El joven director de cine de Almansa, Alex Garijo, se embarca en un emocionante viaje en el que necesita ayuda de la vecindad | Nació en agosto del 97. Hijo de Basilio Tomás Cerdán y Aurora Garijo Cuenca. Se crio durante toda su infancia y adolescencia en Almansa. Alumno del Sánchez Albornoz, del José Conde y más tarde en Artes del Herminio Almendros. Su inquietud por las audiovisuales le llevó a estudiar Diseño en Fotografía. Tras ello, empezó a trabajar y desde hace dos años se embarcó en los estudios de Producción Audiovisual y de Eventos en Valencia.
Todo ese recorrido le llevó a unas prácticas que le cambiaron la vida, variando su enfoque sobre el cine. Conoció la faceta cercana y amable de este arte mediante una productora llamada «Taranná Films»: «Me dieron la oportunidad, me abrieron los brazos, me acogieron independientemente de cualquier motivo o experiencia, y me dieron voz como joven creador y un espacio para desarrollarme y empezar a trabajar». Ahora, nuestro protagonista de la entrevista de esta semana ya recibe reconocimientos en certámenes y busca realizar proyectos más profundos. Para uno de ellos necesita la ayuda de la vecindad almanseña.
Un joven con el que conversar durante mucho rato, para apuntar en las personas a seguir en estos próximos años. Humilde, se siente muy afortunado de su camino recorrido y según sus propias palabras: «Se que no soy alguien tan excepcional como para que esto no le pueda pasar a otras personas». Hoy charlamos con Alex Garijo, el joven director de cine de Almansa que con dedicación, pasión por su vocación y convicción para honrar sus raíces va «tras las huellas de su padre».
Cuéntanos un poco sobre ese corto que ha ganado el Premio a Mejor Cortometraje en la edición actual del FastFilm del Butoni Fest, titulado «Segunda Silla», ¿cómo surgió el proyecto?
Pues el proyecto empezó porque vimos que se celebraba el Butoni Fast Film, un festival de Valencia, y dentro de las actividades que realizaban había una edición que consistía en hacer un cortometraje en 72 horas, basándose en una temática y una ciudad asignadas. Este año, la temática estaba patrocinada por la marca de cervezas Turia, así que tenía que aparecer uno de sus productos en la pieza final, y como coincidía con el centenario de Manises como «Ciudad Laboriosa», debíamos usar Manises como centro de la historia. Entonces, fue un proceso que no es el habitual para las películas ni para los cortometrajes, porque tuvimos que exprimir cada recurso en esas 48 horas que tardamos nosotros para que la producción fuera considerada FastFilm (Película rápida en castellano).
¿Cómo es esa sensación de realizar todo en tan poco tiempo?
Para mí fue una montaña rusa de emociones, porque al final es el primer proyecto que firmo con mi nombre, mi primer cortometraje, y le puse mucha alma. Fue una sensación muy bonita de compartir, de tener un espacio de trabajo horizontal con mis compañeros y compañeras, de poder escuchar todas las ideas, nutrirnos de ellos y de nuestras preocupaciones. Al final, creo que ese espíritu se refleja en el corto.
Sobre la temática del cortometraje, los procesos del duelo en la pérdida de un familiar y la lejanía de la tierra natal: ¿Por qué elegisteis esa historia tan conmovedora?
Pues la verdad es que no fue algo profundamente estudiado. Fue algo más espontáneo, y por eso creo que refleja bastante bien cómo nos encontramos como sociedad, especialmente los jóvenes ahora mismo. Sí que había ese sentimiento de decir: «Vale, vamos a desarrollar la historia. Nuestro actor es valenciano, pero vive en Madrid, así que vamos a ver cómo jugamos con eso». Y empezamos a darle vueltas, a ver qué nos preocupaba, y nos dimos cuenta de que teníamos esa inquietud, de que quizás estábamos perdiendo nuestros mejores años trabajando, estudiando, dándolo todo, y que estábamos perdiendo también el vínculo con nuestros orígenes, con nuestras ciudades. Al final, yo también vivo en Valencia y ya llevo casi ocho años fuera de Almansa, y se nota ese sentimiento cuando vuelves al pueblo. Ves que todo ha cambiado, pero a la vez sigue igual. Te sientes un poco desubicado. Creo que eso fue lo que nos llevó a querer hablar del tema, de cómo nos encontramos como jóvenes y de sentir que perseguir nuestros sueños es a cambio de perdernos cosas muy importantes en nuestra vida.
Otro de los aspectos que más me ha gustado al ver el corto son los lugares que habéis elegido en esta zona de Manises: ¿Cómo os habéis dejado llevar en ese aspecto?
La verdad es que ninguno de nosotros tenía un contacto cercano con él, pero desde la organización del festival Butoni Fest sí que nos dieron algunas ideas de sitios característicos. Además, mi pareja ha vivido muchos años en Manises, entonces también queríamos que esta zona, o la ciudad en general, tuviera cierto protagonismo. Para eso, había que elegir lugares emblemáticos, sitios que de alguna forma hablasen de la ciudad y cómo esos sitios podían dialogar con nuestro protagonista.
