10/10/2024

El periódico digital de Almansa

Sucedió en 1691: Alicante fue bombardeada y Almansa acudió en su ayuda

Una flota francesa bombardeó sin piedad a la población alicantina. Nuestra ciudad demostró su generosidad enviando soldados y víveres
Alicante y Almansa | Vista de la bahía de Alicante en 1862, grabado de Gustavo Doré

En el verano de 2021 se cumplieron trescientos treinta años del ataque de una flota francesa al litoral mediterráneo español, durante la guerra que enfrentó a Francia con la Liga de Augsburgo (España, Inglaterra, Holanda, Austria, Baviera, Brandenburgo y Saboya), entre 1689 y 1697. (Imagen principal: Vista de la bahía de Alicante en 1862, grabado de Gustavo Doré).

Tras partir de la base naval de Tolón, la escuadra francesa cañoneó Barcelona durante el 11 y 12 de julio de 1691. El 21 se plantó frente al puerto de Alicante y durante los días siguientes bombardeó sin piedad la población. Nuestra ciudad, Almansa, demostró su generosidad enviando ayuda en soldados y víveres.

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Llegada de la flota

La tarde del 21 de julio de 1691 los alicantinos avistaron las velas de una escuadra francesa compuesta por catorce navíos, veinticinco galeras, tres pontones de bombardeo y ocho embarcaciones menores.

Al día siguiente 22, las galeras enemigas acercaron los tres pontones y su almirante exigió el pago de un tributo bajo la amenaza de bombardear la ciudad. El gobernador de Alicante rechazó el chantaje y pronto comenzó el cañoneo, lo que hizo necesario solicitar ayuda a las localidades cercanas. A lo largo de aquel día 22 y siguiente 23, se enviaron correos a Orihuela, Xixona, Onil, Castalla, Biar, Ibi, Elda, Novelda y otras, pertenecientes al reino de Valencia y por tanto obligadas a prestar el socorro necesario en hombres y recursos. También se pidió ayuda a localidades castellanas como Villena, Chinchilla, Almansa, Yecla, Albacete, Sax, La Roda, La Gineta, Jumilla o Tobarra, pese a no tener la obligación de concederla.

A Almansa llegó un correo a las dos de la madrugada del 24 de julio despertando al alcalde mayor, que convocó inmediatamente a los regidores del concejo. Tras leer la carta que exponía la difícil situación de Alicante, decidieron enviar inmediatamente cien hombres armados, víveres y seis arrobas de pólvora (unos 69 kilogramos). El socorro partió a las nueve de la mañana al mando de don Juan Enríquez de Navarra.

Alicante y Almansa
Proyectil de cañón incrustado en un sillar de la Ermita de Santa Ana de Alicante, durante aquel asedio | Museo Naval de Madrid

Sufrimientos de una ciudad bombardeada

Mientras la ayuda llegaba, Alicante era bombardeada sin compasión. Desde el día 22 hasta el 29 de julio se lanzaron sobre ella unas 4.000 bombas, unas 600 incendiarias. La ciudad ardió y las gentes huyeron en masa por los caminos en pleno verano y con las pocas pertenencias que pudieron recoger, lo que provocó accidentes, muertes y hasta abortos de mujeres embarazadas. Las casas arrasadas por las bombas fueron además pasto de saqueadores, a veces por los mismos soldados de otras poblaciones llegados a defender la ciudad.

Los franceses incluso intentaron desembarcar en la ensenada de Babel, aunque pudieron ser rechazados por los soldados de los socorros, que causaron 47 muertos a los galos.

La ayuda de Almansa

Consciente de la terrible situación en Alicante, el concejo de Almansa envió el 25 de julio otros doscientos soldados, 250 arrobas de harina y pan (casi 2.900 Kg), 80 carneros salados y ocho arrobas de pólvora (unos 92 Kg).

A la vez se despachó un correo a la ciudad alicantina manifestando la voluntad de Almansa de auxiliarles con todo lo necesario, y avisando de la llegada del envío y su cuantía, para evitar que cayera en manos de saqueadores.

Pude localizar esa carta en el Archivo Municipal de Alicante, en donde permanece desde entonces. Es de destacar su rúbrica: «La muy noble y leal Villa de Almansa», sin el título de Felicísima, obtenido solo tras la Batalla del 25 de abril de 1707. También se conserva una copia de la agradecidísima respuesta que el consell de Alicante remitió a nuestra ciudad.

Sucedió en 1691: Alicante fue bombardeada y Almansa acudió en su ayuda
Fragmento de la carta original escrita por el concejo de Almansa para comunicar la llegada de su socorro a 25 de julio de 1691 | Archivo municipal de Alicante

Rescate y agradecimiento del rey Carlos II

Por fin, el día 29 de julio una escuadra española llegó al puerto de Alicante y, aunque inferior en número, conseguía ahuyentar a la francesa, sin apenas municiones después de ocho días de brutales bombardeos que arrasaron casi por completo la plaza alicantina. De 2.000 viviendas sólo quedaron en pie 200. Fueron destruidas la casa del gobernador y el edificio del ayuntamiento con el archivo civil que contenía los actos, privilegios y otros documentos, perdidos para siempre. Sí resistieron, aunque dañadas, la entonces colegiata de San Nicolás y la iglesia de Santa María.

Con la vuelta a la normalidad, el consell de Alicante escribió una carta al rey Carlos II el 5 de agosto informándole de todo lo acontecido. En ella le refiere la ayuda material enviada por las distintas localidades, una de las más destacadas la de Almansa.

Conocedor el rey de este auxilio, remitió una carta de agradecimiento al concejo almanseño de la que solo se conserva una copia. Dice así:

Consejo, Justicia, Regidores, Cavalleros, escuderos, oficiales y honbres buenos de la villa de Almansa, haviendoos señalado muy particularmente en los socorros que esta villa enbio a la ziudad de Alicante en la ultima inbasion que en en ella executo la harmada de Francia, e resuelto daros grazias (como os las doy) manifestandoos la gratitud que me a merecido buestro zelo y fineza en esta operacion y que es muy conforme a la confianza que tengo de buestra lealtad a mi servicio.

De Madrid a 20 de agosto de 1691.

Yo el Rey

A Almansa llegaron además otras dos cartas de agradecimiento. Una del virrey de Valencia el marqués de Castel-Rodrigo, y otra de don Jaime Antonio Borrás, gobernador de Alicante. Ambas hoy perdidas.

Conclusiones

Las correrías y ataques de la Francia de Luis XIV sobre el levante español fueron constantes a lo largo del reinado de Carlos II (1665-1700). Como consecuencia, en Valencia y Cataluña se acentuó su antipatía hacia Francia, surgida durante la rebelión catalana de 1640. Este resentimiento explica su apoyo al bando austracista en contra del bando borbónico de Felipe V, durante la Guerra de Sucesión Española (1701-1713).

Terminemos con una reflexión. Tras conocer esta muestra de solidaridad almanseña, seguramente deba modificarse el famoso dicho «Quan el mal ve d’Almansa…»

Para saber más sobre estos hechos:

Arráez Tolosa, A. (2012): «Año 1691: Alicante es bombardeada y Almansa acude en su ayuda». Revista Gaceta de Almansa Histórica, n.º 34.

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