Por Emilio Sánchez Barberán, recibido el 15 de agosto de 2025.
Señor director de La Tinta de Almansa:
Acabo de regresar a Almansa tras disfrutar de unos cuantos días de vacaciones. Inmersos como estamos en plena ola de calor, con el incendio de Teresa de Cofrentes aún activo, y bajo la constante amenaza que se cierne sobre nuestros montes, tal y como ocurrió hace ahora veinticinco años que, comenzando en la zona de María Hernández, arrasó con miles de pinos de la sierra de nuestra ciudad, tomé la decisión de hacer una salida para poder comprobar personalmente el estado de nuestros espacios naturales.
No puedo decir que me sorprendiera lo que pude comprobar, ya que bien entrada la tarde observé con profunda tristeza que no había ni un solo de ciervo, muflón, gamo, o cabras montesas, consecuencia ineludible de haber sido diezmados, seguramente no solo por las repetidas y constantes monterías, sino también por la feroz sequía que afecta este verano la Sierra de Almansa.
Lo que sí pude compulsar y oír perfectamente, alrededor de las diez de la noche fueron las detonaciones producto de los disparos de armas de fuego de gran calibre que se usan en las denominadas «esperas» supuestamente permitidas y que sonaban lúgubres en el silencio de la noche.
Pero no termina aquí la cosa; más alarmante si cabe aún fue comprobar que a lo largo de mi recorrido de la tarde, no pude ver ni cruzarme con algún sistema de control, vigilancia humana o prevención de incendios, y me refiero a que agentes medioambientales, bomberos, guardas o policías brillaban por su ausencia. Ante semejante situación reflexioné sobre cómo era posible que las subvenciones a UCA desde el Ayuntamiento para la caza y para matar animales primara sobre el escandaloso descuido de la vigilancia del monte público en un momento crítico en el que el peligro de incendio es máximo. También consideré el porqué de la lamentable ausencia de políticas municipales de enseñanzas orientadas a los niños sobre el respeto y defensa de la naturaleza, que se sustituye por subvenciones de dinero público para facilitar los que nuestros políticos denominan caza responsable.
Por último Sr. director, quise verificar los efectos de la atroz sequía en los montes públicos, y si en prevención de la situación había algún majano de los que con alarde presumen desde UCA. La realidad es fácilmente constatable: resulta que sí, que algún majano hay, pero completamente vallado que solo permite el acceso al agua a perdices, aves, o conejos. En definitiva, con amargura, lo único que pude comprobar en esa calurosa tarde del pasado domingo, fue la tremenda soledad, abandono y terribles efectos de la sequía en una sierra tan hermosa como la nuestra, que se expone, sin posibilidad de defensa alguna, y tal como sucedió hace veinticinco años, a ser por segunda ocasión, víctima y pasto de las llamas.
No puedo terminar sin mostrar mi absoluto respeto, admiración y reconocimiento por todos los que están jugándose e incluso dando la vida por apagar estos incendios que están asolando España y que posiblemente con más prevención y vigilancia y sentido común podrían evitarse.
Con este motivo y, quedando siempre agradecido por la difusión, le envío un saludo.