21/11/2024

El periódico digital de Almansa

Ana Sánchez, psicóloga de Almansa: «Si no hablamos del suicidio solo aislamos más a las personas que sufren»

Entrevistamos a la psicóloga Ana Sánchez con motivo del Día Internacional de prevención del Suicidio para que nos indique cómo podemos ayudar a las personas que están sufriendo
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Día Internacional de prevención del Suicidio

Este día se estableció en 2003 para concienciar, demostrar y recordar que el suicidio se puede evitar y prevenir, que no por tener pensamientos suicidas, todas la personas acaban tomando la misma decisión.

El suicidio es la segunda causa de muerte no natural en los jóvenes de entre 14 y 29 años, solo superada por los accidentes de tráfico. Se estima que por cada suicidio que se consuma hay otros 20 intentos fallidos. La Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio calcula que cada 40 segundos hay una persona que se quita la vida, sumando así más de un millón de personas al año en todo el mundo.

Entrevista a Ana Sánchez, psicóloga de Almansa.

Entrevistamos a Ana Sánchez, psicóloga de Almansa, con motivo del Día Internacional de prevención del Suicidio. Conoceremos el punto de vista de un profesional de la salud mental sobre la lacra que supone el suicidio, cuáles son las claves para evitar los pensamientos que llevan a cometerlo y cómo podemos ayudar desde nuestra posición de amigo o familiar.

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Ana se graduó en Psicología justo en 2003, mismo año en el que se decretó este Día Internacional. Más adelante realizó un máster en Psicología Clínica, ya que su ilusión siempre fue trabajar en este ámbito. Mientras trabajaba en diferentes puestos, siempre completó su carrera con más preparación y formación, y es que Ana considera que la psicología es «una ciencia viva», en constante cambio, con multitud de enfoques y tipos de terapias. También tiene formación en Psicología Sistémica, Programación neurolingüística y EMDR y una dilatada experiencia en terapias cognitivas y conductuales ya sea con pacientes mayores o niños.

¡Hola, Ana! Muchas gracias por atendernos en este día tan destacado para los profesionales de la salud mental. Entremos en materia: ¿Por qué nos da tanto miedo o reparo hablar del suicidio?

A la gente le da mucho miedo hablar de suicidio porque teme meter la idea en la cabeza de una persona. Muchas veces pensamos: «Si esa persona está pasando por un mal momento y hablamos abiertamente del suicidio puedo introducir la idea en su cabeza. Pues si no lo digo, mejor. Así si no lo ha pensado no lo pensará por mi culpa». Este es uno de los factores principales, el no hablarlo por miedo a alimentarlo.

Otro factor fundamental tiene que ver muchas veces porque tenemos mucho miedo a no saber qué decir, no saber qué hacer. Creemos que si hablamos vamos a empeorar la situación, cuando esto no siempre es así.

¿Es necesario que se hable del suicidio (en todos los ámbitos: familiar, educativo, de los medios de comunicación…) o es contraproducente?

Es totalmente aconsejable hablarlo. Además en todos los ámbitos, es decir: en los medios de comunicación como estamos haciendo en este caso, en los colegios, en la familia cuando vemos alguna noticia de algún suicidio. Es muy importante hablar porque es una realidad que existe y tenemos que aprender a normalizar las cosas que existen, cuando nos escondemos y hacemos tabúes de situaciones reales, lo que hacemos es estigmatizar a las personas que tienen necesidades en un momento determinado.

Sí, hay que hablarlo. Para también derribar mitos, para ayudar a las personas a que les entiendan. Sobre todo y fundamental: si tú eres una de esas personas que está pasando un mal momento e incluso tienes en la cabeza estos pensamientos, es importante que lo hables para poder sentirte acompañado y entendido por la gente que hay a tu alrededor. En resumen, si no hablamos sobre suicidio, lo único que conseguimos es estigmatizar más y aislar más a la persona que tiene ese tipo de problemática.

¿Cuál es el proceso por el que pasa una persona hasta llegar a plantearse o tomar la drástica decisión del suicidio?

