de nuestro proyecto educativo y de nuestro Ideario, elemento vertebrador de nuestra acción pedagógica, basado en el respeto de todos y en especial de los más vulnerables, los niños con independencia de su orientación, dicho sin la condescendencia del autor de semejantes patrañas. Nuestra labor educativa, también evangelizadora, no etiqueta a nadie ni se basa en ningún prejuicio, pues su fundamento es la dignidad de la persona, como bien pueden atestiguar cientos de generaciones formadas en nuestras instituciones educativas.
El autor de este artículo panfletario asimila la garantía de la acogida, la empatía y el amor con las aulas de carácter público, tratando de atizar una confrontación entre centros tan impostada como mezquina. De este modo, el responsable del repetido artículo, con absoluto desprecio de la verdad, sostiene que en nuestros centros “católicos” —donde el ideario se propone y no se impone— hay una mayor probabilidad de ser víctima de la ominosa lacra del bullying por razón de la concreta orientación de cada cual. Vuelve el responsable de esta serie de desafueros a ser condescendiente, en este caso con las familias que, libre y responsablemente, confían la educación de sus hijos a nuestras instituciones.
Tales afirmaciones se apostillan con la cita de una de las bienaventuranzas, conforme a su uso tradicional y católico. Yerra también en esto tan tendencioso opinador pues la cita más pertinente aquí es las obras de Misericordia, más en concreto, “enseñar al que no sabe.”
Por todo cuanto antecede exigimos una retractación de la opinión injustificable aparecida en el artículo “las aulas se llenan de color” y la íntegra publicación del presente comunicado. En caso contrario nos reservamos el ejercicio de las acciones legales que nos asisten por la presunta comisión de un delito de calumnias y de injurias con publicidad.
Una copia de esta comunicación se registrará en las sedes de las entidades organizadoras del concurso de pintura. Una iniciativa que, sin fundamento, ha propiciado los términos inaceptables del repetido artículo.
Atentamente,
Las entidades titulares del Colegio Episcopal y Esclavas de María de Almansa.
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