Las diferencias entre las marchas moras y las cristianas se basan fundamentalmente en el ritmo y la composición melódica. Ambos estilos musicales tienen unas características muy representativas. Basta con presenciar alguna fiesta de moros y cristianos en el sureste del país para asimilar esta diversidad musical. Los desfiles son emocionantes e intensos y el deleite visual se complementa con dos estilos de música fáciles de diferenciar al poco tiempo de conocerlos. Hay que saber que ambas marchas tienen un origen común pero que sus principales diferencias radican en el ritmo y en la composición melódica.
Origen común de las marchas moras y cristianas
Tanto la marcha mora como la marcha cristiana derivan conceptualmente del pasodoble, antes de que se crearan, ambos bandos desfilaban acompañados de este estilo musical, tan propio de España. El “pasodoble sentat” nace debido a que las marchas militares y con tono marcial ya habían acompañado por demasiado tiempo a los festejos populares y era conveniente diferenciar las fiestas con otra música más representativa. Su ritmo comprende desde las 80 negras por minuto hasta las 100 pulsaciones por minuto (ppm).
Cabe decir que el origen geográfico de las marchas moras y cristianas es Alcoy. La ciudad por excelencia de la música festera. De ella nace el “pasodoble sentat”, padre de la música de moros y cristianos. Fue en el año 1817, hace más de dos siglos, cuando la música festera comenzó a gestarse.
La marcha mora es más antigua que la cristiana. Los primeros datos apuntan a que la primera marcha mora se estrenó en 1907 de la mano de Antonio Pérez Verdú. Su nombre es “A Ben Amed” y su estructura sentó los pilares compositivos del resto de marchas creadas en los últimos 113 años.
La primera marcha cristiana se estrenó en 1958. Su compositor fue Amando Blanquer Ponsoda y la bautizó como “Aleluya”. Después de más de cincuenta años, la marcha cristiana siguen sufriendo variaciones en su estilo, siguiendo un patrón rítmico más o menos establecido. En general las mejores marchas cristianas son más intensas y épicas.
Diferencias en el ritmo de las marchas moras y cristianas
Por lo general, todos los diferentes estilos musicales se diferencian por su ritmo. Por ejemplo, el flamenco se divide en “palos” porque sus tempos son diferentes, las músicas modernas también derivan así. El reguetón es conocido jocosamente como “pan con atún” por que esta expresión simula su percusión: “bombo-caja-bombo-caja-bombo”. La música electrónica es “chunda chunda” por la misma razón y podríamos decir que el rock and roll tuvo tanto éxito debido a su ritmo sencillo cuatro por cuatro. Por no hablar del embaucador y más que reconocible “hi-hat” (charles) del “trap”.
De la misma manera, las marchas moras y cristianas tienen su principal diferencia en el ritmo que las conforma. Las marchas moras llevan un ritmo de 65 ppm, lo que le dota de una lentitud con la que se pueden crear composiciones mucho más lustrosas y embellecidas. El ritmo elevado nunca ha sido un buen aliado de la música elaborada. Gracias a este ritmo lento, en las marchas moras se pueden apreciar estribillos, versos y florituras más logradas donde los músicos pueden disfrutar más con la interpretación. Las mejores marchas moras siempre tendrán ese aire estético.
Por otra parte, las marchas cristianas siguen un ritmo mucho más rápido, de por lo menos 85 ppm. Esta cadencia hace que las marchas cristianas tengan un ritmo más militar y caminante. Todo suena más épico y triunfante en estas marchas, que invitan a seguir hacia delante con un paso marcado y firme. Una gran representación musical del espíritu que trajo la reconquista a la historia de España: nación cristiana, expulsión del invasor, llegada de la monarquía, de los señores feudales, la Tizona quebrando la cimitarra…
Diferencias en la composición melódica
La melodía de las marchas moras se basan conceptualmente en la cadencia andaluza. Es una melodía que evoca al flamenco, a esa música árabe que escuchamos en documentales o películas del medio oriente. Se da mucha importancia al viento madera y hay una gran diferencia en intensidad entre el estribillo de la marcha y los versos que los unen.
Las marchas cristianas emiten una melodía más triunfal y no tan estética. El ritmo rápido de este estilo musical provoca la ejecución de notas más cortas y marcadas, en este caos los vientos metales toman un protagonismo muy grande, ya que su sonido transmite esa sensación de marcha militar. Los estribillos suelen ser pegadizos e invitan a desfilar.
Diferencias en el desfile de moros y cristianos
He aquí la mayor de todas las diferencias entre las marchas moras y cristianas, la más evidente y la que consigue que el espectador marque una clara dicotomía entre moros y cristianos.
Las entradas moras están acompañadas de marchas moras, su paso es muy lento, por lo que se puede disfrutar más visualmente. Los vestidos son más extraños, con motivos árabes y exóticos. Los movimientos de los cabos y escuadras son livianos y sinuosos. Todo esto provoca que las entradas moras sean considerablemente más largas en el tiempo, en Almansa superan las dos horas de duración.
Los desfiles de cristianos están acompañados de las marchas cristianas. Al ser un ritmo más rápido el desfile se hace más corto, esta cadencia elevada invita a desfilar con más alegría. Los cabos pueden ejecutar movimientos más intensos y las escuadras disfrutan de un paso más jovial. Estas marchas tan intensas hacen que el espectador se mueva con los que desfilan, es una música que incluso se puede bailar. Los trajes son más pesados, luminosos y militares.
Cuando los moros y cristianos desfilan juntos, por lo normal, también van acompañados de las autoridades locales y la música que les acompaña es el pasodoble. De esta forma, los dos bandos rivales se vuelven a unir con su música de origen.