Por lo normal el proceso para llegar a esa espiral es largo, con mucho momento de desesperación e impotencia. Normalmente las personas que empiezan a tener ideas suicidas han comenzado siempre con una problemática o con una situación que les genera sentimientos muy desgarradores. Frente a este escenario, las personas se quieren alejar porque la presencia de ese problema o de ese recuerdo reproduce sentimientos desgarradores, sentimientos muy intensos de culpa, de vergüenza, de dolor, sensación de vacío…

Tras mucho tiempo intentando alejarse de esos pensamientos y ver que no son capaces de olvidar o de sentirse mejor, la situación genera a su vez más sensación de desesperanza provocando que la persona se enfoque más aún en su problema. En lugar de discernir la realidad con todas sus circunstancias, estas personas solo se enfocan en lo que les atormenta, llegando a una situación en la que uno mismo no puede soportar los sentimientos tan profundos que tiene.

La espiral comienza con un suceso o recuerdo impactante, continúa cuando la persona mira el problema e intenta solucionarlo y no puede, vuelve a mirar el problema, vuelve a intentar solucionarlo y no puede, generando así un sentimiento desesperante. Al final, lo que quiere una persona que está sufriendo tanto es dejar de sentir, y en esto se podría resumir lo que buscan las personas con graves pensamientos suicidas: dejar de sentir.

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«Hay que prestar mucha atención a cualquier comportamiento inusual de una persona que sabemos que lo está pasando verdaderamente mal»
En ese proceso, ¿cuáles son las señales que podemos percibir (los familiares, amigos compañeros de trabajo…) para identificar la situación e intentar ayudar?

Pueden ser muchas y muy variadas las señales, en ocasiones van de la mano unas de otras. Por ejemplo, debemos estar atentos a amenazas directas de autolesiones, o declaraciones de intento de suicidio, incluso a veces las personas con pensamientos suicidas tienen un plan establecido para llevarlo a cabo que pueden contar en voz alta.

También hay que observar si la persona en cuestión ha comprado un arma o algún objeto para lesionarse, como cristales, una soga, objetos punzantes…

Las personas con pensamientos suicidas están enfocadas hacia la muerte y cualquier temática en la que aparezca les atrae, ya sea música, arte o foros en páginas web relacionados con la muerte, por ejemplo.

También tienen comportamientos y ánimos cambiantes, los más tranquilos están alterados y los eufóricos se convierten en calmados. Además se suma la práctica de actividades autodestructivas: como cuando una persona que no consumía alcohol ni drogas comienza a hacerlo asiduamente.

Puede ser una señal cuando la persona que está en la espiral destructiva comienza a atar cabos sueltos, como actualizar seguros y testamentos o visitar a familiares y amigos a los que no solía hacerlo a modo de despedida.

En general hay que prestar mucha atención a cualquier comportamiento inusual de una persona que sabemos que lo está pasando verdaderamente mal.

¿Cómo podemos ayudar a una persona que se adentra en esa espiral?

Para ayudar debemos escuchar a las personas y dejarles hablar sin intentar dar una solución. Tienen que sentir que estamos apoyando y acompañando, no que estamos intentando solucionar su problema de primeras.

Me explico, normalmente cuando alguien empieza a contarnos lo mal que se siente automáticamente nosotros cortamos y decimos frases del estilo: «Pero no pienses de esa manera, piensa en lo joven que eres, piensa en tu familia». Lo que intentamos hacer es ofrecerles una visión de todo aquello que sí que tienen, algo que desde nuestro punto de vista demuestre que tiene sentido vivir, pero, como antes hemos dicho, estas personas dejan de ver sentido a la vida ya que un intenso sentimiento les está alejando de todo aquello que tienen. Cuando les repetimos todo lo que tienen o intentamos buscar una solución rápida a su problema, muchas veces les hace sentirse más solos y menos comprendidos.

No hace falta, de verdad, dar lecciones magistrales ni charlas ni grandes consejos. En muchas ocasiones es mejor mantener una presencia. La mejor manera de ayudar a una persona que se encuentra en este proceso es validar sus emociones, hacerles que se sientan entendidos y acompañados y sobretodo esperanzados. Necesitan una persona que esté con ellos, que no les juzgue. Podemos resumirlo en esta frase: «No sé cómo, pero vamos a buscar la forma de salir de esta. Estoy aquí, a tu lado».

