En medio de una necesidad cada vez más creciente, el Comedor Social «Esperanza y Vida» de Almansa se mantiene firme, ofreciendo el único plato de comida caliente diario para cerca de 85 usuarios diarios. Liderado por Pascuali López, quien lleva casi una década al frente de la organización, el comedor clama por más ayuda institucional y la colaboración constante de la ciudadanía para seguir sosteniendo una labor que, para muchos, es la diferencia entre el hambre y la dignidad.
El comedor, que abrió sus puertas hace unos 13 años, tiene como fin primordial asegurar que los usuarios coman por lo menos un plato de caliente al día. Como bien explica Pascuali a La Tinta de Almansa: «Aunque comida fría se puede conseguir en otros lugares, las raciones recién hechas es nuestra especialidad»… y además es ofrecida con cariño, con convicción.
Encarna, el corazón de la cocina, desde las siete de la mañana
El engranaje del «Esperanza y Vida» se pone en marcha cada día a las 7:00 de la mañana, cuando Encarna, la encargada de la cocina, se presenta para preparar los menús. Encarna, quien guisa estupendamente, y parte de su familia, trabajan como popularmente se conoce «por amor al arte», aunque mejor dicho: por amor al prójimo. A Encarna no hay que pedirle las sonrisas, ella las saca a relucir con la misma facilidad que hace un gran y delicioso puchero de potaje. Esa alegría desbordante, mezclada con la voluntad del trabajo altruista, se levanta como un lucero en la oscuridad, como una flor en el asfalto.
Debido a que el local no permite que los 85 usuarios diarios coman dentro (lo que requeriría dos o tres turnos, haciendo que el último fuese una merienda), la comida se entrega para llevar en recipientes tipo tupper. Se ofrecen menús variados, desde lentejas y potaje hasta paellas, pescado en salsa y guisos. Siempre con la intención de que sean recetas nutritivas, que garanticen sustento vitamínico a las familias, en especial a los más peques de la casa.
Y es que el comedor pone especial cuidado en la alimentación de los más jóvenes, entregando no solo recetas de cuchara, sino también batidos, Petit Suisse, leche especial, Cola Cao o galletas. Además, para garantizar que los usuarios tengan qué comer durante los fines de semana, se les proporcionan ingredientes en seco como macarrones, caldo en polvo, fideos y patatas, para que puedan preparar una sopa u otra comida en casa.
El acceso a este servicio fundamental se gestiona a través de Servicios Sociales, que deriva a los usuarios tras evaluar su situación, otorgándoles plazos de ayuda de uno, dos o tres meses. Incluso cuando un usuario encuentra trabajo, el comedor les sigue ayudando el primer mes, hasta que reciben su primera nómina.
Un presupuesto muy ajustado para una labor tan necesaria
A pesar del esfuerzo titánico de los voluntarios, el Comedor Social de Almansa aún no cuenta con el apoyo institucional suficiente como para garantizar su labor anualmente. Existen serias dificultades de cubrir los gastos básicos. Aunque el Ayuntamiento les cede el local (que es de la Junta de CLM) y no les cobra la luz, el comedor debe hacer frente a costos fijos muy altos. Entre ellos se encuentran impuestos de los que puede que deberían estar exentos como la basura, gastos que a lo mejor el ayuntamiento también podría condonar si no fueran gestionados por una empresa privada como el agua, y especialmente recursos indispensables como el butano, que gastan en grandes cantidades.
La subvención que reciben es muy ajustada. En 2024 recibieron 4.000 euros, el Ayuntamiento no ha subido la cuantía para el 2025, este montante solo puede satisfacer las necesidades de compra y gastos generales durante unos cuatro meses. Sí, el comedor social tiene más subvención que otras asociaciones, pero muy pocas alcanzan los 85 usuarios diarios, incluso se llegó a atender a unas 150 personas al día en fechas pasadas.
El único sueldo que soporta la organización es el de Paco, quien lleva la contabilidad a media jornada. Las pequeñas compras esenciales, como los tuppers, las bolsas de basura y el líquido lavavajillas, son gastos constantes que requieren financiación externa.
La comida en sí proviene mayormente del Banco de Alimentos, complementada con cesiones diarias de productos de los supermercados locales, que donan sus excedentes. (Están obligados por la ley de Desperdicio Alimentario del 2025).
Todos podemos apoyar para que el guiso no se enfríe
Pascuali López recuerda a la población que el espíritu de la Navidad es «todo el año», pues se trata de «compartir y dar». Si bien agradecen enormemente la ayuda, necesitan que la solidaridad no se detenga.
El «Esperanza y Vida» hace un llamamiento a la sociedad de Almansa para ayudar de tres maneras principales:
- Donaciones de Alimentos Específicos: A menudo necesitan leche, batidos y envases (tuppers).
- Donaciones Monetarias: Se pueden realizar donativos directamente en la cuenta bancaria del comedor en La Caixa ES53 2100 1589 5302 0012 7031.
- Grandes Donativos: Se acepta con gratitud cualquier donativo de industrias o empresas, especialmente en estas fechas.

«Que no se olviden de que estamos aquí y que nuestra labor es muy importante, porque por lo menos que tengan ese cariño de comida caliente que les hace tanta falta», concluye Pascuali, reiterando que la gratitud es siempre lo primero.

La labor del comedor social de Almansa es como una caldera comunitaria en pleno invierno: Produce el calor físico de un plato de comida, pero además irradia el calor humano y el cariño que tanto necesita la familia vulnerable. Eso sí, como toda caldera, necesita butano, agua, y apoyo constante para no apagarse.















