Un corrillo de 15 niños y niñas de 4 años vestidas de flamenca y con sombreros cordobeses tiran besos al aire, desde la puerta de la residencia ‘El Castillo’, en Almansa. Besos que atraviesan el cristal y aterrizan en los corazones de las tres o cuatro personas mayores que los reciben, al otro lado, pero muy cerca: con lágrimas en los ojos. Este encuentro surge a iniciativa de una clase de Infantil del Colegio José Lloret Talens. Su tutora, Elena Gosálvez, explica que nació de un proyecto de gamificación y educación emocional llamado La Meiga de Oz.

En esta historia, el Mago de Oz es una mujer que propone retos a los más pequeños. «Uno de ellos fue ayudar a la residencia pública de la ciudad en estas fechas tan señaladas. Les animaba a preguntarse qué podemos aportarles para que estén felices», explica la docente. La idea de los escolares y los docentes fue crear postales y cartas de Navidad con dibujos y felicitaciones para los ancianos y ancianas, así como grabarles un vídeo con un villancico flamenco.

Finalmente, surge «la idea de planteárselo al resto del colegio para unirnos a este proyecto de aprendizaje-servicio intergeneracional», una pedagogía que combina el currículo académico con el servicio comunitario. «Todas las clases se han unido de una forma u otra, realizando tarjetas personalizadas con los nombres de alguno de los residentes y otras más generales o creando adornos navideños», celebra Gosálvez, que reitera su agradecimiento a todos los compañeros/as que han participado junto a ellos. Todos los obsequios entregados tuvieron que guardar una cuarenta previa y tendrán que esperar en la residencia un tiempo hasta que los mayores puedan tocarlos.

Pero los regalos no se quedan ahí. Los residentes también recibieron varios vídeos en los que los niños y niñas expresan su cariño y el deseo de volver a verlos. «La clase de primero grabó un villancico con baile y la clase de 3 años les canta otro», relata la tutora. «La mía, la de 4 años, también les ha grabado un vídeo [insertado al final de estas líneas] mandándoles mensajes para que sientan que no están solos y que les llevamos en el corazón». En otras circunstancias habrían podido entrar a cantarles canciones y bailar con ellos, pero la situación sanitaria no lo permite.

Gosálvez confiesa tanto ella como la maestra de apoyo y la auxiliar educativa lloraron «un poquito» durante la visita a la residencia, que fue «muy emotiva». Y es que, «dentro se veían tres o cuatro residentes y los niños desde fuera les mandaban besos. A ellos se les caían las lágrimas». Por su parte, los usuarios de ‘El Castillo’ «también nos han obsequiado con unos detalles navideños» y «nos han transmitido después su emoción tras llevarles todos los materiales y cartas». La intención es que este proyecto no se termine en Navidad y que «sigamos realizando proyectos educativos para animarles y ayudarles en todo lo posible».

Imágenes cedidas por el Colegio José Lloret Talens de Almansa

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