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25/04/2024

El periódico digital de Almansa

Laberintos de agua, las venas ocultas de Almansa

Bajo la ciudad transcurren galerías de canalización de más de un kilómetro de largo que pudieron ser implantadas hace 1.000 años por los árabes y surtieron de agua a los almanseños al menos hasta el siglo XVI
Mina de Agua de Zucaña venas ocultas de Almansa

Quien pasee por la plaza de Puerta Cerrada, junto a la Plaza Mayor, habrá leído el mural que, sobre la fachada de un edificio, define a Madrid: «Fui sobre agua edificada, mis muros de fuego son». Y es que Mayrit fue el asentamiento musulmán que dio lugar a la capital española. La primera parte de la frase señala que los árabes se establecieron en la zona del Palacio Real por ser un terreno con facilidad para obtener aguas subterráneas. Algo similar podría haber sucedido en Almansa.

Un reciente artículo publicado en el Boletín Geológico y Minero del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) revela la vasta complejidad de los túneles y canales subterráneos que transcurren bajo los parajes de la Ruta de los Molinos. En concreto, del conocido como Mina de Agua de Zucaña. Y es que, de acuerdo con los resultados de esta investigación, la Mina de Agua de Zucaña puede ser tan antigua como la propia ciudad de Almansa.

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Los autores del estudio, que concluyó en 2020 pero que se publica este año por motivos relacionados con la Covid-19, son Bruno Ballesteros, Antonio González y Sergio Martos, del IGME; y Miguel Antequera, del Departamento de Geografía de la Universidad de Valencia. Los investigadores afirman que, incluso, la Mina de Agua de Zucaña podría tener relación con la fundación de la ciudad.

«No se conoce con exactitud cuándo comenzaron a ser utilizadas las aguas de la surgencia de Zucaña, aunque parecen haberse empleado para abastecimiento humano y regadío desde la fundación de la ciudad de Almansa», apuntan. Una hipótesis probable es que la galería fuera diseñada por los musulmanes. Y añaden que la documentación histórica y «el topónimo árabe Zuc-ayna así lo parece indicar». No obstante, el entramado actual de túneles y acequias podría haberse desarrollado durante un periodo de varios siglos (Piqueras, 2012).

La postura de los investigadores es que se trata de un minado medieval de origen árabe compuesto por múltiples ramificaciones, que dispone de 10 cabezas o nacimientos de agua. «Estas características constituyen su principal singularidad, ya que son poco habituales los minados con 5 o más cabezas», añaden los expertos. Además, la estructura está integrada por una maraña de galerías con una longitud total de 1.625 metros y una treintena de lumbreras. «El interés arqueológico, histórico y social de estas obras es bien patente, ya que su origen está indudablemente ligado a los primeros asentamientos humanos en la región y, especialmente, a la población de Almansa», señalan.

La acepción más común que poseen este tipo de galerías drenantes es la de qanat. Se trata de «elementos singulares de captación de agua por su concepción técnica, su arquitectura y, especialmente, por su valor arqueológico, al tratarse de una de las técnicas de aprovechamiento de recursos hídricos más antiguas, ya que su origen se remonta a los albores de la civilización mesopotámica. Aunque, con una implantación más tardía, este tipo de captaciones son muy numerosas en España donde son utilizadas con profusión en las zonas de mayor aridez», relatan los autores del estudio.

Galería del Minado de Agua de Zucaña o qanat, en Almansa | SIIA Ingeniería

Los qanats son una invención persa que los árabes extendieron primero por todo el norte de África y, posteriormente, introdujeron en la Península Ibérica. En muchos lugares aún se usan y han permitido hacer habitables zonas donde no era posible hallar ni una gota de líquido. De hecho, se sabe que fue gracias a los qanats perforados en la Sierra de Guadarrama que los musulmanes pudieron fundar en el siglo IX un pequeño puesto militar llamado Mayrit, que hoy es la capital de España.

Este tipo de galerías drenantes han sido elementos vitales para el asentamiento y mantenimiento de la población en zonas áridas. «El caso del minado de Zucaña, por sus características constructivas constituye, además, un sistema hidráulico singular al tratarse de un minado con numerosas ramificaciones y bifurcaciones». Pero no solo eso. Los investigadores apuntan que la «secuencia de molinos harineros existentes a lo largo de la traza de su acequia, cuya agua les aporta la fuerza motriz, le dota también de un valor arquitectónico adicional».

Molinos en ruinas y derrumbe de Zucaña

El caudal obtenido de las galerías de la Mina de Aguas de Zucaña ha tenido un uso mixto a lo largo de su historia, tanto para el abastecimiento de agua potable
a la ciudad de Almansa (al menos hasta el siglo XVI) como para el regadío de unas 75 hectáreas de cultivos hortícolas y cereales. La Acequia Mayor de Aguas de Zucaña circula por la Ribera de Zucaña, Rambla de los Molinos y Canto Blanco, y conduce las aguas hasta las inmediaciones de Almansa, donde se almacena hasta su posterior utilización en las denominadas Balsas del Concejo.

Todo este tramo está construido de sillería, a excepción de algunos pequeños segmentos excavados en la roca madre. Entre la bocamina y las Balsas del Concejo, el canal de agua se utilizaba exclusivamente para mover los molinos de la rambla de los Molinos (Último Molino, Molino Chico y Molino de los Álamos); el Molino de la Torre, Molino de los Olmos o del Tejar, Molino Alto y Molino de las Higueras; y, tras transcurrir por un acueducto, al Molino de las Monjas y al de la Balsa, antes de desembocar en las Balsas del Concejo.

Agua, las venas ocultas de Almansa
Galerías y sistema de regadío y aprovechamiento de la Mina de Aguas de Zucaña | Antequera, 2015

Hasta el siglo XX se han mantenido los 9 molinos que ya indicaba el Marqués de Ensenada (1755). Sin embargo, los investigadores sostienen que su situación actual es «bastante deficiente», ya que varios han desaparecido, otros se encuentran en ruinas y, salvo alguna excepción, «su estado de conservación no suele ser bueno».

Los resultados aportados por el artículo ponen de manifiesto la «gran fragilidad del sistema hídrico relacionado con el minado de Zucaña», que ya ha sufrido el derrumbe de algunas de sus galerías drenantes, documentado por SIIA Ingeniería. En este sentido, los expertos del IGME manifiestan que las actividades humanas (nuevas explotaciones de aguas subterráneas y perforaciones) y los cambios en las condiciones climáticas podrían «poner en riesgo» y afectar en el futuro a los recursos hídricos de la región en general, y a la surgencia de Zucaña en particular. Además, señalan que «no es del todo descartable» que hayan tenido lugar perforaciones que hayan contribuido a la disminución del agua de la Mina de Agua de Zucaña en las últimas décadas.

El estudio concluye que la divulgación del patrimonio hidráulico de esta galería entre los habitantes de la zona, especialmente entre las nuevas generaciones, ayudará a conocer las condiciones de vida de sus antepasados y cómo, mediante su ingenio y esfuerzo, pudieron crear unas condiciones adecuadas para su subsistencia. «Bajo esta visión, las aguas subterráneas drenadas por el Minado de Zucaña adquieren un valor innegable, ya que permitieron, además del abastecimiento a la población, el desarrollo de una zona regable y la creación de una floreciente industria harinera con la implantación de un elevado número de molinos», rematan.

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