El Carnaval es una celebración típica dentro de la tradición española. A pesar de que no se sabe con exactitud en qué momento se popularizó, son raras las localidades en las que no se festeje a finales del mes de febrero. Disfraces de todo tipo cubren a unos vecinos que, independientemente de su oficio y condición, solo buscan salir a la calle y pasarlo bien con sus semejantes. Esta facilidad para igualar a todos sin importar su clase social ya era una característica del festejo en Almansa durante las primeras décadas del siglo XX. Casi se ha perdido con el paso del tiempo, pero merece la pena recordar el Carnaval de Almansa como una fiesta inclusiva y desclasada hace un siglo. Foto disfraces en casa de Herminio Coloma y Dolores López en el Carnaval de los años 20 | Proyecto Décadas
El Carnaval actual de nuestra ciudad va más orientado a los niños, teniendo apenas apoyo más allá de lo propios adultos organizadores, pero esto no siempre fue así. La popularización de las fiestas de Moros y Cristianos y la inclusión de «La Retreta» ha opacado casi por completo al desfile de disfraces tradicional. Los niños participan en el pasacalles de febrero, celebrado un único día, mientras que los adultos lo hacen en el de abril, en el marco de las fiestas de mayo y siendo ese su momento particular.
Niñas vestidas de holandesas en el Gran Carnaval de 2023 en el patio de la casa del Marqués | Proyecto Décadas
El Carnaval de Almansa como fiesta inclusiva
¿Cómo era el Carnaval cuando se vinculaba a una tradición más arraigada? Para descubrirlo hay que retroceder a las décadas previas a la Guerra Civil, en los primeros 20 o 30 años del siglo XX. Personas de todos los sectores sociales participaban en él, con mayoría de los jóvenes pero no eran los únicos. En función del origen de los vecinos, más adinerados o menos, los disfraces y el lugar de reunión variaban. A pesar de esto, todos podían celebrar en condiciones muy similares.
Los festejos eran organizados por la sociedad «Festival Almanseña», que favorecía la participación del pueblo en las celebraciones e impulsaba tanto los carnavales como otros actos del estilo de actuaciones de teatro, ferias o fiestas locales. Se recoge que desde el 1913 y durante las dos décadas posteriores fue grupo impulsor de variedad de manifestaciones culturales en Almansa.
Los disfraces que lucían los jóvenes almanseños en el carnaval eran variados, si bien es imposible pensar en el abanico de opciones existente hoy en día. Aunque no queda registro escrito de ello, publicaciones del Proyecto Décadas señalan que parte de los ropajes provenían de una antigua compañía de teatro. Esta, disuelta a principios del siglo XX, sería la de Antonio Lagos, y la vestimenta utilizada, retales de sus baúles. Entre los escogidos por los almanseños, se encontraban disfraces característicos de otros países o etnias, personajes de novela, trajes típicos de otras regiones o países, e incluso de oficios como marinero.
Adela Mancebo Segarra vestida de odalisca, a la izquierda, y Hortensia Martínez vestida de Zíngara, a la derecha | Proyecto Décadas
Pérdida de la tradición con el paso del tiempo
La ubicación en el calendario del Carnaval viene dada por el paso del invierno a la primavera, y con las últimas fechas antes del inicio de la Cuaresma. Un motivo pagano y otro religioso, aunque en la cultura española cobra más significado este segundo. El acto simboliza una fiesta final, libre de ataduras antes del comienzo de la penitencia. El colectivo religioso en España nunca terminó de ver con agrado la fiesta (por aquello de que Carnaval significa «la fiesta de la carne») y, una vez comenzada la Guerra Civil, la celebración se perdería para no recuperar su esencia hasta 40 años después.
Ya en democracia, el Carnaval reapareció en las ciudades y en Almansa no fuimos la excepción. No obstante, sin gran relevancia, quedaría reducido a la mínima expresión, un evento dentro de un día, que es como se conserva en la actualidad. Si bien es cierto que Almansa no contó nunca con una gran historia «carnavalera» como si ocurre con Canarias y Cádiz a nivel nacional o con Miguelturra o Albacete a nivel manchego. La realidad es que tampoco se hizo mucho por asegurar su desarrollo. Nada tiene que ver con la semana entera de festejos que se organiza en dichos lugares, con actos señalados para cada uno de los días.
Nuevos tiempos, nuevas celebraciones
La acogida de tradiciones extranjeras como «Halloween» en la noche de Todos los Santos o la popularización de fiestas de disfraces para cumpleaños también ha contribuido a banalizar el Carnaval en aquellas localidades sin mucha costumbre. Se podría decir que, en el presente de Almansa, se encuentran más razones para disfrazarse, pero estás están desligadas del festejo típico carnavalesco.
Niños en el pasacalles infantil del Carnaval de Almansa | FB Víctor Almansa
El pasacalles infantil de Almansa el día de Carnaval se podrá celebrar con normalidad este 2023, el domingo 19 de febrero. Algo que no era posible desde 2020, un mes antes de que estallara la pandemia en España. Casi olvidado entre los adultos, la ilusión de los niños permite su supervivencia un año más. Niños que, entre iguales, pueden salir a disfrutar del ambiente colorido y alegre de los disfraces, y que los mayores también lo disfrutaron a su manera hace un siglo. No perdamos la conmemoración de esta celebración del Carnaval como una fiesta inclusiva y desclasada en Almansa, en la que cualquiera podía participar, gastando el mínimo dinero necesario y vistiendo el traje que más le apeteciera hace un siglo.
Información extraída de la publicación «Almansa 1920-1929», incluída en el «Proyecto Décadas» realizado por Mª José Sánchez Uribelarrea, Rafael Piqueras García y Fernando Micó Sánchez.
