Todos queremos a Rozalén. ¡Qué orgullo de artista! Con su maravillosa voz y su virtuosa composición lleva el nombre de La Mancha y Albacete por todo el país. Todos los artistas se pegan por cantar con ella, todos los festivales la buscan, las agencias de marketing contratan su imagen y todos los amantes de la música deseamos volver a verla sobre el escenario en directo.
Pero esto no siempre fue así, reflexionemos sobre los orígenes de esta artista o cualquier otra persona del mundo de la cultura que ahora esté en la pomada. Resumido rápidamente: los inicios son falta de ayudas, bostezos, salas vacías, comentarios hirientes, escenarios humildes, técnicos de sonido que te ignoran, festivales y ayuntamientos que no te pagan porque «ganas más con la promoción de salir en el cartel»… Por no hablar del «no tengo para pagaros, pero os doy de cenar» que algunos vivillos organizadores de eventos sueltan a los noveles mientras se llevan el dinero a espuertas.
Este editorial viene a cuenta de la legítima opinión de parte de la vecindad ante la publicación de la programación de feria, la cual nos obliga a recordar que te puede gustar o no un cartel de conciertos o actos, pero eso no te da derecho a despreciar a los artistas que actuarán. Más inri cuando la mayoría son locales y humildes. Es el lamentable vicio de no valorar lo nuestro, de desmerecer lo local por no salir en Telecinco.
Toda actuación, charla o evento está elaborado y diseñado por nobles artistas o estudiosos de diferentes disciplinas: sean músicos, historiadores, actores o acróbatas. Todo aquel que sube a un escenario merece respeto solo por el trabajo realizado bajo el mismo.
Y es que genera crispación en esta nuestra sociedad el hecho de que cuando un cartel anunciador reza el título de compañías y grupos locales, los haya que critiquen de él la falta de «grandes nombres de la cultura». Son esas mismas voces las que luego presumen de Rozalén cuando viajan por el país, ignorando que un día también fue una pequeña artista local. El no tener apoyo económico, seguidores o un disco de oro no te priva de talento. Es más, en estos tiempos que corren parece que es inversamente proporcional: a más virtuosismo, menos respuesta de la industria o institución.
Retomando. Si usted no mide con deferencia los términos que usa al referirse a las personas de la cultura en Almansa, por favor, váyase con alegría y celeridad a la Feria de Albacete. Aquí se quedarán los fieles, los que prefieren apoyar a las asociaciones en su financiación, a los artistas en su crecimiento y a los artesanos en su creación.
Un mensaje para el colectivo cultural almanseño: Sois el alma de esta ciudad. Vuestras representaciones, vuestros discos, vuestras coreografías, vuestros estudios y vuestros cuadros o fotos guardan lo más valioso de nuestra tierra. Hoy algunos no reconocen vuestro valor y os desmerecen frente a la insulsa fama de otros, pero el día que disfruten de vuestro meritorio arte y buen hacer en una representación, en un concierto, en unas charlas o en una exposición tendrán que pasarse al barco de los «almansistas», porque no hay nada más valioso que el trabajo cercano, honrado y artesano.
Si nuestra maldición es no valorar lo local, nuestra bendición es el tejido cultural, cuyas personas trabajan en incontables disciplinas con amor, pasión y alegría para ofrecer su arte o conocimiento al mejor público posible: el compuesto por tus paisanos y vecinos, por tu abuela y tu madre, por aquellos incondicionales que te apoyan cuando la sala todavía no se llena. Y qué tranquilidad nos llega cuando sabemos que todo este colectivo cultural seguirá siempre al pie del cañón: llueva o truene, gobiernen rojos o azules.
El mensaje para la industria y toda institución es el mismo que hace unos años, y siempre seguirá siendo el mismo hasta que no sea necesario por su obviedad. Ahora y siempre: #PagaALosArtistas. El respetuoso mensaje para la audiencia, que suele ser sabia, es el mismo que titulaba aquel gran programa musical de La 2: «No disparen al pianista». Él no tiene la culpa de que la cultura siempre acabe siendo el área más maltratada y prostituida por el sistema.
PD: Por aquí también amamos la Feria de Albacete y a Rozalén, orgullos de la provincia.