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«La mejor manera de ayudar a una persona que se encuentra en este proceso es validar sus emociones, hacerles que se sientan entendidos y acompañados y sobretodo esperanzados».
¿Cuáles son las herramientas y procesos que utilizáis los profesionales de la psicología para ayudar a personas con pensamientos suicidas?

Yo trabajo en una consulta privada, no estoy en el Teléfono de la Esperanza o en ningún teléfono de ayuda al suicidio y supongo que en esos lugares trabajan de otra manera porque ahí llaman las personas en el momento preciso de desesperación, siendo un momento de vital importancia, es ahí cuando siempre debe haber alguien para ayudar.

Las personas suelen acudir a las consultas privadas cuando ya han pasado un momento de desesperación, cuando ha habido un intento fallido de suicidio o cuando se encuentran en un mal momento de depresión o de impacto emocional.

Los profesionales de la psicología, en un principio, hacemos lo mismo que decíamos que deben hacer las personas conocidas o familiares: validar la emoción y ofrecer esperanza. Conforme la persona se va desahogando y va hablando vamos viendo qué hay detrás de esa desesperación, vamos viendo qué herramientas utilizar para fortalecer su posición. Debemos ofrecer estrategias para fortalecer un poco su personalidad en cuanto a relaciones sociales, en cuanto a fortalecimiento de autoestima, cambio de creencias…

A veces las personas han podido hacer algo que les avergüenza mucho y nosotros establecemos estrategias para aceptar situaciones y trabajar el perdón propio. Según cómo sea la persona y su realidad se van utilizando una serie de recursos y estrategias para que esa persona pueda ir enfrentándose a eso que le asusta para pasar a solucionar, cambiar y aceptar.

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«Invito a la gente a escuchar con la máxima empatía para intentar comprender cómo la persona afectada ha llegado a estar tan mal»
Según los últimos datos del INE (2019), se suicidan más hombres que mujeres, 2.771 casos de suicidio frente a 900 en 2019 ¿A qué crees que se debe esta diferencia?

Las mujeres, normalmente, tienen muchos menos problemas en pedir ayuda, suelen tener muchas menos problemáticas para dejarse ayudar, a expresar sentimientos, en mostrar debilidad, en mostrar que pasan por momentos difíciles. Es una diferencia que a día de hoy todavía sigue habiendo, siguen establecidos esos roles de género que para los hombres, en este caso, son un hándicap en las problemáticas de la vida diaria.

¿Cómo debemos actuar si alguien manifiesta que tiene pensamientos suicidas?

Las personas debemos hacer un esfuerzo por comprender. No debemos minimizar los problemas ajenos. Invito a la gente a escuchar con la máxima empatía para intentar comprender cómo la persona afectada ha llegado a estar tan mal. Lo que para uno nunca hubiera supuesto un problema, para otro es un bache muy difícil de superar.

Si la persona que está sufriendo, no tiene familiares o amigos ¿a dónde puede/debe dirigirse?

Lo más rápido es el Teléfono de la Esperanza, es uno de los medios a los que se puede acudir en cualquier momento o lugar. Las asociaciones siempre están abiertas a ayudar, donde personas que viven la misma situación pueden acoger y ser de gran utilidad.

En estos últimos años, parece que el debate de la salud mental ha llegado a la sociedad, traduciéndose en un mayor respeto por el servicio que brindáis profesionales como tú ¿todavía hay que derribar mitos sobre la psicología?

Por mi experiencia y por el ámbito en el que trabajo creo que las personas están cada vez más concienciadas. A mí me dicen que de la misma forma que cuando te duelen las muelas, vas al dentista; pues cuando tienes problemas emocionales, psicológicos o existenciales, vas al psicólogo.

Un mensaje para las personas que puedan estar leyendo esta entrevista y que no estén pasando por un buen momento.

No estás solo. Juntos podemos encontrar el modo de salir de ahí y de ver la luz.

Muchas gracias, Ana, por tu atención y cercanía.

Muchas gracias a vosotros.

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