El 61,02% de toda la extensión de Almansa contribuye a la conservación de la biodiversidad, pero el 38,53% de su suelo podría agrava el problema del cambio climático. Así se desprende de una investigación realizada por Greenpeace y plasmada en el informe «HablaRural», donde se analizan las actividades a las que se destina la superficie total de todos los municipios de España.
Pero, ¿qué significa que Almansa puede agravar el cambio climático en un 38,53% de su superficie? Según la ONG conservacionista, que de todo el término municipal almanseño, ese porcentaje del suelo alberga actividades que emiten gases de efecto invernadero (GEI) —los principales causantes del cambio climático—, como industrias, agricultura industrial y otras superficies artificiales que emiten GEI.
Por contra, un 61,02% de toda la extensión de Almansa contribuye a la conservación de la biodiversidad. Es decir: «Son áreas naturales y seminaturales, de bosque, matorral, ríos, pastos, prados, y otros hábitats que albergan vida. Estos, además, contribuyen a la mitigación del cambio climático porque actúan como sumideros naturales de carbono atmosférico», explica Greenpeace. El balance final es, por tanto, positivo para Almansa.
Nuestra ciudad solo está a 3,7 puntos por debajo de la media de suelo de los municipios rurales que contribuye a la conservación de la biodiversidad (un 64,81%). A su vez, está 6 puntos por encima de la media en cuanto a la superficie de estos municipios que podría agravar el cambio climático (un 32,59%).
Salvar el planeta desde la España vaciada
Que el campo español nos da de comer es algo que tenemos bastante interiorizado. «Sin embargo, mucha gente no sabe que lo que se conoce como “España vaciada” nos puede proteger también de los peores impactos de la emergencia climática y la pérdida de biodiversidad, la gran amenaza inminente para nuestra supervivencia», afirman desde la ONG.
Por eso, el equipo de Greenpeace ha querido demostrar con datos la importancia que tiene el medio rural en el futuro del planeta. Después de analizar el uso del suelo en más de 8.000 municipios españoles, la conclusión principal a la han llegado es que los municipios rurales contribuyen un 34% menos al cambio climático y un 40% más a la conservación de la biodiversidad que los municipios urbanos.
«El tipo de asentamiento humano, rural o urbano, determina el tipo de actividades económicas y usos que se hacen del territorio y sus ecosistemas, lo que, a su vez, afecta a la conservación de la biodiversidad y al cambio climático. Es decir, el uso que hagamos del territorio puede acelerar o solucionar la emergencia climática», argumentan los activistas.
Almansa entra dentro de lo que se consideran municipios de tipo rural, ya que tiene menos de 30 mil habitantes y su densidad poblacional es menor de 100 habitantes por km2, tal y como define «Zonas rurales», la Ley 45/2007 13 de diciembre, para el desarrollo rural sostenible.
La conclusión que se desliga del informes es que «si protegemos los ecosistemas naturales de la España rural, como bosques, pastos o humedales, estos pueden convertirse en nuestros grandes aliados como sumideros de CO2 o, por el contrario, si los descuidamos, pueden empeorar radicalmente el escenario a base de sequías y grandes incendios forestales».
¿Cómo han hecho estos cálculos?
La ONG explica que han analizado el uso del suelo a lo largo de los 505.000 km2 del territorio español. Para ello, han utilizado información pública del INE e información cartográfica del Instituto Geológico Nacional (IGN). Así, concretamente, se ha cuantificado la provisión de servicios públicos, económicos y ambientales (recursos hídricos, forestales, infraestructuras de transporte, suelo industrial, etcétera), en base a la extensión superficial que ocupan, y en función del tipo de municipio (rural o urbano).
Así, se ha cuantificado la contribución al cambio climático en función de la extensión superficial que ocupan las actividades que emiten gases de efecto invernadero (GEI), pero no en función de la emisión total de GEI.
Por ejemplo, una infraestructura de transporte, como una carretera, tiene menor extensión superficial que un campo de cultivo, pero tiene mayor volumen de emisión de GEI, por ello, en realidad, la contribución al cambio climático de las zonas urbanas con respecto a las rurales es mayor, dado que son las zonas urbanas las que albergan actividades que emiten más GEI. Por tanto, una superficie pequeña puede provocar más emisiones que una grande.