La 46 edición del Festival de Cante Flamenco de Almansa, organizado por Boinas Negras y la Junta Festera de Calles, situó donde se merece a este acto, el más longevo de toda la institución. En el Teatro Regio, templo cultural, donde se debe recibir a artistas de la talla de María Rubí o Alfredo Tejada, quienes con sus músicos elevaron esta cultura hasta el nivel de reconocimiento que merece. Todo ello en un ambiente festero, de convivencia, donde no faltaron risas, jaleos y mucha alegría.
María Rubí y su «Jaleo»: diamante en bruto del Flamenco
El espectáculo «Jaleo» hizo un recorrido por los palos más queridos de María pero siempre con un toque magnífico de flamenco fusión. Una fusión que ya está inventada desde hace décadas: guitarra, percusión, violín y flauta travesera. Pero: ¡ay qué bien lo hace el grupo de María Rubí!
«Jaleo» fue una bendición, un vaso de agua fresca en un día soleado, un gran regalo para los amantes del flamenco que pedimos con ansias la llegada de voces y almas como la de María Rubí.
Hablamos de que es la primera mujer cuyo nombre aparece en el cartel de este tradicional festival de Flamenco. Ella misma reconoció en el escenario que no sabía si iba a dar la talla. Y no solo dio la talla con creces, sino que elevó el Festival de Cante Flamenco de Almansa hasta el nivel de los grandes eventos de esta cultura bien inmaterial de la humanidad con una apuesta arriesgada pero tan acertada como el compás y melodía de sus músicos.
Tanguillos de Cádiz, alegrías, pasodobles… Todos los más queridos palos flamencos de Rubí sonaron con acierto, perspectiva diferente y toneladas de arte.
Un evento festero
El ambiente festivo se trasladó al Teatro Regio, jaleos, comentarios a viva voz y muchas risas entre el respetable. Boinas Negras y los que no son Boinas Negras disfrutaron en convivencia con comentarios, carcajadas y demás escenas de cercanía e ilusión.
En el descanso entre artistas se sirvió una cata de vinos cortesía de la bodega Santa Cruz de Alpera y una degustación de tabla de quesos.
Un Lámpara Minera en Almansa, todo un lujo cortesía de la JFC
Alfredo Tejada, malagueño de nacimiento y granadino de adopción, fue la Lámpara Minera de 2017: el festival internacional de Flamenco más prestigioso de todo el mundo. Antonio Montalbán Muñoz, más conocido por su nombre artístico: Antonio de la Luz, fue su acompañante en un equilibrado y desgarrador espectáculo.
Comenzó con guajiras y reconoció que nunca se sabe si los duendes acudirán, pero que el corazón siempre está puesto para dar lo mejor en el escenario. El duende apareció y se quedó impregnado en el ambiente del Regio. Tejada posee un deje único y un quejido inigualable en su voz. Su timbre original echa a volar sin ataduras ninguna con cada nota. En ocasiones, las mantiene con tanta fuerza hasta distorsionarla como si de un efecto Doppler se tratara.
Maravilloso. ¿Qué otra cosa podría pasar si traes a todo un ganador de Lámpara Minera al Teatro Regio de Almansa? Esta historia sólo podía terminar con el público en pie y así fue.
Antonio de la Luz es de esos guitarristas que equilibran a la perfección la ejecución de notas y el seguimiento excelente del compás sin perder esa esencia humana que hace grande y vulnerable a partes iguales a cualquier artista flamenco que se precie.
Una actuación de flamenco profundo, tan penetrante como el acero a vivo fuego, de esas que te estrujan el corazón. Tejada y de la Luz nos regalaron una noche que los más flamencos no olvidaremos: con su desbordado arte generaron una y otra vez esa sensación tan maravillosa que nos produce el flamenco. Un escalofrío, un estremecimiento, un suspiro de emoción.
Gracias Junta Festera de Calles y Boinas Negras, de parte de un loco por el flamenco
Amantes de la música, la cultura y el arte deben agradecer (y con creces) a Junta Festera de Calles y a Boinas Negras por acercar talentos de primerísimo nivel a nuestra ciudad de una manera tan accesible. Que viva el flamenco y que viva la cultura popular sin mayores guirnaldas que su propia naturalidad.