No pudo hacerse en 1977, pero sí se consiguió en 1978. Primera celebración de un 1º de Mayo, después de la Guerra Civil Española y una dictadura de cuarenta años. Considero muy importante esta fecha, que los jóvenes deben conocer. Participaron los hijos de los hijos que eran entonces jóvenes y que tenían gran ilusión. Quizás lo mayores recordando tiempos de represalias tenían más miedo, pero todos fueron arrastrados por esa emoción juvenil.
Nos encontramos en plena Transición, muchas cosas que reivindicar, muchos derechos que adquirir, todo o casi todo estaba por hacer. Había que sentar unas bases para la democracia, para alcanzar mayor calidad de vida, y para ello tenías que comprometerte y luchar de forma pacífica por mejorar la sociedad.
Los jóvenes de entonces iban menos de fiestas y garitos, sus diversiones eran la HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica) y la JOC (Juventud Obrera Cristiana). Daros cuenta que hablo de la Iglesia, y es porque aparece la figura del cura obrero, que defendía los derechos y aspiraciones de los más débiles y explotados de toda clase obrera. Ningún cristiano debía ignorar la situación que sufrían muchos jóvenes trabajadores. Don Julián María Hernández y José García Rubio, en San Roque; Don Ramón Roldán, párroco de la Asunción, y Don Antonio Muñoz, en San Isidro. Quiero nombrarlos porque pienso que, en su momento, fueron viento fresco para muchos trabajadores, apoyo y refugio. En las parroquias almanseñas comenzaron a cultivarse las reuniones.
Los años 60 fueron muy prósperos económicamente hablando: dimos trabajo a mucha gente de la comarca y más allá. Se produjo en Almansa una explosión de la vivienda y del parque móvil de la población. El franquismo se anquilosaba, era una losa que había que empezar a mover. En 1973, una crisis económica mundial azotó la economía del ya tambaleante régimen franquista. En 1975, los movimientos sociales se hacen más fuertes y se refuerzan ante la falta de acción y representatividad del sindicato vertical, que sería definitivamente abolido en 1976 por el Gobierno de Adolfo Suárez.
Quiero decir que se fueron sucediendo los hechos, por el debilitamiento de unos y la presión que ejercían otros buscando un cambio. Las organizaciones sindicales eran todavía clandestinas y fueron otra vez los jóvenes y su Movimiento Asambleario los que dieron empuje a lo que ocurrió por aquellos días.
En la primera manifestación 1º de Mayo, desde la Plaza de San Roque, Aniceto Coloma hasta llegar a la Plaza de la Constitución, entonces todavía llamada Francisco Franco, bajaban unas mil personas, trabajadores y trabajadoras, los sindicatos UGT, CCOO, CNT, partidos políticos como PSOE y PSOE sector histórico, además de sus grupos juveniles Juventudes Socialistas y Juventudes Comunistas y JOC, hubo momentos de tensión cuando al todavía Ayuntamiento franquista se le gritó: «Alcalde dimite, el pueblo no te admite». Al final, no hubo incidente alguno y prosiguió la manifestación hasta el Polideportivo Municipal.
Resulta que aquello fue único, pues con los años la manifestación iría perdiendo gancho y participación y terminó por desaparecer, quedando todo en algún acto festivo o de confraternización de los sindicatos, desplazamientos a Albacete para acudir a la manifestación provincial, tampoco con demasiados asistentes, retenidos en Almansa la mayor parte de los posibles manifestantes por el auge que paralelamente iban alcanzando las Fiesta Mayores o en algún acto cultural paralelo, como el que finalmente irá convirtiendo en tradición de esa mañana la Asociación Cultural «Pablo Iglesias», formada en 1984.
Como pueblo industrial que es Almansa, ya desde hace muchos años, casi un siglo diría yo, determinar: que el 1º de Mayo, se celebró aquí, varios años, pero con mucho entusiasmo, alegrías y ganas de construir los pilares para vivir en democracia. Tenemos ahora lo que sembramos entonces, y hemos aprendido muchas cosas, que había por ejemplo trabajadores de todos los sectores, cerámica, banca, etc. Pero que la gran mayoría eran trabajadores y trabajadoras del calzado, que se vivía de otra manera. La gente joven estaba como más motivada por lo que le rodeaba, no sé; que después, como una amiga mía calificó, se produjo un «aburguesamiento del proletariado» y se empezó a priorizar «las vacaciones y el coche nuevo». Que se trabajaba, pero ya no se reivindicaba. Que las crisis en el calzado han pasado, pasan y pasarán cada ciertos años de bonanza.
Por último dar las gracias a Juan Luis Hernández Piqueras autor de «Los movimientos sindicales y la lucha social en Almansa», libro del que me servido para este artículo.