21/11/2024

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Ana Jesús Olaya Cuenca, la pureza de la sonrisa y el valor del cuento inspirador

Reconocida por Mujeres en Igualdad por su inspiradora trayectoria en el ámbito educativo como maestra infantil y en el mundo cultural como autora de literatura para peques y no tan peques
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Ana Jesús Olaya Cuenca ha sido reconocida por su labor dentro del ámbito educativo y cultural en el tradicional Acto Homenaje a 8 Mujeres de Almansa realizado por la asociación local Mujeres en Igualdad en lo que ha sido su XIX Edición. Presentada por Tania Andicoberry y dirigida por Margarita Sánchez, en el Teatro Regio de Almansa, recinto que presentó una imagen de lleno en patio de butacas. Un año más, la emoción tomó los corazones de los presentes para honrar la trayectoria de mujeres ejemplares para toda la ciudad en diferente ámbitos.

Ana Jesús Olaya Cuenca, la pureza de la sonrisa y el valor del cuento inspirador

Ana Jesús Olaya Cuenca nació el 24 de diciembre de 1967 en Almansa. Don Federico, el médico que atendió a su madre, preguntó a la familia cómo se llamaría la niña a lo que respondieron: «Ana, igual que su madre». Don Federico dijo que tendrían que ponerle algo de Jesús, que para eso había nacido la noche de la Nochebuena y al final la llamaron Ana Jesús. Fue la primogénita, y única niña, de Julián y Ana. Sus hermanos: Juan Carlos, Pedro Julián, Francisco Javier, fallecido a los once meses de edad a consecuencia de un sarampión, y Miguel Ángel. Una hermana de su madre, la tía Bari, 14 años mayor, soltera y sin hijos, ayudó en la crianza de los sobrinos.

Su infancia fue muy dulce, no en vano se criaron en la Confitería Ani, negocio propiedad de sus padres. Sus primeras amigas, con quienes jugaba en la calle además de con sus hermanos, fueron Pilar Serrano, Belén Castillo y Josefina García. Amigas que contaban con unos amigos muy especiales: los franciscanos que residían en el Convento cuyos patios, pasillos y galerías recorrían con total libertad y a quienes recuerda con cariño. La verdad es que recuerda su infancia como una época feliz entre juegos, lecturas, tareas escolares y el trabajo en la confitería donde, desde bien pequeña, atendía al público vendiendo pasteles.

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Con seis años la escolarizaron en el colegio Esclavas de María donde cursó la EGB, mientras que sus hermanos estudiaron en el colegio Episcopal. Allí conoció a sus mejores amigas hasta el día de hoy: Conchi González, María Luisa Jiménez y Marisa Gil a quienes se le unieron Isabel Pardo y Antonia Saus cuando ya cursaban bachillerato en el IES “José Conde”. Todas ellas son grandes mujeres y están aquí presentes por lo que Ana desea rendirles homenaje en el día de hoy, conmemorando el Día de la Mujer.

El 1986 terminó COU e hizo FP2 en la rama Administrativo- Comercial. Después llegó la época laboral donde desempeñó tareas como auxiliar administrativo, monitora en talleres de verano para niños, de refuerzo escolar en Servicios Sociales, conserja en las piscinas municipales y en el colegio Duque de Alba, y de cuidadora de guardería, entonces se llamaba así; ahí fue donde encontró su verdadera vocación: educar y cuidar a niños en edades tempranas lo que, ya casada y con hijos, la llevó a viajar a diario a Albacete para estudiar Educación Infantil y obtener una titulación que le permitiera opositar a una plaza en las escuelas infantiles, lo que consiguió por fin en el año 2005.

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En 1988 conoció a Pedro y desde entonces son amigos, amantes y compañeros de vida. Se casaron en marzo de 1993, en unos días se cumplirán 31 años del enlace matrimonial recorriendo camino juntos, “compartiendo sueños, catre y macarrones”, como dice Serrat en una de sus canciones. En 1995 nació su hijo Alejandro, que colmó de felicidad a la pareja y al resto de la familia. El nacimiento de Laura, en 1998, completó esa dicha.

Con la llegada de los hijos el mundo se hizo más pequeño. Los grandes planes se cambiaron por otros más cotidianos que conlleva la crianza: los pañales, las noches sin dormir, los juegos infantiles, las tareas escolares, en definitiva, el tiempo compartido con esos seres que les dio la vida para cuidarlos hasta que pudieran valerse por sí mismos. Ellos y el trabajo absorbieron todo su tiempo. Y entre cumpleaños y navidades, los hijos fueron creciendo y se fueron independizando. Se vuelven a encontrar en los bosques: el amor por la montaña y la naturaleza es algo que los une y los hace felices.

En 2005, después de realizar alguna sustitución en escuelas infantiles, entró a trabajar como educadora titular en la escuela infantil La Estrella junto a Conchi y Raquel. Es un trabajo vocacional, tan exigente y estresante como hermoso y satisfactorio. Acompañar a una niña, a un niño, a descubrir el mundo, asombrarse con cada uno de sus descubrimientos, ayudar a las familias a conciliar la vida laboral con la personal, hacer equipo con las compañeras de la escuela, supone convivir con otras personas, dialogar, respetar, trabajar por un objetivo común: el bienestar de los niños.

Formó parte del equipo inaugural de “Las Huertas” tras el cierre de La Estrella, donde ejerció durante seis años, hasta que se trasladó a la escuela El Jardín, donde trabaja en la actualidad. Desde aquí agradece el trabajo de sus compañeras que ha convertido a las escuelas infantiles de Almansa en un referente regional, y la confianza que año tras año depositan las familias que matriculan a sus hijos. Ana fue una niña muy lectora, siguiendo el ejemplo de su madre. Leía todo lo que caía en sus manos: los cuentos de hadas que le regalaban a ella y los tebeos del Capitán Trueno y el Jabato que compraban sus padres para sus hermanos. Como sucede con otros grandes lectores comenzó a escribir sus propios cuentos, que aún conserva en cuadernos de hojas cuadriculadas, y participó en algún concurso escolar donde ganó varios premios. También escribió muchos poemas durante la etapa adolescente y esa pasión se extinguió cuando, el nacimiento y crianza de los hijos, la dejó sin tiempo para ella misma. Retomó la actividad cuando crecieron y, sin proponérselo, lo que salía entonces de su pluma eran poemas y cuentos infantiles, que pronto mostró a amigas maestras obteniendo buenas críticas.

En el año 2013 retomó contacto con su profesora de Lengua del instituto, Mª Jesús Ortiz, que fue su gran apoyo y la ayudó hasta que, en 2014, publicó su primer libro: La vida a gatas. Desde entonces lleva publicados ocho libros infantiles entre álbumes ilustrados y obras de narrativa, y una novela histórica para todos los públicos. Tiene dos obras más en proceso de ilustración. Esta actividad le ha proporcionado muchas alegrías, como encontrarse en los colegios con niños que han sido sus alumnos en la escuela, y la ha llevado a encuentros con lectores en bibliotecas, ferias de libros, y a conocer a mucha gente relacionada con el mundo editorial entre los que ha hecho grandes amigos. Un camino apasionante en el que nunca ha estado sola: ilustradores, maestros, familias y los niños que leen sus obras son sus mejores aliados y grandes compañeros de aventuras. 

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