Isidoro Baides, más conocido como «El cuñao de TikTok», es un fenómeno de las redes sociales gracias a su naturalidad y su peculiar sentido del humor. Nacido en nuestra ciudad, Isidoro recorrió un camino lleno de experiencias hasta llegar donde está ahora mismo, empezando como vendedor ambulante cuando tenía 13 años hasta convertirse en una personalidad mediática querida por miles de seguidores. Su paso por programas de televisión como ¿Quién Quiere Casarse con Mi Hijo? o ¡Mira Quién Salta! le brindaron la oportunidad de conectar con el público, pero es en TikTok donde encontró su verdadero sitio y donde, actualmente, sube contenido a diario.

Hoy charlamos con él para conocer más sobre su infancia, su viaje por la televisión, su inspiración para hacer reír a la gente y su poder para conectar con el público.

¿Cómo fue ese periodo televisivo? ¿Cómo te llega?

En el 2012, vi ¿Quién quiere casarse con mi hijo?. La edición siguiente, vi el casting del programa en la página web de Cuatro y me apunté, porque me intrigaba qué había detrás de la pantalla. Al final, las personas crecemos interiormente con nuevas experiencias, y esa para mí fue una de ellas. En esa etapa me lo pasé muy bien, pero entonces tenía yo 30 años. Ahora tengo 41 y esta, llamémosle segunda popularidad, la estoy saboreando mejor por la experiencia que me ha dado el programa. Antes me preocupaba más el «qué dirán» y con esta edad, te das cuenta de que la cárcel más grande es eso, el «qué dirán».

Me ha llamado mucho la atención esta última frase. Es un mensaje muy potente sobre todo para la gente joven…

Yo pasé por ahí, y hay que tener en cuenta que, en realidad, no le importamos a nadie. Si ahora mismo el Isidoro «el cuñado de TikTok» fallece, las discotecas van a seguir abiertas el sábado que viene. O sea, que soy uno más. Nadie es imprescindible en esta vida.

¿Ha habido un cambio de mentalidad desde esa etapa hasta ahora?

Exacto, he comprendido que el día en que yo fallezca, nadie se meterá en mi cajón, y que tengo que vivir la vida como yo quiera. En 41 años que tengo, todavía no he visto un entierro y que detrás vaya un camión de mudanzas. No nos llevamos nada más que las buenas experiencias y los momentos vividos.

Hablemos de redes sociales. Tras este periodo televisivo y un parón fuera de las pantallas, ¿Cómo surge el personaje del cuñado de TikTok?

Hay veces en la vida que las mejores cosas no se buscan, sino que se encuentran. Esto del cuñado vino porque un amigo me grabó un chiste justo cuando acabamos de entrenar. Al final lo subí y desde ahí todos los comentarios eran: «cuñado», «C2 de cuñado», «masterclass de cuñadísimo»… así con todos los chistes que iba subiendo. A mí no me ofende, de hecho, abracé esa palabra, la hice mía. Mis seguidores fueron los que me apadrinaron como «el cuñao de TikTok», así que se puede decir que «el cuñao» ha sido creado por la gente.

Es una palabra que mucha gente interpreta con un significado despectivo, y tú has conseguido transformarla en algo positivo, logrando que la gente la acepte.

Sí, ahora cuando me encuentro con grupos de jóvenes, me dicen que todos tienen un «cuñado» en el grupo. Es increíble. De hecho, hay veces en las que, cuando vienen grupos de niños a saludarme, me dan ganas de llorar. He vivido situaciones muy bonitas, no te lo puedes ni imaginar.

La naturalidad hace mucho…

Eso me dice la gente, que lo que más les gusta es la naturalidad que se transmite en los vídeos. Yo lo disfruto porque me gusta hacer mucho reír a la gente y cuando haces el bien te sientes bien.

¿Hay alguna anécdota bonita que quieras compartir?

Tengo vídeos en los que han hecho conmigo lo que han querido. Me han tirado por los aires y hasta me han hecho sangre. Incluso hay equipos de fútbol que se han tirado encima de mí. Una vez, en las afueras del Bernabéu, estaba allí esperando para ver si veía a Nacho y contarle el famoso chiste de Nacho, pero al final no pudo ser. De repente, pasó un niño de 6 o 7 años que iba con otro adulto, me miró y exclamó: «¡Isidoro!». Sin preguntarme si era yo ni nada, simplemente me abrazó. Me quedé sorprendido, levanté la mirada y vi a su hermano, que tendría unos 20 años, y me dijo: «Tío, Isidoro, es que tiene devoción por ti». Es increíble esto de los niños, es una maravilla.

También el otro día me llamaron de Antena 3 para que contara la historia del cuñado de TikTok. Estuve en el programa de Sonsoles y me lo pasé muy bien, me reí mucho. Al terminar el programa, tenía previsto volver a Almansa, pero me dijeron: «Oye, Isidoro, ¿te puedes quedar otro día más? Tenemos preparada una cita con la colaboradora». Les dije que sí. Yo iba a reírme y a pasármelo bien. Al final, eso es lo único que nos llevamos.

