Uno de los edificios más conocidos para los almanseños es la residencia de ancianos San José. A lo largo de estos últimos años, han pasado por él cientos de almanseños que, por diferentes causas, vivieron sus últimos días en su interior. Sin embargo, los orígenes del asilo se remontan años atrás.
En 1884, llegaron en ferrocarril desde Valencia cinco monjas de la Congregación de Hermanitas de Ancianos Desamparados para instalarse en el número 16 de la calle Rambla de Almansa. El edificio en cuestión era un palacete que fue cedido en usufructo por D. Antonio Pérez de Herrasti, Conde de Antillón, para que se destinase como asilo.
El 22 de junio de ese mismo año, quedó inaugurado el hospicio por ocho ancianos y diez ancianas. La comitiva estuvo compuesta por el Ayuntamiento, representantes eclesiásticos, diferentes autoridades y pueblo en general. Para la inauguración se adornó la fachada principal y se sirvió una comida a cargo de la corporación municipal.
La organización del asilo se dispuso de la siguiente forma: en la planta baja se situó la capilla y las demás dependencias como comedores, sala de estar, portería y la cocina. En cambio, en el piso superior, se ubicaron los dormitorios, la enfermería y, en el desván, la despensa.
Varios años después, concretamente el 8 de julio de 1940, la congregación recibió una donación del empresario bodeguero D. Celedonio Sanz Bordera en forma de solar de 3.394 m2 en la zona de la Glorieta. Estos terrenos motivaron la idea de la construcción de un nuevo asilo, pues el actual comenzaba a sufrir los estragos de la temporalidad y el hacinamiento.
De este modo, debido al interés de los terrenos de la congregación por parte del Ayuntamiento, ya que servirían para la ampliación del jardín de la Glorieta, se permutaron por un solar al final de la calle Corredera en 1954.
En 1957, el edificio que alojaba a los ancianos no se encontraba en buenas condiciones. El frío y la humedad eran palpables en el inmueble. De esta forma, se inició una recaudación de fondos mediante una verbena en los jardines de la Glorieta para la construcción del nuevo asilo.
Un año después, el 5 de mayo de 1958, se colocó la primera piedra del futuro asilo San José. A ella, asistieron la Corte de Honor de las Fiestas, el obispo D. Arturo Tavera, el gobernador Santiago Guillén, el alcalde D. Pascual Rodríguez García y el resto de la corporación municipal.
Las obras avanzaban a buen ritmo. Así, el 19 de marzo de 1960, ya se había construido el forjado de la primera planta. Dos meses después, ya quedaba alzada la planta principal y el tejado.
Los donativos recogidos para la construcción fueron de diversa procedencia. En 1962 se habían recogido 4.137.692 millones de pesetas. De esta cantidad, el Ministerio de Hacienda aportó dos millones para sufragar parte de la construcción.
Por fin, el 28 de noviembre de 1963 el asilo de ancianos se trasladó a la nueva Residencia San José en la calle Corredera. Por el contrario, el antiguo palacete del Conde de Antillón no corrió la misma suerte. Su derribo, tras el traslado de los ancianos al nuevo asilo, fue una de las grandes pérdidas del patrimonio almanseño.
La pérdida del palacete no fue completa. La portada se salvó y se reubicó en los jardines del palacio de los Condes de Cirat (actual Ayuntamiento) y, las columnas del patio, fueron a parar a una casa particular de Las Fuentes.
En memoria de las víctimas de Covid-19 de las residencias de ancianos de nuestro país.
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