En las últimas décadas, el crecimiento exponencial de las industrias alimentarias está dejando huella en multitud de hogares. Los datos científicos nos muestran que el sobrepeso y la obesidad son la verdadera pandemia del siglo XXI. En 2016, según los datos de Organización Mundial de la Salud (OMS), 2500 millones de personas (más del 30% de la población mundial) padecían sobrepeso y obesidad. La obesidad se asocia con el desarrollo de enfermedad cardiovascular, cáncer, diabetes y otras patologías crónicas. De aquí la importancia de una adecuada intervención nutricional en personas con esta condición. Si lo que buscamos es realizar una dieta para perder grasa, lo mejor idea es contactar con un nutricionista profesional.

«Ponerse a dieta», un concepto engañoso

Los nutricionistas, con relativa frecuencia, escuchamos mensajes de la población en los que aparecen los términos «dieta» y «grasa». La población asocia «ponerse a dieta» con la pérdida de peso, pero entendemos que el término «dieta» se refiere a todo aquello que ingerimos a lo largo del día, sin necesariamente producir pérdida de peso.

Miles de españoles, en algún momento de sus vidas, han realizado algún tipo de «dieta» con el fin de reducir su peso corporal. Algunas de estas personas han conseguido su objetivo utilizando dietas con enfoques alimentarios opuestos pero en cualquier caso, todas las intervenciones guardan un denominador en común: el déficit calórico.

Cómo funciona nuestro cuerpo para perder peso

El cuerpo humano no escapa a las leyes de la termodinámica. La energía, ingerida a través de los alimentos, provenga de un tipo de dieta u otra debe ser utilizada o almacenada. Por tanto, para que se lleve a cabo una disminución del peso corporal es imprescindible que se ingieran menos calorías de las que se utilizan. Esto es lo que conocemos como déficit energético o calórico. Por estas razones, independientemente del tipo de dieta que se siga (cetogénica, vegetariana, sin gluten…), si durante un periodo de tiempo concreto se cumple este principio imperativo, se producirá pérdida de peso. Sin embargo, no podemos olvidar que muchas de las que conocemos como dietas «milagro» son muy restrictivas tanto en cantidad como en variedad, lo que podría comportar en baja adherencia o en la aparición de déficits de ciertos micronutrientes y por consiguiente, problemas de salud asociados.

Para continuar dicha argumentación, cabe mencionar que la disminución del peso corporal proviene de los diferentes tejidos o llamémosles, compartimentos (muscular, graso, óseo…). Las intervenciones nutricionales que pretendan disminuir el peso corporal deberán tratar de evitar la pérdida de masa muscular durante la pérdida de masa grasa, dado que preservar el tejido muscular se correlaciona con menor riesgo de muerte.

Para concluir, hemos de aclarar que determinadas dietas nos dan más facilidades que otras para que esta pérdida de peso se mantenga durante el tiempo, dado que la adherencia a un patrón alimentario es primordial para conseguir la pérdida de peso. En la literatura científica se ha observado que, una gran proporción de los sujetos que pierden peso, recuperan el peso inicial varios años después, viéndose que la falta de adherencia es la principal razón por la que esto sucede.

Cómo hacer que una dieta sea efectiva para perder grasa

Pero… ¿qué ideas podemos extraer de esta columna?

•  A priori, muchas dietas funcionan dado que promueven un déficit calórico, aunque algunas podrían ocasionar pérdida de salud por carencia de micronutrientes o por una pérdida exagerada de peso corporal en un corto periodo de tiempo.
• El ejercicio físico es parte fundamental de la intervención para lograr mantener la masa muscular, en cantidad y en calidad.
• Para llevar a cabo una intervención con el objetivo de peso corporal, acude a un profesional, en este caso, a un dietista-nutricionista y/o a un entrenador.