Francisca Tobarra Duro, más conocida como Fran, ha sido reconocida por su trayectoria ligada al asociacionismo en el tradicional Acto Homenaje a 8 Mujeres de Almansa realizado por la asociación local Mujeres en Igualdad en lo que ha sido su XIX Edición. Presentada por Tania Andicoberry y dirigida por Margarita Sánchez, en el Teatro Regio de Almansa, recinto que presentó una imagen de lleno en patio de butacas. Un año más, la emoción tomó los corazones de los presentes para honrar la trayectoria de mujeres ejemplares para toda la ciudad en diferente ámbitos.
Francisca Tobarra Duro, una solidaridad que no entiende de límites ni fronteras
Bonetera de nacimiento, nació en la vecina localidad en 1957 en el seno de una familia trabajadora, sus padres Ana María y Eufronio. Tuvieron 5 hijos (dos chicas y tres chicos) de los que Fran es la mayor; quizá ya ese hecho le hizo forjar su carácter fuerte y decidido. A los 11 años, empezó a irse, junto a sus padres, a la vendimia a Francia, durante varios años y colaborar así con la economía familiar, y fue al cumplir la temprana edad de 14 años cuando ya se incorporó a la fábrica de calzado de Sancho Abarca. Lo hizo junto a su hermana, y ya con los hijos empezando a incorporarse a trabajar sus padres pudieron ir más desahogados.
Fran los recuerda como años maravillosos, con cariño y con nostalgia, pues en 2021 la vida le arrebataría a su madre y a su hermana en apenas 8 meses; pero nuestra siempre valiente Fran sabía que debía sobreponerse y continuar con la vida. A los 18 años, siendo «una jovencilla», empezó a salir con el que hoy es su marido Toni, sólo tiene palabras de cariño hacia él, lo reconoce como su gran apoyo, el que le pone los pies en el suelo, agradable, trabajador, cariñoso, detallista, al que quiere un montón aunque reconoce que no se lo dice muy a menudo. Contrajeron matrimonio cuando Fran tenía 22 años, y fue a sus 25 cuando la vida les regaló a su primera hija, Ana Belén, y cuatro años más tarde llegaba su hijo, Francisco Antonio.
El cuidado de sus hijos la hizo dejar la fábrica, pero no dejar de trabajar, ya que se puso a coser en casa (como han hecho muchas mujeres almanseñas) y llevaba así su casa, el cuidado de sus hijos y ese trabajo extra. Pero no contenta con tanta faena, además se apuntó a la escuela de adultos para sacarse el graduado ya que las circunstancias habían impedido que lo hiciera de pequeña. Una de las anécdotas más curiosas de la vida de nuestra homenajeada es cuando se apuntaron para participar en un concurso de la tele «Su media naranja»; realizaron un Casting en Valencia y fueron seleccionados entre más de 200 parejas. Participaron en nada más y nada menos que 19 programas; sin embargo al final el cansancio por tanto viaje a Madrid les hizo tomar la decisión de terminar esa aventura y regresar a la normalidad de su vida y su casa. Siguen casados, Fran, así que mucho de verdad tenía eso de «tu media naranja».
Cuando sus hijos empezaron a estudiar en los Institutos y tenían más independencia, nuestra protagonista, inquieta y trabajadora, se incorporó de nuevo al mundo laboral en una empresa de limpieza donde está un par de años, después en dos guarnecidos de calzado y finalmente en un plan de empleo del ayuntamiento de Almansa para mayores de 45 años. Fue en ese momento cuando abre la puerta de Cruz Roja, para trabajar en la oficina que había puesto en la c/ San Francisco, a priori, para coger el teléfono, pero ella sabía que podía dar mucho más, y con el ímpetu que la caracteriza se lo comentó al comité que llevaba la dirección en aquellos momentos, el cual le dio su voto de confianza para que asumiera más implicación y más trabajo, con socios, voluntarios, alimentos, etc.
Al terminar su contrato de 6 meses con el Ayuntamiento, el presidente de Cruz Roja en esos momentos – Manuel Sánchez Ferrero – la llama y le pregunta si quiere seguir trabajando allí; algo que Fran no dudó ni un instante, y que le ha permitido desarrollar su labor profesional en esta entidad hasta el día de hoy, cuando ha llegado a su edad de jubilación con 66 años. Los años de trabajo en Cruz Roja han supuesto todo un reto para nuestra homenajeada, pero reconoce que para ella ha sido más aún «cumplir un sueño». Allí ha podido conocer muchísima gente, entablar amistades que se quedarán para siempre en su corazón, dos comités que siempre la han apoyado, a los voluntarios y sobre todo a sus compañeras, que reconoce han estado a su lado en los buenos y en los malos momentos.
Mención especial por la gran dificultad que a todos les supuso, fue el trabajo que desarrollaron en pandemia, momentos en los que tuvieron que apoyarse los unos en los otros para afrontar ese devastador momento, donde trabajaron sin descanso para repartir alimentos, medicinas, mascarillas, etc. y en algunas ocasiones hasta a hacer compañía a aquellas personas que se lo pedían, que llegaron a ser muchas (sobre todo gente mayor que se sentía muy sola), todo esto gracias a todos los voluntarios de Cruz Roja y Protección Civil que cuando los necesitábamos estaban ahí para echar una mano, fue una experiencia inolvidable, donde la generosidad marcó cada uno de esos días.
También perteneciendo a Cruz Roja ha podido realizar multitud de actividades, participar en eventos, recoger la solidaridad del prójimo y ver también la necesidad, y como no, vivir momentos entrañables como cantar y bailar para los abuelos en la residencia El Castillo, conocer voluntarios de toda España, de hecho, como no tenía bastante con trabajar de voluntaria en Almansa, durante 8 años ha estado como voluntaria en Cádiz, en el paso del estrecho en Algeciras, en su periodo de vacaciones. Tanta era su dedicación, que su marido tuvo que hacerse voluntario para pasar más tiempo junto a su mujer, pero reconocen que ahora no saben quién disfruta más de Cruz Roja.
Siempre le ha gustado disfrutar y estar rodeada de su familia, a la cual adora, de su padre, hermanos, y como no, de su “media naranja”, sus hijos y nietos pues son el motor de su vida, los que le dan fuerza para poder seguir avanzando. Orgullosa de sus hijos, Ana Belén que a los 18 años se trasladó a estudiar a Valencia y sigue allí ahora trabajando y construyendo su vida, y de su hijo Francisco, al que reconoce trabajador incansable y que junto a su mujer Verónica, le han dado dos nietos maravillosos, Sergio de 17 años y Liam de 2; sin los que no puede pasar mucho tiempo.
Y como todo no va a ser trabajar, nuestra homenajeada disfruta también pasando el tiempo con amigos, en fiestas, romerías, viajes y, sobre todo, cuando sus hijos eran pequeños, de excursiones. Con una gran implicación también en nuestro mundo festero, en 1981, junto a unos amigos, forman la comparsa mora Zegríes, en la cual aún siguen desfilando y disfrutando de nuestras fiestas, y donde la podemos ver bajar nuestras calles el 1 de mayo ataviada con sus mejores galas junta a su escuadra. Una mujer todoterreno, que siempre nos recibe con una gran sonrisa y con una actitud ante la vida digna de admirar, que no se amilana y a la que se llena la boca al hablar de su gente, en mayúsculas, su familia y todos los amigos y compañeros que la han acompañado durante el camino que es la vida. ¡Enhorabuena por este reconocimiento, Fran!