En un programa líder de audiencias, un presentador le pregunta a una niña de 9 años si le gusta algún famoso (Antonio Banderas, 60 años; Mario Casas, 34…). Ella responde que Blanca Suárez. Rápidamente él la corrige diciendo que le gustará como actriz, dejando entrever que por lo que realmente le estaba preguntando es por otro tipo de atracción que las niñas no sienten por las mujeres (pero sí por hombres, tengan estos la edad que tengan). Finalmente, ella capta el sentido de la pregunta y le responde: «No [me gusta ningún famoso, ni tengo novio], que tengo 9 años, no 26».
La inteligente y aplaudida respuesta de Luna Fulgencio deja muy claro lo inoportuno de la pregunta y la escena ha causado un buen revuelo en las redes sociales. Pero más allá del mundo virtual y televisivo, lo cierto es que, en el mundo físico, preguntarle a los niños por sus novias y a las niñas por sus novios es un juego que las personas adultas solemos promover. Y aunque es posible que lo tengamos normalizado y nuestras intenciones sean totalmente inocentes, podemos pararnos a pensar si estos juegos son inocuos o si están mandando determinados mensajes a la infancia.
De la misma manera que Luna Fulgencio hace con Blanca Suárez, la relación natural de las personas menores con las adultas es la de la admiración y el aprendizaje. Todos los mensajes (los explícitos y, sobre todo, los implícitos) que reciban de sus mayores pasarán a formar parte de la visión de la realidad que vayan desarrollando. Preguntarles por sus noviazgos implica transmitirles que es normal que a su edad establezcan este tipo de relaciones. Además, aunque ya exista la versión moderna del juego («¿Pepito tienes novia… o novio?»), lo general es preguntar por el novio del otro género, dejando claro que este tipo de relaciones son normalmente heterosexuales.
Seguramente, cuando hacemos estas preguntas no estemos pensando en el noviazgo adulto. Pero les niñes* saben más del mundo adulto de lo que muchas veces queremos admitir. Nos lo confirma nuestra experiencia en los colegios. Tanto Pablo Motos en prime time a sus pequeños espectadores, como nosotras y nosotros con nuestros menores estamos contribuyendo a eso que la pedagogía entiende como educación informal, mandándoles mensajes velados sobre la sexualidad y conformando las expectativas que se pueden crear sobre el mundo.
Es un «chip» que nos pasamos de generación en generación
Quizá sería más nutritivo para su desarrollo si dejáramos que nuestros niños y niñas se relacionaran entre sí de las maneras correspondientes a su estadio evolutivo (la infancia), sin imponerles patrones de relación adultos como el noviazgo. Lo que tenemos claro es que, a aquellas personas que nos desarrollamos como no heterosexuales, nos resulta vital comprender que las relaciones heterosexuales no son «más normales» que las nuestras. Quienes pretendan convivir de manera respetuosa con nosotras tendrán que compartir también esta comprensión.
Para ello, no es cuestión de que nos fustiguemos ni entonemos mea culpa. La educación informal, que antes mencionamos, es como un «chip» que nos pasamos de generación en generación y que reproducimos sin darnos demasiada cuenta de ello. Frente a los problemas que ésta nos pueda causar, es importante que como sociedad nos paremos a reflexionar e implantemos medidas desde los sistemas de educación formal (las escuelas y familias) y no formal (asociaciones y sociedad civil organizada). Estas deben estar destinadas a corregir aquellos contenidos que transmitimos informalmente y que supongan una amenaza para los derechos humanos de nuestras presentes y futuras generaciones.
La labor de Almansa Entiende en los colegios
Desde Almansa Entiende, en colaboración con los colegios e institutos públicos de Almansa, iniciamos hace un par de años un proyecto al que llamamos con orgullo «Las aulas entienden». Dentro de este proyecto, las personas que conformamos la asociación impartimos voluntariamente talleres sobre diversidad afectivo-sexual en los centros educativos para prevenir el acoso escolar y fomentar los buenos tratos entre el alumnado. La incertidumbre de este curso no nos es ajena, pero lo que es seguro es que desde nuestra asociación seguiremos haciendo lo posible por aportar nuestro granito de arena para una educación inclusiva y que seguiremos necesitando de la implicación de la ciudadanía almanseña. ¿Te apuntas?
*Hemos elegido utilizar el género neutro, para visibilizar las diferentes identidades de género: hombres, mujeres y personas no binarias.
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