Las mujeres toman las calles cada 8 de marzo, pero todavía les falta estampar su nombre sobre ellas. El callejero almanseño es un territorio predominantemente masculino. Comprende más de 200 denominaciones de diverso tipo: lugares o topónimos, 128 personajes célebres y algunas profesiones. De estas 128 referencias personales sólo 23, es decir, un 18%, corresponden a nombres de mujeres; el 82% restante son referencias masculinas.
No se han añadido nuevos nombres de mujeres en más de un lustro. Es más: la proporción apenas ha variado desde que, en 2009, la Imprenta Municipal editase un pequeño estudio llamado La mujer en el callejero almanseño. Ya entonces, el historiador Jesús Gómez Cortés advirtió «un llamativo y notable déficit que muestra, una vez más, ese llamado “techo de cristal” que todavía limita la equiparación entre personas de distinto sexo».
¿Por qué hay tan pocas mujeres en el callejero almanseño?
«Es obvio que la mujer ha sido la gran marginada de la Historia, y no es hasta el pasado siglo XX cuando comenzó a ganar protagonismo, pero, ¿cuántos nombres de mujeres se recuerdan como figuras que encarnen valores universales?», se preguntan los autores y autoras del estudio. Este «déficit ha de subsanarse con acciones concretas», consideran. Y añaden: «El nombre de nuestras calles y plazas debe contribuir a sensibilizar a la ciudadanía almanseña sobre algunos rasgos que interesa conocer».
Los nombres de un callejero hablan de la cultura de una ciudad. «El callejero es parte de nuestro patrimonio pasado, presente y futuro. En él se manifiestan las señas de identidad de una población dominada durante siglos por una religiosidad de la que queda constancia en multitud de calles y plazas», ejemplifica. Y así, las calles San José, San Cristóbal, San Fabián, San Pascual o la plaza de San Agustín son ejemplos de ello.
En el siglo XIX la Historia se puso de moda y los nombres de reyes y políticos impregnaron nuestro callejero [Avenida Juan Carlos I, Carlos III o Juan XXIII]; la II República supuso la erradicación de aquello cuanto recordase a religión o monarquía y la dictadura del general Franco homenajeó a las principales figuras del bando ganador de la Guerra Civil.
«Con la llegada de los ayuntamientos democráticos en 1979, se cambiaron los nombres de las calles que evocaban tan reciente y luctuoso pasado y, en su lugar, comenzó la escalada de nombres de literatos y personajes relacionados con la cultura o la educación», exponen. Y así, la calle General Queipo de Llanos pasó a llamarse Manuel de Falla; la del general Orgaz, Juan Ramón Jiménez y la del general García Valiño, Pablo Picasso.
¿Dónde están las mujeres almanseñas?
Ahora bien, ¿dónde están las mujeres en nuestro callejero? ¿Y las maestras, escultoras, médicas o zapateras? Y, por extensión, ¿dónde están las mujeres almanseñas? De los 23 nombres femeninos, sólo 2 son mujeres almanseñas: Escritora Alicia Giménez Bartlett y Maestra Hortensia Martínez. Hombres hay muchos más: José Hernández de la Asunción, Herminio Almendros, José Pérez y Ruiz de Alarcón, Niceto Cuenca, Pascual María Cuenca, Escultor José Luis Sánchez, Maestro Justo Mas, Pedro Lamata, etc.
Además, de esos 23 nombres femeninos, algunos pertenecen a vírgenes, santas desconocidas y nombres anónimos (Calle Virgen de Belén, Santa Lucía o Santa María). Solo 15 calles tienen nombre y apellido, entre ellas: Concepción Arenal, Cecilia Böhl de Faber, Clara Campoamor, María Zambrano, Rosa Chacel, Emilia Pardo Bazán, Rosalía de Castro, Rosa Luxemburgo, Gabriela Mistral, Juana María Condesa o Carmen Morell. En febrero de este año, las Juventudes del Partido Socialista de Almansa, lideradas por Belén Tercero, les dedicaban un vídeo homenajeando su labor.
El futuro de las mujeres en el callejero almanseño
«En este país, las mujeres han estado especialmente oprimidas durante los cuarenta años que duró el nacionalcatolicismo. En ese régimen, se les reservó la función exclusiva de esposas y madres, sin nombre para la posteridad, sin rastro en nuestro callejero…», concluye Gómez Cortés. Y prosigue: «Han sido la cara oculta de nuestra sociedad, marginadas y maltratadas por la Historia. Esta asignatura pendiente de nuestra sociedad debe ser aprobada y, para ello, debemos estar muy concienciados y vigilantes. Nuestra sociedad debe seguir avanzando a favor de la igualdad, porque sólo desde la igualdad se opta a la verdadera libertad».