21/11/2024

El periódico digital de Almansa

Pascuali López, la luchadora incansable

Su destino siempre fue ayudar a los demás: «Dios me puso las cosas en el camino»
Pascuali Lopez Almansa

Tenía veinte años, un poco antes de casarse con su marido (ahora profesor jubilado), cuando le diagnosticaron distrofia muscular. Desde pequeña había estado enferma. En ese primer diagnóstico se lo pintaron muy mal para el resto de su vida, pero, como muchas personas con una enfermedad crónica, ha demostrado que con ganas y coraje se pueden superar los obstáculos. Ella es Pascuali López, una luchadora incansable.

Con el tiempo, ya acercándose a su vida de los últimos diez años, en vez de preguntarse «¿por qué me pasa esto a mí?», pasó a preguntarse «¿para qué me pasa?». Concluyó que tenía que ayudar a los demás: «Dios me puso las cosas en el camino». Catequista en la Iglesia de la Asunción, es de la opinión de que la Iglesia tiene que salir a la calle para realizar un trabajo social con colectivos como las asociaciones sociosanitarias y los emigrantes.

Pascuali es devota de Teresa de Calcuta, de la cual extraigo: «Yo sola no puedo cambiar el mundo, pero puedo lanzar una piedra a través del agua para crear muchas ondulaciones». Una sentencia que invita a reflexionar y que regalo a Pascuali. Treinta y cuatro operaciones, un bastón, y unas ganas de ayudar enormes tanto en la Iglesia como en el Comedor Social de Almansa y la Asociación de Fibromialgia.

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Tiene dos hijos, un arquitecto con matrícula de honor en lo suyo y un biólogo, ambos con un gran futuro por delante. Le gusta mucho escribir a Pascuali, que sigue mandando cartas siempre terminadas en Teresa de Calcuta. Le escribe a mucha gente, pidiendo ayuda y explicando sus porqués.

También le gusta mucho la política, pero, en este caso, comenta que si no te buscan es porque no es tu camino. Dice: «Por fin, este año, el Gobierno de la Junta de Comunidades de Castilla la Mancha se ha portado con las ayudas económicas». Afirma que ha podido montar una atención muy completa (la mayoría, mujeres que tienen Fibromialgia): administrativa, fisioterapeuta, yoga, gimnasia, psicóloga, escuela de espalda… También dice de La Caixa que es una especie de mano salvadora para el Comedor Social y que tiene entre manos un proyecto-libro de la mano de dicho banco.

Positiva y abierta, se lleva muy bien con los médicos y muestra un profundo cariño al doctor Collado, experto en fibromialgia. Pascuali piensa que, a veces, en Almansa se habla de lo que no se sabe y que la han criticado por ser religiosa en los foros de Facebook.

Como proyecto personal, Pascuali López va a publicar un libro de poesías de su suegra titulado Una vida, de la que dice era una gran mujer. Aunque acaree, por ejemplo, el síndrome de piernas inquietas (que hace que esa parte de su cuerpo la tenga muy mal), ella sigue luchando, levantándose toda la semana a las seis y acostándose a la una. Es una mujer de recursos, voluntaria y con ideas para que las cosas mejoren.

Comedor Social: de 60 a 150 menús diarios

«En el comedor social, de 60 menús que servíamos antes del Covid hamos pasado a 150 menús. La cola da la vuelta desde el comedor social a la residencia Castillo de Almansa», comenta Pascuali.

No sabe qué es lo que pasará cuando la situación mejore, porque el comedor no puede dar 150 comidas in situ, es muy pequeño. Al perfil de usuarios de otras épocas, emigrantes de diversas naciones que tienen que huir de sus países; que trabajan en el campo y atendiendo ancianos, se ha pasado a familias jóvenes de Almansa, con hijos, que también hacen las colas del comedor por un menú porque se les ha terminado el paro o no tienen trabajo.

Pese a todo, de parte de Pascuali López, la luchadora incansable, quedará esta frase: «El Comedor Social da las gracias al pueblo de Almansa por su ayuda y colaboración».

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