Se abre el telón, se apagan las luces y entre el silencio, tres mujeres limpian las tablas del Teatro Regio de Almansa. Con esa crudeza, tan real como el trabajo que esta obra trata, comenzó la interpretación de la compañía gallega A Panadaría. Aunque un poco desubicados aún y con ganas de saber más sobre qué pasaba en el escenario, nos encantó comprobar cómo los primeros compases de la historia iban acompañados de voz en directo y una compenetración magnífica de las tres actrices con esta simpática introducción a capella.
Lo que suena es la melodía del hotel al que somos invitadas todas las personas presentes. Un hotel donde encontraremos todos los topicazos relacionados con los balnearios y el turismo de desconexión. Un resort ubicado en una isla descubierta por un burro y que a día de hoy es dirigido por «otro asno». En esta historia conocemos la lucha (real) del colectivo de mujeres limpiadoras, del servicio de habitaciones, de camareras de piso y otras secciones de mantenimiento del hotel.
Todo ello llevado a cabo por tres actrices magníficas, Noelia Castro, Alién Kendelman y Laura Míguez, que derrochan una maravillosa capacidad para cambiar de personaje, escenario y ambiente en segundos, a pesar de alguna «crisis de identidad» que el público abrazó con naturalidad y sonrisas. Paréntesis aquí para reconocer la labor de Míguez, que lleva tan solo unas cuantas representaciones a sus espaldas en sustitución de una compañera lesionada, pero que realizó una interpretación brillante, eléctrica y que nos dejó enganchados.
Uno de los aspectos más cómicos y que nos encantó fue comprobar cómo esta compañía no tiene ningún miedo a extremar hasta el límite la personalidad de cada personaje, dejando cristalina la sensación de quién es el malo y quién es el bueno de la película. Y es que, en el mundo real, hasta en situaciones de tan enorme desigualdad como la de esta historia, hay gente «iluminada» que no consigue verlo con claridad. Esa capacidad de caricaturizar al extremo hace de esta obra una historia más que entretenida y muy graciosa. Que es precisamente lo que uno busca cuando acude al teatro a ver una comedia.
Remarcable la parodia de presidentes del gobierno realizada con frases reales de nuestros primeros ministros, lo que demuestra que muchas veces son ellos mismos una payasa caricatura. Por otro lado, los personajes que aparecen a lo largo de la historia y que fundamentalmente conforman la plantilla de trabajadoras cuentan historias con las que es muy sencillo empatizar, ya que son las biografías de nuestras madres, tías, abuelas, amigas o compañeras de trabajo. Todas ellas con sus inquietudes y obligaciones. Todas ellas trabajadoras.
Esta historia chaplinesca nos cuenta entre risas una situación cruel, dura, pero en última instancia inspiradora hasta la médula. En ella se reflejan todas y cada una de las problemáticas que sufren los servicios de habitaciones de limpieza. Con chistes que mediante la dosis de frivolidad inevitable tratan tanto las repercusiones físicas como las mentales derivadas del duro trabajo. Estas tres mujeres que limpian te hacen reflexionar en cómo las soluciones farmacológicas para tapar la ansiedad y continuar trabajando se recetan con rapidez, mientras que los derechos laborales que aseguran una vida digna se conquistan con lentitud.
Limpiando en el trabajo, limpiando también en casa. Este trabajo mata y por ser mujeres nos pasa.
Una obra inspiradora que a través de las risas anima a limpiar un mundo de mierda.
Crítica completa en https://t.co/esWy4PBy9C pic.twitter.com/m2Ed8U2bbx
— La Tinta de Almansa (@TintaDeAlmansa) March 11, 2024
Hablamos del topicazo continuo que se vive en un hotel-balneario, con una comedia hilarante que expone en la cara del espectador necesarios y valiosos resquicios de reflexión: como la que te hace pensar que no hay nada más típico, más aceptado y menos justo que la situación de las trabajadoras precarias de este país, que suelen ser mujeres y que suelen ocupar trabajos cultural, abusiva y tradicionalmente subyugados al género femenino. Esos puestos laborales ocupados por las que cuidan, las que cocinan, las que tienen hijos… las que limpian.
«Las que limpian» de A Panadaría, es una total recomendación encarecida, cuya lección final dejamos en 3 conceptos: 1- Hotel Bauen, en Buenos Aires. 2- Las Kellys de Lanzarote. 3- Isabel Montenegro.
El público abandonó el Regio con esa maravillosa sensación que se desprende tras reír a gusto con una comedia. Pero también inspiradas por el mensaje de «Las que limpian». Más ahora que en nuestra ciudad se avecina un hedor a suciedad e inmundicia. El ejemplo de estas mujeres, tanto en la realidad como en la ficción, nos vuelve a demostrar que «juntas y organizadas» podemos «limpiar un mundo de mierda».