El pasado sábado, 6 de noviembre, una comparsa de observadores internacionales acudió al Corredor de Almansa para inspeccionar el trabajo de los soldados republicanos y de los voluntarios de las Brigadas Internacionales en la construcción de la Línea de Defensa de Almansa. Parecía 1936, pero era 2021 y habían pasado 85 años desde que los brigadistas llegaran a la ciudad. Los «observadores» fueron en realidad los propios vecinos y vecinas almanseñas que participaron en esta ruta histórica, organizada por la Asociación Cultural Pablo Iglesias (con dos pases, uno a las 10:00 y otro a las 12:00 horas).
La asociación aderezó el recorrido con vestuario original de la época y fueron los mismos brigadistas los que recibieron y guiaron a los asistentes. Bajo la mirada atenta del Comandante Ostrogov de la Base de las Brigadas Internacionales en Almansa (en realidad, el arqueólogo Enrique Gil), los participantes pudieron recorrer los vestigios del paso de las brigadas por la ciudad: búnkers bien conservados (aunque rodeados de maleza y de difícil acceso) y trincheras zigzagueantes, que «sirven como legado histórico de un movimiento que marcó el pasado de nuestra tierra», apuntó el arqueólogo.
En Almansa se creó una base de las brigadas anexa a la principal, que estaba en Albacete capital. Su función fue la de formar unidades de artillería, con un cuartel principal y una escuela de artillería que albergó centenares de personas que llegaron de muchísimos países. Éstas participaron en la construcción de 19 búnkers y 30 trincheras en el término municipal, en lo que se considera la primera línea defensiva que se construyó para prevenir un posible ataque terrestre de los sublevados desde el interior, dirigido a Valencia, Alicante e incluso a la costa de Cartagena, donde se encontraba la flota republicana.
En una de las construcciones de la Línea de Defensa de Almansa, incluso, algunos visitantes se animaron a poner el pie sobre una huella impregnada en el cemento, que podría corresponder con la de un brigadista. Los puentes, vados y caminos que fueron construidos durante la Guerra Civil son difíciles de diferenciar de los que hoy en día están en uso por la población habitual, pero por suerte todavía se pueden ver los grafitis, con sus nombres y firmas, que algunos de los soldados y obreros empleados en estas obras, dejaron como testimonio de su paso por aquel lugar.
Uno de los brigadistas más interesantes de los que convivieron en la Base de Almansa fue el Teniente alemán Christian Zahn (interpretado por Javier Ruano), exiliado por la llegada del nazismo a su país. Este oficial llegó a dejar óleos con paisajes de Almansa pintados por él mismo.
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