¿Cómo ha afectado este aumento de seguidores a tu vida personal? ¿Te esperabas esta popularidad?

Lo llevo bien, porque como dicen: «Trabaja en lo que te gusta y no trabajarás nunca». Me ha sorprendido mucho, me atrevería a decir que ahora me conoce más gente que cuando estuve en la tele. La vida me ha enseñado que hay cosas en las que soy bueno y otras en las que no. En «Mira quién salta» aprendí esa lección. Todas las personas tenemos un talento, pero a menudo lo mantenemos oculto porque lo hacemos de manera cotidiana y no lo notamos. Desde esa etapa, he aprendido que lo difícil no es llegar, sino mantenerse, y ahora la vida me ha dado la oportunidad de ser un poquito conocido otra vez.

Dicen que todo en la vida pasa por algo. Y quizás todo esto te ha llegado ahora, que es cuando mejor te encuentras. ¿Lo sientes así?

Sí, en estos diez años he tenido un crecimiento personal muy importante en todos los aspectos. He aprendido que tienes que alejarte de quien apague tu sonrisa, y eso incluye a la familia, amigos y parejas. La relación más dura es contigo mismo, y el mejor estado de una persona no es estar enamorado, sino estar tranquilo. Todo esto no lo sabía antes. Antes necesitaba una pareja para ir al cine o para ir a la playa. Al final, te das cuenta de que no le importas a nadie. Tuve una relación que me enseñó lo que era el amor propio, aunque no fuera esa la intención. Aprendí mucho de esa experiencia, y gracias a lo que he vivido, soy la persona que soy hoy. También sufrí bullying cuando era pequeño, y eso te ayuda a empatizar con los demás.

Imagino que fue una experiencia dura. ¿De dónde nace entonces ese humor tuyo y esas ganas de hacer reír a los demás?

Me he dado cuenta de que muchas veces las personas que más sonríen son las que mejor conocen la oscuridad. Yo he tenido días malos, pero iba al gimnasio y reía con los demás, aunque luego llegaba a mi casa y estaba roto por dentro. No me gusta mostrar mi cara mala a nadie. Hay días en los que no te apetece levantarte de la cama ni ver a nadie. Esos días los tenemos todos, y precisamente en esos días es cuando más tienes que levantarte, porque luego algo sale bien y, al final del día, te puedes decir: «Gracias por ser un luchador». Darse las gracias a uno mismo es muy importante.

¿Cuándo te diste cuenta de que realmente eras gracioso y la gente te lo reconocía?

Soy muy extrovertido y me di cuenta en el mercadillo, cuando la gente me lo decía. Casi toda mi vida trabajé en la venta ambulante, y eso te hace abrir los ojos, tanto para bien como para mal. Ahí aprendí que, para que haya gente buena, también tiene que haber gente mala. Me han discriminado muchas veces por ser vendedor ambulante. Al final, la felicidad también son momentos tristes, momentos duros… Se necesitan días grises para darte cuenta de lo bonitos que son los demás.

¿Y cómo afrontas el hecho de que haya gente que te haya despreciado o te desprecie?

Lo afrontas porque te das cuenta de que hay más gente interesada que gente interesante. Soy una persona que, cuando habla, solo dice lo que sabe, pero cuando escucha, aprende. Aprendo mucho de todo el mundo y de todas las edades. La gente me ve hablando con jóvenes y se me quedan mirando, pero ellos me han enseñado muchas cosas sobre las redes sociales que para mí son nuevas, ya que me han pillado a pie cambiado en esta generación. Del más ignorante se puede aprender, y al más sabio le puedes enseñar algo.

¿Qué diferencia encuentras entre ese Isidoro de hace 12 años que entró a la tele y el Isidoro de ahora?

Ahora lo estoy saboreando mucho mejor. Estoy siendo muy feliz. Me muevo más y recorro toda España. Es muy importante salir de la zona de confort. No te van a buscar a tu casa, hay que salir, porque muchas veces de una cosa sale otra. Mucha gente busca la felicidad en una casa, en un coche, en los amigos, o en la pareja, y eso es un error. La felicidad está en ti, de dentro hacia afuera. Cuando eres feliz contigo mismo, puedes ser feliz en un banco comiendo pipas. Es muy satisfactorio saber y sentir que te apoyan, pero hay que seguir y aprovechar los trenes que pasan.

Respecto a tus redes sociales. ¿Te has marcado algún objetivo a corto o medio plazo?

No tengo ningún objetivo marcado como tal. El objetivo es mejorar y para eso hay que seguir trabajando, haciendo buenos vídeos y dándole a la gente buen contenido. Ahora estoy a punto de sacar una canción. La está produciendo Pablo Ruano y esperamos que salga en menos de un mes.