Esta es la segunda entrega de la serie dedicada al Centenario del Castillo como Monumento Histórico Nacional o Monumento Artístico-Arquitectónico. En esta ocasión, el historiador Alfonso Arráez se centra en las figuras de los protagonistas: aquellas personas que tuvieron la altura de miras necesaria para proteger de la desaparición al monumento más importante de Almansa.
El Ayuntamiento de Almansa
Presidido por don José Perez López, el 18 de agosto de 1911 solicitó autorización para demoler el Castillo al Gobierno Civil de Albacete, en previsión de derrumbes que provocasen daños a personas y viviendas. Seguramente había también un interés económico en extraer todo el yeso del Castillo una vez desaparecida la fortaleza.
Diez años después, el 18 de febrero de 1921, pocos días tras la declaración del Castillo como monumento, el ayuntamiento almanseño con el alcalde don Ignacio Sánchez Gandía a la cabeza, acordó mostrar eterna gratitud a don Vicente Lampérez en nombre de la ciudad.
Ramón Casas Massó
Arquitecto provincial, autor de algunos edificios emblemáticos de la capital albaceteña, como el Hospital Provincial, el Casino Primitivo o la fachada del edificio de la antigua Caja Castilla-La Mancha. Fue enviado a Almansa en 1911 por el Gobierno civil, con el fin de realizar una primera inspección del Castillo. En su informe certificó el peligro de ruina, aunque a su parecer solo era necesario derribar algunos torreones y almenas. Recomendaba prohibir el uso de dinamita en la explotación de la cantera.
Abelardo Sánchez García
Gobernador civil de Albacete. Fue impulsor del parque Abelardo Sánchez de la capital albaceteña que lleva su nombre. El 14 de septiembre de 1911, siguiendo el informe de Ramón Casas, cerró la cantera de yeso del cerro en espera de la decisión definitiva del Ministerio de Fomento.
José Ramón Mélida y Alinari
Arqueólogo, considerado el «padre de la arqueología española», director del Museo Arqueológico Nacional. Excavó en Numancia y en Mérida, donde descubrió el teatro romano. En 1918 inspeccionó el Castillo de Almansa enviado por la Real Academia de la Historia. En su informe de febrero de 1919 sugiere los intereses económicos que debía haber detrás, y recomienda paralizar el derribo de todo o parte del Castillo a la espera de la opinión de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Vicente Lampérez y Romea
Arquitecto, historiador del arte y experto en arquitectura medieval (la actual portada de la catedral de Cuenca es obra suya). A finales de 1920 inspeccionó el Castillo enviado por la Real Academia de Bellas Artes. Su informe, publicado el 31 de diciembre de 1920, es una maravilla por su exactitud y detenimiento, y sirvió de base para posteriores estudios. En él disecciona el edificio con cada una de sus partes, y aunque reconoce su pésimo estado fruto del tiempo y de la acción de los hombres, entiende que solo debían derribarse las partes en peor estado, y reforzar otras.
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