Se terminó el cine físico en Almansa, ya no está el cine Coliseum: ¿Cómo ves esta situación por la que está pasando ahora mismo el cine?
Es doloroso, porque cada vez estamos más inclinados hacia las grandes empresas, las grandes corporaciones de cine. Y esto no es un mensaje ideológico, sino un mensaje sobre la cultura. No debemos perder el foco de que la cultura es un negocio, claro, tenemos que cobrar, sí, pero también tiene que haber un espacio para que las pequeñas empresas puedan seguir hablando, para que los pequeños cines puedan seguir mostrando sus historias. Me enteré hace pocas semanas de lo ocurrido, de que ya se había cerrado, y fue un gran dolor, porque había una parte de mí que soñaba con que, en algún momento, pudiera llevar mi documental allí y decir «oye, vamos a proyectarlo en el cine donde vi todas esas películas que me llevaron hasta aquí», como una manera de cerrar el círculo. Y no solo por mí, sino por otra gente que también recibió cultura, que aprendió, que tuvo oportunidades de crecer como persona, mentalmente, a través del cine. Creo que es muy importante que intentemos conservar y preservar la cultura, y es una pena.
Me comentabas que tienes nuevos proyectos entre manos. Cuéntame sobre ello.
Pues sí, ahora, con la gran oportunidad que ha sido esto y las puertas que se nos han abierto a todo mi equipo, voy a empezar un proyecto que es muy personal y que, para mí, aunque sea tan joven, posiblemente sea el proyecto de mi vida. Es un proyecto en el que tengo que meterme en la historia de lo que ha ido ocurriendo en Almansa. Yo soy hijo de Basilio Tomás Cerdán y Aurora Garijo Cuenca. Cuando tenía seis años, mi padre sufrió un accidente y falleció. Así pues, quiero emprender un viaje personal, hacer una especie de road trip, un «redescubrimiento» para volver a conocer a mi padre. Me gustaría hablar con los vecinos de Almansa, con la gente que lo conoció, porque al final en mi familia fue un evento muy duro, muy traumático, y nos ha costado mucho hablar del tema. Ahora quiero hacer este viaje junto al pueblo.
Quiero que los vecinos de la localidad se animen a compartir sus recuerdos, porque yo al final he podido escuchar historias de mi madre, de algunos familiares, pero la perspectiva completa no la tengo. Es duro cuando creces y llegas a estos años, cerca de los 30, y te preguntas cómo habría sido tu padre en estos momentos y cómo era él con tu edad, más allá de lo que una madre o un familiar te puede contar. Por eso quiero involucrar a los vecinos del pueblo, para que los que quieran animarse nos manden fotos, pequeños vídeos caseros de la época, o incluso si se animan a participar en entrevistas o a contar historias fuera de cámara para nutrir la perspectiva.
Hemos creado un correo que se llama loquedesconozcodemipadre@gmail.com, donde pueden contactarnos para hacer llegar toda esta información y animarse a compartir. Pueden escribirnos, contarnos o decirnos: «Oye, quiero participar, porque tu padre Basilio era una persona muy especial». Al final, con lo poco que conozco de él, es curioso escuchar de gente que dice cosas como «gesticulas igual que él» o «te pareces mucho a él», porque yo solo viví con él seis años de mis 27, y es raro escuchar eso. Parece algo innato en mí, y quiero explorar más sobre eso.
Entonces, ¿podríamos decir que vas tras las huellas de tu padre?
Exacto, esa es la idea del proyecto, hacer algo bonito y recordar las historias buenas. Lo bonito de un pueblo es que todos nos conocemos un poco entre todos, podemos contarnos historias y podemos dar perspectivas.
¿Qué le dirías a alguien que también esté intentando empezar en lo audiovisual, en este mundo más artístico? ¿Cuál sería tu mensaje?
Que nunca dejéis de intentarlo, nunca dejéis de creer en vosotros, en vuestras ideas. Yo me he pasado años pensando que mi perspectiva o mis historias no serían interesantes o que nadie querría escucharme, y poder empezar en este proceso y ver esa validación, ese cariño, ese enfoque tan bonito simplemente me ha hecho pensar y querer decirle a todo el mundo que se haya podido encontrar en mi situación que nunca dejen que les frene el miedo al «qué dirán».
Coge una voz, que es la tuya propia, y álzala, porque es lo más bonito que podemos hacer como generación. Es necesario que, como personas jóvenes, empecemos a alzar la voz para expresar ciertos discursos que son necesarios ahora mismo, y estamos en un momento de la sociedad que, gracias a Dios, nos permite introducir más discursos que antes no se esperaban en la pantalla. Así que no tengan miedo y que aprovechen.
Y además ahora que tenemos muchos medios al alcance, ¿no?
Exacto. Ahora es más fácil que nunca. La gente se piensa que necesitas cámaras de 2.000, 3.000, 5.000€, cuando con tu móvil y una buena idea puedes hacer una película y crear algo increíble.