Pedro escucha cómo su padre grita «maricona» y «nenaza» a un jugador del equipo contrario mientras que sus amigos ríen. Al día siguiente, en el recreo, Juan decide ir a jugar a la comba con sus amigas en vez de al fútbol. Pedro canta «Juan es mariquita» y el resto de compañeros de clase también ríe.
Hace poco que Silvia les ha dicho a sus amigas que se siente atraída por otras mujeres. Su amiga Lucía le dice que está todo bien porque «ella es una lesbiana como dios manda, femenina, no como esas camioneras que parecen chicos».
Un señor, responsable de una organización política famosa por posicionarse en contra de los derechos humanos, aparece en un programa de entretenimiento acompañado de marionetas. Le preguntan por los derechos de las parejas homosexuales frente a la adopción y responde que es preferible que un niño tenga un padre y una madre.
Juan se retrasa en clase y sale del colegio cuando ya no hay nadie en la puerta. Dos alumnos de otro curso lo esperan fuera, lo empiezan a empujar, se ríen de él diciéndole nenaza y le golpean.
Otro señor, compañero de organización del anterior, dice en una entrevista que hemos pasado de pegar palizas a los homosexuales a que ahora esos colectivos impongan su ley. En el parlamento se discute si el colectivo LGTB está adoctrinando a niños y niñas.
Unos jóvenes suben un vídeo a YouTube en el que hablan de sus deseos de matar homosexuales.
Un juzgado de Extremadura condena a un ciudadano por denunciar a dos agresores que le apalizaron mientras le gritaban «maricón».
Hace un mes, una mandíbula rota y varios dientes menos por ser gay. Hace una semana, se denuncian agresiones homófobas en Valencia, Barcelona y Madrid.
En el Orgullo LGTB de Almansa alguien lanza algo contra la ventana de una de las furgonetas desde la que reivindicamos nuestra existencia. En la terraza de un bar, alguien nos grita «maricones». Entre las organizadoras comentamos los sucesos y le quitamos importancia, incluso nos reímos.
En A Coruña, matan a Samuel de una paliza. Al grito de «maricón de mierda».
Yo quería escribir un artículo explicando las consignas que gritábamos en el Orgullo, pero los hechos que describo se agolpan en mi mente y me sobrepasan. Entre el desasosiego, encuentro un hilo de esperanza. Me cuentan que el chico que nos gritó fue duramente reprendido por la clientela y el personal del bar en el que se encontraba. Me pregunto qué sería de la sociedad si las instituciones actuaran como lo hizo ese establecimiento; qué habría sido de la vida de Samuel, de Juan, de Silvia… si se hubiesen encontrado más personas como aquellas clientas; qué sería de nuestras vidas, las de todas las personas, si, en definitiva, nuestro lenguaje no contemplara la posibilidad de utilizar la feminidad como un rasgo insultante.
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Almansa Entiende organiza hoy 6 de julio a las 20:00 horas en la Plaza Santa María una concentración en repulsa por el asesinato LGTBIfóbico de Samuel y contra la escalada de violencia contra el colectivo.
Un comentario
El nazismo y fascismo ha entrado las instituciones, una aberración que esta dando voz a terroristas en una democracia, algo impensable en democracias sanas como la alemana.
Mientras vox nos señala con sus cómplices del PP, sus matones a los que alientan nos matan.
#terrorismo