Los secretos del cielo profundo se abrieron de par en par este fin de semana en Almansa para un grupo de pequeños y pequeñas astrónomas. Bajo el cielo limpio del Molino Alto, la Asociación de Astronomía y Astrofotografía de Almansa organizó el taller «Astrónomo por un día», una actividad educativa dividida en dos fases con el objetivo de acercar el universo a los más jóvenes. Los niños y niñas participantes aprendieron sobre constelaciones, mecánica celeste y, al final de la jornada, lograron localizar objetos representativos del cielo profundo durante una emocionante observación nocturna. Foto: Astronomía y Astrofotografía de Almansa
Juan Aguado, presidente de la asociación, valoró la actividad como «muy positiva» y destacó la «pasión», el «interés» y la «capacidad de adaptarse a cosas nuevas» del grupo infantil. «Llegaron a la actividad con mucha curiosidad y hasta con cierto bagaje previo sobre el cielo profundo», afirma en declaraciones a La Tinta de Almansa.
Un taller para tocar el universo con los dedos
La actividad era para mayores de 10 años, pero finalmente participaron también niñas y niños de incluso 8. «No te preocupes, esos dos años los suplen con las ganas que tienen», recuerda Juan que les dijo a las familias. Y así fue. «Todos tocaron, movieron los telescopios y aprendieron a manejarlos con más soltura de la que esperábamos», relata.
El taller se organizó en dos partes esenciales. Primero, una sesión introductoria en la que niñas y niños aprendieron conceptos básicos sobre la mecánica celeste, el movimiento de las estrellas y las constelaciones. Y después llegó lo más esperado: la parte práctica en el entorno del Molino Alto.
«Les enseñamos a usar el equipo y a buscar objetos celestes. Antes de salir al exterior, practicamos dentro del aula con luz para que se familiarizaran con los instrumentos», cuenta Juan Aguado. «Esa práctica previa mereció la pena. Fuera, con la oscuridad real, todo es más complicado y haber ensayado antes les dio seguridad para enfrentarse al cielo de verdad», añade.
Más destreza que muchos adultos
Para la observación nocturna, se dispusieron dos telescopios: uno de mayor tamaño para el grupo de personas adultas y otro más pequeño para aproximadamente seis o siete niños y niñas, que contaron con el apoyo de dos monitores. Los más jóvenes lograron buscar y localizar por sí solos varios de los objetos celestes trabajados previamente en el aula, una tarea que, según Juan Aguado, «a veces resulta complicada incluso para personas adultas que se inician en la astronomía». «Sorprendentemente, los niños mostraron una soltura mayor que los adultos a la hora de manejar los telescopios», asegura.
La actividad se centró en la observación de dos objetos específicos: la Nebulosa del Anillo (M57), en la constelación de Lira, y el Cúmulo Globular (M13), en Hércules.
Lo hicieron aplicando la técnica del «salto de estrella en estrella». «Comenzamos desde Vega, la estrella más brillante del cielo de verano», explica Aguado. Con la ayuda de cartas celestes y buscadores ópticos, aprendieron a coordinar tres elementos al mismo tiempo, lo que les permitió disfrutar plenamente de la experiencia.
Próximas citas bajo las estrellas
El 19 de julio se celebrará «Constelaciones y sus estrellas», una propuesta para todos los públicos a partir de los 6 años. La jornada incluirá mitología, identificación de constelaciones de verano y la observación de sus objetos más destacados, todo señalizado con puntero láser.
El 2 de agosto será el turno de una actividad familiar centrada en las Perseidas, la popular lluvia de estrellas del verano.
Finalmente, el 4 de octubre, con motivo del Día Internacional de la Luna, tendrá lugar una observación abierta y sin límite de participación en el Punto Starlight del Paseo Rojo.